El cambio climático suele asociarse a una subida global de las temperaturas provocada por la emisión de gases de efecto invernadero. Este fenómeno, aunque parezca contradictorio, podría suponer que amplias zonas del planeta quedaran cubiertas por el hielo. Mientras algunos expertos subrayan que no hay datos concluyentes al respecto, otros alertan de que esta “edad de hielo” podría ocurrir dentro de pocos años. En cualquier caso, los científicos también recuerdan que las glaciaciones son fenómenos naturales que han contribuido a la evolución del ser humano.
La Tierra no siempre ha registrado la misma temperatura a la que estamos acostumbrados; los cambios climáticos han sido frecuentes a lo largo de su historia, y las «edades de hielo» se han sucedido inexorablemente, de forma natural. Las glaciaciones atraviesan periodos relativamente cálidos, al producirse oscilaciones de temperaturas de unos pocos grados centígrados, suficientes para que los glaciares avancen o retrocedan miles de kilómetros. De hecho, el planeta se encuentra en la actualidad en un periodo interglacial cálido, dentro de la glaciación del denominado periodo Cuaternario. Los científicos saben, por las muestras de hielo recogidas en la Antártida, que el actual clima cálido es un pequeño oasis en el desierto de las frías glaciaciones. El Proyecto Europeo para la Extracción de Núcleos de Hielo en la Antártida (EPICA en sus siglas inglesas) muestra que, de los últimos 430.000 años, solamente entre un 5% y un 10% ha sido tan cálido como en la actualidad, y que en los últimos 800.000 años, los periodos cálidos interglaciales han durado una media de 6.000 años, con la excepción del actual, que comenzó hace 12.000 años, y de uno que alcanzó 28.000 años hace más de 450.000.
No existe consenso científico sobre el comienzo de una nueva glaciación¿Cuándo llegará la próxima glaciación? A día de hoy los científicos no disponen de los conocimientos suficientes como para predecir el momento preciso. Según los investigadores del proyecto EPICA, la próxima edad de hielo tardará miles de años en aparecer, si los cambios climáticos producidos por el ser humano no afectan el ritmo natural. Sin embargo, algunos modelos climáticos predicen que la acción del ser humano sobre la naturaleza podría traer una inminente «mini edad de hielo». El deshielo del Ártico, como consecuencia del calentamiento global, podría paralizar la corriente oceánica del Golfo, que proporciona a Europa occidental y a la región este de Norteamérica su confortable clima. De esta forma, los veranos se volverían muy cálidos, extendiéndose hasta el otoño, mientras que los inviernos se harían muy intensos, prolongándose hasta la primavera. Finalmente, el clima en dichas regiones pasaría a ser ártico, lo que supondría una gravísima catástrofe natural para sus habitantes. Precisamente, el pasado año saltó una pequeña señal de alarma con un estudio que indicaba una reducción del 30% en las corrientes cálidas de la circulación oceánica en el Atlántico Norte. Se cree que el frenado en la circulación atlántica pudo provocar desde el año 1300 hasta aproximadamente el 1850 (aunque con algún intervalo) temperaturas lo suficientemente bajas como para congelar el río Támesis en Londres.
Por otra parte, las glaciaciones han sido determinantes en numerosos aspectos, tanto para los seres humanos como para la naturaleza; afectan al nivel del mar, que puede subir o bajar varias decenas de metros, y a los caudales de los ríos, así como a la distribución de las lluvias y al clima en general. Estos cambios han supuesto la desaparición de aquellas especies que no han sido capaces de adaptarse a la nueva situación. Por ejemplo, los estudios en fósiles confirman la teoría de que los dinosaurios desaparecieron debido a una glaciación que duró miles de años, tras el impacto de un enorme meteorito. Por su parte, los últimos dos millones de años aproximadamente han supuesto la lucha de la especie humana por adaptarse a los sucesivos ciclos glaciares, mediante el desarrollo del bipedismo, la inteligencia, las migraciones humanas a escala mundial o la civilización.
La comunidad científica ofrece diversas hipótesis sobre las causas que provocan el inicio o el final de una edad de hielo:
Variaciones astronómicas: Las estaciones del año son más acusadas cuanto más se inclina el eje de la Tierra. En el denominado ciclo Milankovic, en honor del científico serbio que lo descubrió, el eje terrestre oscila de los 21° a los 24,5° cada 41.000 años. Además, la órbita terrestre alrededor del sol se alarga y se acorta cada 100.000 años, por lo que la superficie terrestre estaría más lejos y en consecuencia, los rayos solares no tendrían la fuerza necesaria para calentarla.
Catástrofes naturales, como la explosión de volcanes a gran escala o la caída de meteoritos de gran tamaño. Al provocar la emisión de grandes cantidades de polvo a la atmósfera se impide la llegada de los rayos solares a la superficie, lo que se traduce en el enfriamiento de la corteza.
La geodinámica terrestre: El movimiento de las placas tectónicas desplaza a los continentes a lo largo de miles de años. Si las placas continentales se concentran en latitudes altas, cercanas a los polos, las temperaturas bajan, ya que impiden que las aguas tropicales calienten el clima polar. Asimismo, el choque entre continentes también aumenta la actividad volcánica.