Los humedales son zonas con una capa de agua poco profunda y cuyas condiciones cambian a lo largo del tiempo. Se trata de ecosistemas muy variados, que incluyen charcas y lagunas temporales, ciénagas, fangales, marismas, pantanos, manglares (franjas costeras anegadas por las mareas) o cubetas congeladas de origen glaciar.
Los científicos estiman que, antes de la llegada de la civilización, suponían el 12% de la superficie emergida del planeta, mientras que en la actualidad esta cifra se ha reducido a la mitad. En España se calcula que durante los últimos 200 años han perdido el 60% de su extensión original. El periodo comprendido entre las décadas de los 50 y los 70 ha sido el más fatídico para los humedales españoles, cuando se eliminaron los de mayor extensión, como las lagunas de La Janda (Cádiz), La Nava (Palencia) o Antela (Orense).
El desconocimiento de su trascendencia para los ecosistemas y para el propio ser humano ha propiciado durante años su destrucciónEl desconocimiento de su trascendencia para los ecosistemas y para el propio ser humano ha propiciado durante años la destrucción de los humedales. En su lugar, se han edificado todo tipo de construcciones, se ha aprovechado el terreno resultante para la agricultura, o se han convertido en sumideros de aguas residuales. El hecho de que actuaran como focos de paludismo, una enfermedad erradicada de España en los años 60, fue otro motivo añadido para su eliminación. Asimismo, las asociaciones ecologistas advierten de que el cambio climático provocará que algunos humedales permanentes pasen a ser estacionales, y que incluso algunos desaparezcan. Por ello, es importante conocer su importancia:
- Son ricos en biodiversidad, al albergar un gran número de seres vivos, muchos de ellos importantes para la agricultura y la pesca
- Mantienen y recargan los acuíferos subterráneos, y purifican el agua al retener los nutrientes y filtrar los sedimentos y elementos contaminantes, por lo que ofrecen grandes reservas de calidad
- Estabilizan los fenómenos atmosféricos y climáticos, al prevenir inundaciones y trombas de agua y suavizar las condiciones locales, particularmente lluvias y temperatura, contribuyendo a atenuar la erosión y la eutrofización
- Almacenan gran cantidad de carbono que de otro modo pasaría a la atmósfera, incrementando el efecto invernadero
- Constituyen bellas reservas naturales que ofrecen posibilidades turísticas e incluso de transporte
Para evitar su deterioro y desaparición, en 1971 se firmó la «Convención relativa a Humedales de Importancia Internacional«, conocido como Convenio Ramsar por la ciudad iraní en la que se llevó a cabo. La Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN) formuló una lista de humedales de protección recomendada en todo el planeta, compuesta por más de 1.500 zonas húmedas de 150 países, entre ellos España. Asimismo, desde dicha fecha se celebra el «Día Mundial de los Humedales», para concienciar a la sociedad de la importancia y la delicada situación de estos parajes naturales.
Según la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife), las administraciones estatales y autonómicas están contribuyendo a la recuperación y conservación de los humedales. En este sentido, el Ministerio de Medio Ambiente anunciaba recientemente la compra de fincas en el entorno de las Tablas de Daimiel para reducir la extracción de agua y salvar los humedales. En cuanto a las corporaciones locales, los responsables de SEO-Birdlife les solicitan una mayor participación.
En la actualidad, según varias organizaciones ecologistas, los humedales españoles más importantes son las marismas del Guadalquivir, las Tablas de Daimiel (Ciudad Real), el Parque Nacional de Doñana (entre Huelva y Sevilla), las lagunas de Villafáfila (Zamora), el Delta del Ebro, la Albufera de Valencia y las lagunas de Gallocanta (entre Teruel y Zaragoza). No obstante, los ecologistas recuerdan también la importancia de los más pequeños, imprescindibles para interconectar los grandes humedales mundiales.