España quiere subirse a la ola de la tecnología undimotriz. Diversos prototipos han comenzado ya a probarse en distintas zonas del país, con el objetivo de que en unos años la fuerza del oleaje sea una energía renovable más. En otros lugares del mundo, como Portugal, Noruega o Escocia, se lo están tomando en serio y ya cuentan con diversas instalaciones. No obstante, todavía se trata de una tecnología que necesita un mayor desarrollo para ser competitiva.
Imagen: Tomás Jorquera Sepúlveda
Hace unos días, Santoña (Cantabria) y Pasajes (Guipúzcoa) eran testigos de la ubicación de sendos prototipos de tecnología undimotriz. Se trata de una boya, situada frente a la costa, que aprovecha el movimiento vertical producido por el oleaje para generar energía. La boya cuenta con una bomba hidráulica que traslada la energía mecánica obtenida a un alternador, cuya corriente puede ser luego trasmitida a tierra mediante un cable submarino.
La boya ubicada frente a la costa cántabra es capaz de generar una potencia de 40 kilovatios (KW), si bien la idea es probar su funcionamiento para poderle añadir más adelante otras nueve. De esta manera, se podría disponer de una planta con capacidad de 1.400 KW anuales, la electricidad equivalente al consumo doméstico de unos 2.500 hogares.
Por su parte, el prototipo de Pasajes está realizado a escala 1:4 para estudiar durante varios meses su rendimiento y posibles impactos en el entorno. Si los resultados son positivos, sus promotores pretenden instalar un dispositivo a tamaño real con una potencia de 500 KW. La instalación forma parte del proyecto Oceantec, que cuenta con un presupuesto de cuatro millones y medio de euros.
En Galicia prueban otro tipo de tecnología, conocida como «Pelamis». El nombre, que significa serpiente marina, hace honor a su aspecto. El sistema consiste en una serie de cilindros articulados y parcialmente sumergidos. La ola induce un movimiento relativo entre los cilindros, lo que activa un sistema hidráulico, y posteriormente, un generador eléctrico. Esta estructura prioriza la resistencia sobre la eficiencia en la conversión energética, ya que está pensada para zonas con condiciones marinas muy adversas. Se estima que 30 de estos sistemas podrían cubrir las necesidades energéticas de unos 20.000 hogares europeos.
Las plantas undimotrices en España podrían generar para 2020 hasta 100 MWEn el nuevo dique del puerto de Mutriku, también en Guipúzcoa, pondrán en marcha a mediados del año que viene una «columna de agua oscilante». Este dispositivo, que cuesta 6,1 millones de euros, es una especie de chimenea ubicada en el lecho marino. Las olas entran por una apertura, y cuando el nivel del agua sube y baja, el aire es forzado a pasar por una turbina que gira e impulsa un generador.
Y en el puerto de Granadilla (Tenerife) también se tiene previsto poner a prueba una planta de energía undimotriz. El proyecto cuenta con un presupuesto de 400.000 euros, financiado principalmente por la Unión Europea y el Cabildo tinerfeño.
En definitiva, el objetivo de sus promotores es probar qué sistema es el mejor para empezar a sacarle partido. De hecho, el Plan de Energías Renovables 2011-2020 incluirá la energía de las olas con las demás renovables. Así, afirman los expertos, con un desarrollo tecnológico y un apoyo institucional adecuados, para 2020, fecha en la que el 20% de la energía en España deberá ser renovable, las plantas undimotrices podrían generar hasta 100 MW.
Tecnología undimotriz en el mundo
Imagen: Wikipedia
El objetivo de lograr una tecnología capaz de extraer energía del oleaje no es nuevo. Las primeras patentes fueron registradas en París, en tiempos de la Revolución Francesa, por un padre e hijo de apellido Girard. Sin embargo, el verdadero desarrollo de esta tecnología no comienza hasta el último cuarto del siglo XX.
En este sentido, los expertos enumeran hasta 81 prototipos diferentes, algunos de los cuales ya se utilizan en distintas partes del mundo. Sin ir más lejos, Portugal es uno de los países que quiere tomar la delantera: el mes pasado, frente a la localidad norteña de Póvoa de Varzim, se inauguraba un parque undimotriz, denominado Okeanós, que ya surte su electricidad a la red. En este caso se utilizan tres máquinas Pelamis con capacidad de 2,25 MW. También cuenta con una planta experimental que utiliza una columna de agua oscilante en la isla de Pico, en las Azores.
En cualquier caso, se considera a Noruega y Escocia pioneras de la tecnología undimotriz. El país escandinavo instaló en 1985 una planta en la costa cercana a Bergen, en el que se combinaba una columna de agua oscilante con un sistema propio, denominado «canal rematado en punta». Por su parte, Escocia lleva también años experimentado con estos sistemas en la isla de Islay, e incluso aportando nuevos, como el denominado «Pato de Salter». Se trata de una especie de conos que al oscilar con las olas impulsan un generador. Asimismo, países como Estados Unidos, Australia. India, China, Suecia o Japón también están probando distintos sistemas.
El potencial de la energía de las olas, según la UNESCO, es de unos 4.000 gigavatios (GV), si bien todavía no se sabe la cantidad que se puede aprovechar y suministrar a un precio económico. En este sentido, las instalaciones undimotrices requieren una alta inversión y un mayor desarrollo tecnológico. Sus responsables deben mejorar en varias cuestiones, como su eficiencia al aprovechar el movimiento no lineal y esquivo de las olas, o su resistencia al embate de las mismas, y todo ello con un coste asumible.
Por ello, este tipo de instalaciones todavía no es competitivo. Por ejemplo, la planta recién inaugurada en Portugal es “comercial” gracias a las ayudas institucionales: cada kilovatio hora (kWh) producido será pagado a 26 céntimos de euro, mientras que el kWh “convencional” se está pagando por debajo de los 9 céntimos.
Las posibilidades de contar con una energía limpia más no se pueden desdeñar. La tecnología undimotriz presenta incluso más ventajas que otras renovables: se trata de una energía constante y predecible, ya que siempre hay olas, y su impacto en el entorno también es menor.