El consumo energético de la iluminación pública en España es casi el doble del valor que el Ministerio de Industria estimaba hasta ahora. Es una de las principales conclusiones de un estudio realizado por investigadores del departamento de Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid. Uno de sus responsables, Alejandro Sánchez (Madrid, 1979) ofrece datos elocuentes sobre el despilfarro energético del alumbrado público y su contaminación lumínica: en España se utilizan 116 kilovatios/hora (Kwh) por habitante mientras que en Alemania, con casi el doble de población, se consumen 48 Kwh. Sánchez, miembro de la Asociación contra la Contaminación Lumínica “Cel Fosc”, asegura que con medidas sencillas se podría ahorrar mucha energía y reducir su impacto económico y medioambiental.
“No se ha sabido cuánta energía en alumbrado público se ha consumido en España”Enviamos nuestro trabajo al Ministerio. No nos respondieron, pero hemos visto que la última revisión coincide con nuestros datos. El Ministerio presenta para 2007 un gasto de 5,2 teravatios por hora (Twh), frente a los 2,8 Twh declarados en 2006. Es un 40% más de lo que se estimaba hasta ahora. Alemania, con cerca del doble de población, consume 4,1 Twh al año.
Nuestro estudio ha puesto de manifiesto que hay algún error en el cómputo de años anteriores. En un año, el porcentaje de crecimiento sería de un 86%; no puede ser posible. Traducido a euros, supondría un gasto superior a 200 millones más.
“Ninguna provincia española cumple el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética”Por lo menos desde 1986. No se ha sabido cuánta energía en alumbrado público se ha consumido. En el Ministerio tenían que saberlo, pero hasta ahora no se ha hecho nada para corregirlo.
No lo sabemos, porque no hacen públicos los criterios que utilizan. El problema es que si se definen objetivos de consumo energético basados en datos erróneos, no se alcanzarán jamás. El estudio demuestra que ninguna provincia española cumple el Plan de Acción 2008-2012 de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética en España. Y son unos datos que se mandan a la Unión Europea (UE). Cuando se envíen las cifras corregidas, seguro que no les parecerán bien.
“Holanda utiliza menos de la mitad de potencia en sus farolas que España”La gente que se dedica a Astronomía siempre ha tenido la impresión de que la contaminación lumínica en España era superior a otros países, pero no había datos que lo demostraran de forma científica. Para nuestro estudio hemos utilizado varias herramientas. Hemos medido, mediante imágenes de satélite, la cantidad de luz que se detecta desde el espacio. Hemos utilizado datos de una empresa que trabajó para la UE y del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Hemos descubierto que la potencia de las farolas instaladas en España es la más alta de toda la UE. Holanda utiliza menos de la mitad de potencia. Hemos estudiado el consumo en varias comunidades autónomas y han salido datos curiosos: en Madrid la capital consumía más que toda la Comunidad, en Cataluña había subidas y bajadas muy raras, toda la provincia de Murcia tenía menos farolas que la ciudad de Melilla, etc. Hemos utilizado datos del Instituto Nacional de Estadística hasta el año 1936, porque las estadísticas de Industria sólo llegan hasta 1956.
Antes se facturaba por estimación, pero ahora todo se realiza por contador, así que no debería haber problemas.
“Los hogares destinan a la iluminación el 4,6% de toda la energía consumida en España; el alumbrado público supone el 2%”El consumo energético es una cuestión que interesa a los ciudadanos. Es importante saber si se derrocha el dinero de todos y si hay o no control.
El consumo total de alumbrado es de 450 millones de euros. Un país como Alemania, con más población que España, consume la mitad. En Alemania utilizan 48 kw/h por habitante, y en España 116. Los hogares destinan a la iluminación el 4,6% de toda la energía consumida en España. El alumbrado público supone el 2% del total. Resulta paradójico que desde las instituciones traten de concienciarnos del ahorro energético cuando son los primeros derrochadores, con el dinero de todos.
“Las farolas de alto consumo serían más del 50% hoy en día en España”Habría varias cuestiones. Las normas son arbitrarias, no hay forma de conocer en qué criterios se basan para decretar que sea necesaria tanta intensidad. Otro problema es cómo se llega a ese nivel de iluminación. Las típicas farolas globo tienen una eficiencia del 12% con respecto a las mejores farolas que se ponen hoy día. Unas farolas también muy utilizadas, de casquete superior, desperdician el 50% de la energía y son consideradas según la ley de categoría A (alta eficiencia). Las farolas de alto consumo serían más del 50% hoy en día en España. Y una cosa es cambiar la farola, y otra la bombilla. Cada vez se cambian más farolas, pero se mantienen luminarias poco eficientes.
Si a 25 metros de la farola se ve la bombilla, no es buena. La farola debe iluminar al suelo, no en horizontal, y mucho menos hacia arriba. Luego hay farolas que no están adaptadas a las condiciones del lugar. Muchos túneles tienen de día una gran potencia que mantienen de noche. El riesgo de deslumbramiento es alto. Ya no sólo es el gasto eléctrico, sino el peligro para la seguridad vial. Hay estudios que muestran las diferencias entre carreteras que casi no tienen iluminación y otras con una excesiva luz.
“Si a 25 metros de la farola se ve la bombilla, no es buena”Más emisiones de dióxido de carbono (CO2) y su efecto en el cambio climático, desaparición de determinadas especies como las luciérnagas, atracción de plagas urbanas como mosquitos, alteración del sueño en las personas que sufren de una iluminación pública excesiva en su hogar, etc.
La contaminación lumínica se combate con el ahorro. Las farolas y sus lámparas deberían regirse por la misma normativa estricta que se utiliza para los coches o para las bombillas incandescentes que utilizamos los consumidores. Habría que prohibir las bombillas que excedieran los límites y dar un plazo de entre cinco y diez años para sustituirlas. Hoy en día no hay ninguna ley así. Cada comunidad autónoma tiene su propia normativa y sus criterios. Si no se quiere gastar mucho, se podrían dejar las farolas, que suponen el 90% de gasto total, y cambiar las bombillas, que consumen la electricidad. La inversión inicial se amortizaría en pocos años gracias al ahorro que se lograría.
Más medidas: instalar farolas de la forma más eficaz posible. En Alemania se sitúan por encima de la calle, con un cable, no en los laterales. Así se necesita menos luz. También se pueden apagar durante la noche lugares públicos cerrados al público, como parques, o el alumbrado ornamental de monumentos, si ya no hay turistas. Muchas ciudades encienden el alumbrado todo el año a la misma hora. En invierno no está mal, pero en verano se despilfarra mucho, cuando un sencillo sistema horario lo ajustaría a la puesta real del sol. Hacen falta estudios científicos para cuantificar todos estos detalles y tomar decisiones correctas.
No hace falta saber demasiado para controlar estos temas. Se podría hacer un video en Youtube en el que se explicaran medidas para reducir el consumo y mejorar la iluminación.
“Muchas ciudades encienden el alumbrado todo el año a la misma hora”Su aplicación es muy limitada. Nuestros datos no reflejan que haya un gasto menor que en otras comunidades.
Lo primero, ser conscientes del problema y de que no hace falta pedir más farolas y más intensidad para lograr una buena iluminación. Hay que reclamar a las instituciones que se nos ofrezca toda la información y que no se despilfarre la energía que pagamos entre todos. En las comunidades de vecinos se puede ahorrar mucho, pero hay que tenerlo claro. Se podrían utilizan estudios para iluminar de la forma más eficiente posible. Al principio supone un gasto, pero el dinero que se ahorra durante la vida útil del sistema de iluminación es mucho mayor.
“Hay que reclamar a las instituciones toda la información y que no despilfarre la energía que pagamos entre todos”Hay que ser conscientes, como en otros países, de que no es necesaria tanta luz. En noches de luna llena, el ojo se adapta y ve bien sin problemas. La luz de la luna ofrece una intensidad de 0,5 lux; el mínimo que se exige en España para una farola son 5 lux. Una iluminación que apunte al cielo es como una manguera de agua regando sin control. Cada vez somos más conscientes de que no hay que derrochar agua, pero con la energía no pasa lo mismo.
Las LED en la actualidad no serían las más convenientes, porque también gastan mucho. Pero son el futuro. Cuando mejoren serán la base de sistemas de iluminación inteligente, porque se encienden y apagan al instante. La idea será que la luz funcione sólo cuando detecte la presencia de personas. Hay estudios de la UE para instalar en las carreteras sistemas que iluminen en función del número de coches que circulen. En EE.UU., hay campus universitarios que apagan todas las luces durante la noche y sólo se encienden si entra alguna persona. La luz salta cuando hay un intruso; es como una alarma más. Estos sistemas se deberían utilizar en los polígonos industriales: hoy en día tienen siempre luz porque creen que así es más seguro. Pero es todo lo contrario, porque el posible ladrón puede ver qué hay para llevarse, por dónde puede entrar, etc. Con las farolas, las cámaras de seguridad pueden quedar cegadas y no graban bien.