El butanol podría ser el combustible del futuro. Así lo considera la petrolera BP, que se ha unido a la química DuPont para producir y comercializar este alcohol, parecido al etanol, a gran escala. Aunque en la actualidad es más caro que la gasolina normal, sus responsables esperan volverlo rentable a partir de 2010.
Imagen: futureatlas.comEl creciente uso de los biocombustibles está llevando a las grandes empresas del sector a utilizar todas las posibilidades a su alcance. Una de ellas es el butanol, un alcohol similar al etanol (producido a partir del maíz y por el que se apuesta en Estados Unidos) salvo que contiene dos átomos más de carbono. Algunos expertos lo denominan «biobutanol», para remarcar su origen vegetal, puesto que el butanol puede producirse también a partir de combustibles fósiles, con las mismas propiedades químicas.
Los expertos de BP y DuPont destacan sus ventajas con respecto al etanol:
- Alcanza el 95% de energía que el mismo volumen de gasolina, mientras que el etanol no pasa del 75%.
- Se puede mezclar con la gasolina convencional, sin tener que hacer adaptaciones en los coches, en una proporción mayor que el etanol.
- Tolera mejor la contaminación por agua y es menos corrosivo que el etanol, por lo que se puede mezclar directamente con la gasolina en la refinería y enviarlo por las mismas infraestructuras petroleras de transporte, algo que no es posible con el etanol.
Por ello, los expertos de ambas multinacionales llevan trabajando desde 2003 en un sistema que les permita producir butanol de manera competitiva. En 2006 informaron de que por el momento elaborarán este combustible en el Reino Unido, en concreto en una fábrica de la Asociación de Alimentos Británicos que estaba siendo construida para producir etanol a partir de azúcar, y han estimado que durante 2007 serán capaces de generar para su comercialización 35 millones de litros de butanol.
Se puede mezclar con la gasolina convencional, sin tener que hacer adaptaciones en los coches, en una proporción mayor que el etanolEn cualquier caso, ambas multinacionales reconocen que este nuevo biocombustible será más caro que la gasolina convencional por lo menos hasta 2010. A partir de esa fecha, esperan conseguir mejorar el rendimiento de los cultivos, a partir de productos como la caña de azúcar o la remolacha, así como el proceso de conversión de esta biomasa en alcohol.
Sin embargo, desde el Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL en sus siglas inglesas), dependiente del gobierno estadounidense, se muestran más cautos en las fechas, al considerar que, si bien el potencial es real, será necesario un avance tecnológico de peso que permita hacer económico el butanol, por lo que resulta complicado estimar fechas.
Inconvenientes del butanol
Además de su actual falta de competitividad, el butanol tiene que hacer frente a una serie de inconvenientes, muy similares a los que padece el etanol. Uno de ellos, motivo de crítica a los biocombustibles en general en los últimos meses, es que se basan en cultivos «alimentarios» como el maíz o los cereales. Sus detractores afirman que la fórmula «alimento por combustible» no es ni factible ni ética, puesto que para sustituir a los combustibles fósiles no hay superficie suficiente en el mundo, además de poner en peligro el sustento de millones de personas. En este sentido, el Consejero de BP Oil, Luis Javier Navarro, afirmaba recientemente que sería un error que la industria energética compitiera con la alimentaria, y se mostraba partidario de recurrir a los desechos para elaborar nuevos combustibles.
Por ello, el desarrollo tecnológico parece también crucial en esta cuestión. Según Reese Tisdale, del Instituto de Investigación de Energías Emergentes, con sede en Cambridge, Massachussets, la solución consiste en lograr, de manera económica, una enzima (una proteína compleja que produce un cambio químico específico en otras sustancias) que sea capaz de fermentar cualquier tipo de materia vegetal, no destinado a alimentación, para su posterior transformación en biocombustible. Mientras tanto, otros expertos sugieren la utilización del sorgo granífero, lo que permitiría destinar el maíz a fines alimenticios únicamente.
Asimismo, el butanol, al igual que el etanol, tiene que aumentar aún más su eficiencia para poder competir de igual a igual con los combustibles fósiles, y superar los problemas de compatibilidad que puede presentar en los sistemas de combustión actuales.
Imagen: Dan NevillAntes de la Primera Guerra Mundial, diversos investigadores trabajaron en sistemas basados en microbios que permitieran una aplicación industrial. Uno de ellos fue el químico y primer presidente del Estado de Israel Chaim Weizmann, que utilizó en 1916 la bacteria Clostridium acetobutylicum para producir acetona (utilizada en explosivos), butanol y etanol, sistema que paso a denominarse Fermentación Acetobutílica (ABE).
Este proceso fue utilizado en numerosos países hasta que en los años 50 fueron sustituidos por los sistemas basados en el petróleo. Sin embargo, a partir de la crisis de 1973, los procesos de fermentación volvieron a recobrar el interés, produciéndose de esta forma diversos avances.