La urbanización masiva, la excesiva producción de residuos y la contaminación de las costas son algunos de los problemas medioambientales que pueden poner en peligro la supervivencia de muchos enclaves y entornos naturales de nuestro país, como Mallorca. Una isla que no deja de recibir turistas, al mismo tiempo que crece la población y la construcción: anualmente se construyen entre 15.000 y 20.000 viviendas. Esta situación ha provocado la alarma entre los grupos ecologistas y buena parte de la población que denuncia la degradación medioambiental, originada por el elevado volumen de residuos y la emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo, desde la consejería de Medio Ambiente del Gobierno balear defienden su labor en la aplicación de criterios básicos de conservación, como garantizar el acceso al agua potable y la depuración terciaria de las aguas residuales, así como la protección de los espacios naturales emblemáticos a través de acuerdos con la propiedad privada sin imposiciones.
Un destino turístico… y ecológico
No cabe duda de que la isla balear de Mallorca es uno de los principales destinos turísticos de España. Solamente el aeropuerto de su capital, Palma, mueve en la temporada de verano más de 100.000 personas a diario, atraídas por la calidad y belleza de sus playas, su riqueza cultural, artística o gastronómica y un clima agradable. Sin embargo, Mallorca también es un paraíso ecológico que debe ser protegido entre todos. Según el conseller de Medio Ambiente del Gobierno de las Islas Baleares, Jaume Font, “su atractivo turístico radica en gran medida en que conserva buena parte de su encanto en el ámbito ecológico y medioambiental”.
La isla cuenta también con una gran biodiversidad de especies animales y vegetales, algunas de ellas únicas en el mundo, como el ferreret, o sapillo balear. No obstante, algunas de ellas se encuentran en grave peligro, aunque las campañas de conservación emprendidas desde fundaciones, asociaciones y el Gobierno balear están contribuyendo a su paulatina recuperación, como asegura Zallas, de Amics de la Terra. Además del citado ferreret, que se ha convertido en una “víctima más del cambio climático”, Zallas destaca especies como “el buitre negro, algunas plantas endémicas de la flora mediterránea, los inmensos caracoles de la montaña, la pardela balear, el águila pescadora en peligro”, y recuerda que “no hace más de 40 años había todavía focas baleares”.
Principales problemas medioambientales
A pesar de su riqueza natural, Mallorca no se encuentra a salvo de la degradación medioambiental, y así, en opinión del conseller Font, además de los “propios problemas de las sociedades avanzadas (residuos, protección de espacios naturales, emisión de gases de efectos invernadero, etc.), hay que añadir los derivados de la insularidad, cuyo principal efecto es tener que manejar un territorio limitado más susceptible en términos de impacto ambiental”. Para Romero, de Ecovoz, el principal problema en la isla es lo que se conoce como ‘balearización’: “la sobre-explotación turística que ha traído consigo una urbanización masiva y descontrolada, agresiva con el medio ambiente”.
Anualmente se construyen en la isla de 15.000 a 20.000 viviendas
Tintoré, de IMEDEA, añade que la intensidad del uso del entorno marino y los efectos de la actividad humana, como la contaminación o la erosión de la franja costera, han hecho aflorar diversos problemas, como la pérdida de la calidad de las aguas y playas y la biodiversidad que contienen, el aumento del riesgo de padecer desastres naturales, el aumento del nivel del mar o la extinción e invasión de especies.
En opinión del responsable de Ecovoz, toda la costa, “excepto la zona montañosa que por lo abrupto de su orografía imposibilita la explotación urbanística a gran escala”, se encuentra en peligro. En cuanto a las especies con problemas, Romero asegura que todo el ecosistema marino se encuentra afectado por una sobre-explotación pesquera y una mala utilización de las artes empleadas, como el arrastre, que además está acabando con las praderas submarinas de Posidonia oceánica, una planta marina base en gran parte del ecosistema litoral mediterráneo.
Cómo conservar esta naturaleza
Según Jaume Font, desde la consejería de Medio Ambiente del Gobierno balear se lleva años trabajando en la aplicación de criterios básicos de conservación, como garantizar el acceso al agua potable y la depuración terciaria de las aguas residuales, proteger los espacios naturales emblemáticos mediante acuerdos con la propiedad privada y sin imposiciones, preservar las especies amenazadas y avanzar hacia la educación ambiental, potenciar la lucha y prevención contra los incendios forestales y mantener limpio el litoral, o acabar con el cambio climático mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Asimismo, con la aprobación de las Directrices de Ordenación del Territorio (DOT), el gobierno balear dispone de una herramienta para hacer compatible el crecimiento económico con la preservación del entorno natural, aunque en opinión de Zallas, de Amics de la Terra, no se hace lo suficiente para frenar el crecimiento de la población. Desde Ecovoz se incide también en la necesidad de aumentar y acelerar las iniciativas institucionales a favor del medio ambiente, y en el cumplimiento estricto de las leyes proteccionistas, “como por ejemplo la Ley de Costas, que hasta ahora sufría una dejación absoluta”.
No obstante, la preservación del medio ambiente en Mallorca, al igual que en el resto del mundo, es una tarea que incumbe al conjunto de la sociedad. El consumo responsable por parte de todos y la exigencia de respeto medioambiental al gremio hostelero son algunos de los aspectos que los consumidores deberían asumir, en opinión de José Antonio Romero, de Ecovoz. Para Carlos Zallas, de Amics de la Terra, también resulta importante promocionar la venta de productos locales y evitar los lejanos, para preservar, de esta manera, la agricultura local. Zallas recalca además que la producción de residuos en Mallorca es desorbitada, “no se recicla lo suficiente y como consecuencia de ello se aumenta la incineración”,
“No se recicla lo suficiente y como consecuencia de ello se aumenta la incineración”
Los consumidores también pueden asumir el turismo de manera ecológica, como sostiene Macià Blázquez, profesor del departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Las Islas Baleares y miembro del Grupo Balear de Ornitología y Defensa de la Naturaleza (GOB), otra de las asociaciones ecologistas importantes en la isla. “El ecoturismo contribuye a rentabilizar la conservación de la naturaleza y convierte el viaje en un tránsito personal de crecimiento transformador, cargado de autenticidad y de relaciones personales interculturales”, defiende.
La participación ciudadana activa es otra forma más de defender el medio ambiente. Los miembros de Ecovoz son responsables de “Paisang”, una acción que podría considerarse una obra de arte de reivindicación ecológica. La iniciativa ha consistido en la pintada de rojo de las construcciones de hormigón (escaleras, pasillos y amarres) en la Zona de Dominio Público Marítimo-terrestre de Cala Llamp y Cala Egos, en el término municipal de Santanyí, “para evidenciar las heridas inflingidas al paisaje”. Según Romero, “como consecuencia de esta campaña, el Ministerio de Medio Ambiente, mediante su publicación en el Boletín Oficial de Islas Baleares de 5 de mayo, ha declarado ilegales estas construcciones anunciando su próxima demolición y recuperación del espacio público”.
Por otra parte, la semana pasada se presentaban 34.000 firmas en el Parlamento Balear dentro de la campaña “Salvem Mallorca”. Se trata de una Iniciativa Legislativa Popular promovida por el GOB, con la ayuda de Amics de la Terra y una docena de plataformas ciudadanas. Según Zallas, se pretende con ello que se pare la construcción de autopistas y se reduzca la ampliación de puertos deportivos y campos de golf, y que se proteja el suelo rústico de la urbanización excesiva.