La imagen de un animal liberado en plena naturaleza, tras haber sido criado en cautividad, es una bella estampa que suele aparecer en los medios de comunicación como un buen ejemplo de protección ecológica. Sin embargo, diversos especialistas en conservación aseguran que algunos de estos proyectos no se realizan con las debidas garantías científicas y que no siempre son el mejor sistema para conservar una especie en peligro, como podría parecer al haberse generalizado.
La cría en cautividad de especies amenazadas y su posterior reintroducción es una estrategia de conservación ex situ (desarrollada fuera de su hábitat natural) cada vez más frecuente en los últimos años. El deterioro del hábitat por causas humanas y la urgencia a la hora de evitar la extinción de poblaciones pequeñas o incluso de la propia especie constituyen buenas razones para llevar a cabo este tipo de prácticas. Por ejemplo, la reintroducción del ferreret, o sapillo balear, una especie endémica de Mallorca, ha sido un proyecto tan exitoso como necesario.
Imagen: Peter MacdonaldAsimismo, especialmente cuando se trata de especies paradigmáticas, se trata de una actuación muy llamativa que puede utilizarse como elemento de educación ambiental. Los medios de comunicación suelen hacerse eco de estos programas, lo que puede servir para alertar a la sociedad de la necesidad de una mayor conservación de la biodiversidad. Por todo ello, este tipo de proyectos no suelen tener problemas a la hora de recibir subvenciones, como por ejemplo las del programa LIFE de la Unión Europea.
Sin embargo, diversos expertos recuerdan que no siempre se trata de la mejor opción para conservar una especie. El comité científico de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) califica de «bastante cuestionables e incluso aberrantes» algunos de los proyectos que se han llevado a cabo.
Muchas de las reintroducciones en España han sido innecesarias, como gran parte de las que han involucrado a avesPor su parte, Daniel Oro y Alejandro Martínez Abraín, biólogos expertos en conservación del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), afirman que muchas de las reintroducciones en España han sido «innecesarias, como gran parte de las que han involucrado a aves». Asimismo, algunas asociaciones conservacionistas, como el Fondo para la protección de los animales salvajes (FAPAS) están incluso cuestionando la validez de algunas reintroducciones como herramienta efectiva en conservación.
En este sentido, los especialistas del IMEDEA aseguran que algunos de estos proyectos no superarían la menor de las auditorías de conservación, ya que suelen realizarse de manera precipitada, sin que se hayan eliminado los factores de riesgo que redujeron las poblaciones, por lo que están condenados al fracaso. Además, destacan que tampoco se extraen datos previos suficientes, ni se valoran objetivamente los resultados posteriores, e incluso se anteponen intereses económicos a los estrictamente conservacionistas.
Cómo hacer una buena reintroducción
El comité científico de SEO/BirdLife explica que este tipo de conservación ex situ se debería realizar con poblaciones pequeñas, tras haber determinado, mediante un Análisis de Viabilidad Poblacional (AVP), que su tamaño les impide prosperar sin ayuda externa inmediata.
Imagen: Mike BairdPor su parte, Oro y Abraín exponen que proyectos inútiles de este tipo se evitarían mediante una información científica rigurosa para diagnosticar la situación de la especie en cuestión, y una valoración objetiva que detecte los aciertos y carencias de dicho proyecto. Por ejemplo, un plan puede fracasar tan sólo porque no se tenga en cuenta el momento del año más adecuado o las condiciones ecológicas del hábitat.
Asimismo, proponen la regulación por parte de las instituciones de este tipo de reintroducciones de especies, teniendo en cuenta la opinión de los sectores implicados: gestores, población local, ONG, científicos, etc, y en particular, el grupo de reintroducciones de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). En caso de ponerse en marcha el proyecto, los expertos del IMEDEA aconsejan planes de seguimiento del mismo, en los que se evalúen de forma científica la marcha y los resultados del mismo, así como una política efectiva de compensaciones económicas a las poblaciones locales afectadas por estos programas.
Los expertos de SEO/BirdLife sostienen que los planes de conservación más aconsejables, desde el punto de vista de costes económicos y probabilidades de éxito, se basan en la investigación rigurosa de las causas de extinción local, seguida de su eliminación efectiva tanto en esa misma región como en las zonas que la separan de las poblaciones más próximas, favoreciendo de este modo la expansión y recolonización natural. A pesar de sus ventajas, reconocen que cada vez se realizan menos trabajos de este tipo.
En este sentido, los especialistas del IMEDEA son de la misma opinión. Sin embargo, aseguran que el problema actual es que en muchos casos es más complejo y costoso proteger grandes superficies de hábitat (siempre expuestos a grandes infraestructuras y actividades económicas que lo fragmentan y lo degradan) que realizar reintroducciones en esos lugares.