El enfriamiento evaporativo es un proceso natural que utiliza como refrigerante el agua para la transmisión del calor excedente a la atmósfera. El ahorro energético, el respeto hacia el medio ambiente, la seguridad y una buena relación entre la inversión y su rendimiento han generalizado su utilización en los últimos años. Se calcula que en Europa más de 500.000 instalaciones cuentan con este sistema.
Imagen: Justin Henry
En este sentido, se trata de un proceso esencial en industrias tan diversas como la alimenticia, automovilística, siderometalúrgica, electrónica, etc., y constituye la base de multitud de instalaciones frigoríficas industriales, comerciales y de hostelería, así como de sistemas de aire acondicionado y calefacción (bomba de calor).
Por ello, la Asociación Nacional de Empresas de Frío y Climatización (ANEFRYC) califica como injustificada la alarma social generada en torno a las torres de enfriamiento y condensadores evaporativos, basadas en este principio, a las que se ha identificado como causantes de diversos brotes de legionelosis.
Sustituir las torres y condensadores evaporativos en España requeriría una potencia eléctrica adicional similar a la producida por tres centrales nuclearesSegún los responsables de ANERFYC, esta polémica estaría aumentando la utilización de otros equipos con mayores desventajas, como los dispositivos de condensación mediante enfriamiento por aire. El medio ambiente sale así malparado, explican, puesto que estos sistemas alternativos requieren un mayor consumo de recursos naturales, como el petróleo, gas natural, agua; y aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la contaminación acústica.
En este sentido,los defensores de la refrigeración evaporativa recuerdan sus ventajas ecológicas y económicas:
- Ahorro de energía, debido a las temperaturas más bajas de enfriamiento del agua; a que requiere un caudal de aire hasta cuatro veces menor que el de un proceso de enfriamiento por aire; y a que se producen menos pérdidas energéticas en el transporte desde la central generadora hasta el punto de consumo. ANERFYC ha estimado que sustituir las torres y condensadores evaporativos de las instalaciones de refrigeración y de aire acondicionado en España requeriría 2.839 MW adicionales de potencia eléctrica (similar a la producida por tres centrales nucleares).
- Menos emisiones de GEI: El menor consumo energético y las menores pérdidas de energía en el transporte de dicha energía suponen menos emisiones de CO2. Asimismo, estos sistemas conllevan menos riesgos de fugas de refrigerantes fluorados de efecto invernadero (HCFC y HFC).
- Inversión más reducida: Para producir el mismo efecto frigorífico se requieren componentes menos caros; además, estos equipos son de 4 a 5 veces menos voluminosos y pesados que los condensadores por aire. Asimismo, se ha conseguido ampliar su vida útil gracias a la utilización de materiales resistentes a la corrosión.
- Menos consumo de agua: Hasta un 55% menos de agua que una instalación de condensación.
- Menos impacto acústico, gracias al uso de ventiladores más silenciosos y amortiguadores de ruido, y a que requieren menos aire que los equipos de condensación.
- Seguridad frente a la legionella: La actual legislación obliga a un mantenimiento mecánico y sanitario que evita el desarrollo de la bacteria «legionella pneumophila». En cualquier caso, para que estos equipos alberguen un foco de legionelosis se debe producir una cadena de acontecimientos «muy improbable», según los técnicos de la ANERFYC.
Por todo ello, la refrigeración por agua constituye un mercado en auge. En Europa hay más de 50 plantas de fabricación que dan empleo a 7.000 personas y facturan 500 millones de euros al año.
Si bien el sistema se utiliza industrialmente desde hace un siglo, sus fundamentos ya eran empleados por los romanos o los árabes en sus palacios. Asimismo, el mercado cuenta con una gran variedad de equipos de enfriamiento evaporativo para su instalación en viviendas particulares, especialmente en casas de nueva construcción o viviendas unifamiliares que permitan su ubicación en el techo. Se calcula que la inversión inicial es de unos 18 euros por metro cuadrado, aunque se consigue amortizar gracias al ahorro que produce.
Gracias a la utilización de estos aparatos, también conocidos como enfriadores bioclimáticos, se logra una climatización más ecológica – similar a la producida por la brisa marina – que evita el uso de GEI y consume muy poca energía.