El petróleo convencional, más fácil de extraer, es cada vez más escaso, pero queda mucho petróleo no convencional, como el de las arenas bituminosas. Países como Canadá o Venezuela poseen unas enormes reservas de este tipo de crudo, cuyo impacto ambiental es mayor que el convencional. Diversas organizaciones ecologistas y ciudadanas han denunciado que podría llegar de forma masiva a la Unión Europea (UE), por lo que incumpliría entonces sus compromisos ambientales. Este artículo señala cinco razones para preocuparse por el petróleo de arenas bituminosas.
1. Alargará la dependencia a los combustibles fósiles
Las arenas bituminosas son un tipo de petróleo no convencional al ser una mezcla de arcilla, arena, agua y bitumen. Este último, una especie de alquitrán muy espeso, es el elemento que se convierte luego en petróleo. Las arenas bituminosas reciben varios nombres: arenas de alquitrán, arenas de petróleo, arenas petrolíferas, arenas aceiteras y en Venezuela, uno de los países con las principales reservas mundiales, petróleo crudo extra pesado.
La UE importa en la actualidad 4.000 barriles diarios de petróleo de arenas bituminosas; en 2020 podría llegar a 600.000Su aprovechamiento alargará la dependencia de los combustibles fósiles y, con ello, sus consecuencias negativas. El petróleo no convencional no resultaba interesante hace unos años porque su extracción era más cara y difícil que el convencional. Como este último es cada vez más escaso, y la tecnología ha avanzado de forma considerable, el petróleo no convencional gana cada vez más peso. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) estima que la producción no convencional podría cubrir en 2030 el 39% de la demanda global.
2. Es más contaminante que el petróleo convencional
En Canadá, otro de los principales países del mundo con este petróleo, el instituto ambientalista Pembina señala diversos impactos para el medio ambiente y la salud. El tupido bosque que albergaba la primera mina a cielo abierto para extraer este recurso, hoy abandonada, se transformó en un gigantesco cráter de varios kilómetros de extensión y unos cien metros de profundidad. Muchas especies animales, como el caribú, huyeron de sus lugares habituales.
El sistema de extracción requiere además de grandes cantidades de agua: por cada barril de petróleo producido se necesitan entre 2 y 4,5 barriles de agua. La mayor parte procede del río Athabasca, contaminado como muchas aguas de la zona. El bitumen y los productos químicos peligrosos utilizados son otra fuente de contaminación para el entorno.
Los defensores de este sistema aseguran que cumplen con la normativa ambiental y que, en la actualidad, utilizan técnicas mucho menos perjudiciales. Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista científica PNAS por investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) cuestiona dicha afirmación. El trabajo señala que los niveles reales de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) emitidos al aire en la explotación de las arenas bituminosas de Athabasca pueden ser de dos a tres veces mayores de lo estimado. Los HAP son sustancias peligrosas que pueden producir cáncer y en contacto con el agua se esparcen por la atmósfera. El estudio pone en entredicho los informes favorables al proyecto Keystone XL, que pretende llevar unos 830.000 barriles de crudo diarios desde Alberta a las refinerías al sur de Nebraska (Estados Unidos).
3. Supone una amenaza en la lucha contra el cambio climático
La producción de petróleo es una de las principales causas de emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero implicado en el cambio climático. El petróleo de arenas bituminosas es incluso peor: según un reciente estudio del Natural Resources Defense Council (NRDC), supone un 23% más de emisiones de CO2 de media que el petróleo convencional.
4. Podría llegar de forma masiva a Europa
El informe del NRDC sostiene que las empresas canadienses de petróleo de arenas bituminosas presionan a la UE para introducir su producto de forma masiva. Los autores del estudio estiman que se podría pasar de los 4.000 barriles diarios que llegan en la actualidad a la UE a unos 600.000 en 2020. La UE incumpliría así sus propios objetivos ambientales y de reducción del 6% de las emisiones de CO2 por los combustibles para dicho año. En junio se espera la decisión de los ministros europeos de Medio Ambiente.
Coalición Clima, que agrupa en España a las principales ONG ecologistas y diversas asociaciones ciudadanas, ha denunciado la posición favorable del Gobierno a dicha introducción masiva de petróleo bituminoso. Ecologistas en Acción recuerdan que la UE y Canadá trabajan en un acuerdo económico y de libre comercio (CETA) y que este combustible es una de las partes importantes de la negociación.
5. Frena el avance de las energías renovables
El alargamiento del uso del petróleo es un freno para el desarrollo de las energías renovables. El de arenas bituminosas, en concreto, perjudica el avance de los biocombustibles de segunda generación, como han apuntado desde el sector.