Hace 30 años, se necesitaba un 20% más de energía para crear los mismos bienes que en la actualidad. Esta reducción se ha conseguido mediante la eficiencia energética, o lo que es lo mismo: consumir menos para producir lo mismo.
La generación de energía emite el 90% de la contaminación atmosféricaLa generación de energía emite el 90% de la contaminación atmosférica, por lo que aprovecharla de la manera más eficiente posible supone un gran alivio para el medio ambiente. Por otra parte, el consumo mayoritario de fuentes de energías no renovables, como el petróleo, cada vez más caro y escaso, hacen de la eficiencia energética una necesidad económica, al evitar posibles problemas de abastecimiento y reducir la dependencia de las importaciones.
Por ello, la Unión Europea (UE) ha desarrollado una legislación específica sobre eficiencia energética, que incluye normas relativas al consumo de los edificios, la generación combinada de calor y electricidad, el diseño ecológico o las emisiones de CO2. Según los cálculos de la Comisión Europea, aplicando esta normativa el consumo actual de energía de la UE se podría reducir en un 20%, lo que ahorraría unos 60.000 millones de euros anuales.
El mayor consumo energético se produce en los edificios, con un 41% del total; le sigue el transporte, que ocupa un 31%; y en la industria, responsable del 28% del consumo final. La Directiva 2002/91 obliga desde el 1 de enero a los estados miembros al establecimiento de requisitos mínimos de eficiencia energética en los edificios y a su certificación energética. Entre estas medidas destacan las inspecciones periódicas en calderas e instalaciones de aire acondicionado para comprobar tanto su eficiencia como sus emisiones contaminantes.
Por su parte, el Plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética en España 2005-2007 contempla medidas para rehabilitar el aislamiento térmico de los edificios. Estos materiales reducen las pérdidas de calor en invierno y evitan que penetre en verano, disminuyendo el consumo de calefacción o aire acondicionado.
En el caso del transporte, los hábitos de conducción, como la velocidad moderada sin aceleraciones bruscas, o el uso de medios de locomoción públicos, ahorran significativamente el gasto en combustible. Un informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) destaca que en los últimos veinte años se han conseguido automóviles más eficientes, pero también subraya el aumento de los modelos potentes y pesados, que reducen estos buenos resultados. En cuanto a la actividad industrial, son varias las acciones que se pueden llevar a cabo. Además de optimizar el uso de la maquinaria y las instalaciones, el reciclaje de las materias primas es una de las maneras más eficaces de disminuir el gasto, puesto que el 75% de la energía consumida por la industria se usa para extraer y elaborar dichas materias. Los sistemas de cogeneración producen y aprovechan conjuntamente electricidad y calor, de manera que se obtiene un gran ahorro energético. Se trata además de un procedimiento más ecológico, ya que se liberan menos gases contaminantes que en las centrales eléctricas normales. Asimismo, el aumento del consumo de energías renovables también ayuda a reducir la contaminación y la dependencia del petróleo.
Los consumidores pueden contribuir a frenar el consumo energético mediante el uso racional de la calefacción y los electrodomésticos del hogar. Y también desde el mismo momento de compra, al elegir productos con etiquetas de eficiencia energética lo más cercanas posible a la letra A.
Por su parte, el 20% del consumo eléctrico del hogar se destina a la iluminación, lo que representa el 4% del consumo nacional de energía eléctrica y la emisión anual de casi media tonelada de CO2. Una manera eficiente de reducir la factura de la luz consiste en la utilización de bombillas de bajo consumo, más caras que las convencionales pero que acaban siendo amortizadas en lugares donde se utilicen frecuentemente.