Si bien es cierto que cada vez hay más espacios naturales protegidos, las actividades humanas a su alrededor, como la agricultura, la urbanización o las infraestructuras suponen una barrera tanto para las especies que las habitan como para las que se encuentran en su exterior. Una posible solución son los corredores biológicos o ecológicos, que conectan entre sí dos o más áreas para permitir la dispersión de los seres vivos. Diversos lugares del mundo ya cuentan con alguno de estos corredores o se proyecta su realización, en algunos casos de forma muy llamativa.
El objetivo de los corredores ecológicos, según el Ministerio de Medio Ambiente, es facilitar el flujo genético entre poblaciones, lo cual aumenta la probabilidad de supervivencia a largo plazo de las comunidades biológicas y, en última instancia, de los procesos ecológicos y evolutivos.
Por ello, se trata de una estrategia conservacionista interesante que empieza a tomarse en consideración en algunos lugares. En este sentido, la Unión Europea trata de garantizar la conectividad ecológica entre los espacios naturales a través de su Directiva Hábitats, en la que se regula la red Natura 2000, y también contempla el establecimiento de una Red Ecológica Paneuropea que disponga de zonas con corredores de conexión.
Andalucía cuenta con grandes reservas de la naturaleza, pero el 40% de las especies en peligro no se encuentra en su interior y los ecosistemas están muy fragmentadosEn España, algunas comunidades autónomas están llevando a cabo o proyectan la implantación de algún tipo de corredor ecológico. Por ejemplo, en Andalucía destaca el Corredor Verde del Guadiamar, que tras la catástrofe minera de Aznalcóllar, hace una década, conecta especies y sistemas ecológicos entre Doñana y Sierra Morena, y constituye además una zona verde para los ciudadanos.
Por su parte, la Comunidad Autónoma Vasca se comprometía, dentro de su Programa Marco Ambiental, a establecer una Red de Corredores Ecológicos en 2006. Asimismo, las vías pecuarias, además de servir para el tránsito de reses, suponen una especie de corredores ecológicos que se distribuyen por más de 40 provincias.
No obstante, los expertos solicitan la creación de más corredores biológicos en todo el mundo, ya que aseguran que aún son muy escasos. Margarita Astrálaga, directora del Centro de Cooperación del Mediterráneo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) subraya la necesidad de ampliar su número en Andalucía. Según esta experta, la comunidad andaluza cuenta con grandes reservas de la naturaleza, pero el 40% de las especies en peligro no se encuentra en su interior y los ecosistemas están muy fragmentados tras años de desarrollo.
Por su parte, SEO/Birdlife ha reclamado el establecimiento por toda Europa de este tipo de vías para la mudanza de las aves, ya que afirman que se verán obligadas a trasladarse más de 500 kilómetros al norte por el cambio climático. En este sentido, sus responsables han detectado que algunas especies transaharianas residen ya en la península ibérica.
Ejemplos de corredores ecológicos mundiales
La idea de instaurar corredores biológicos comenzó a fraguarse a principios de la década de los 60, y en la actualidad se pueden encontrar varios ejemplos en todo el mundo. Así, el Corredor Biológico Mesoamericano, propuesto en 1996, abarca los países de América Central y el sur de México, y permite la libre circulación de animales y semillas, conectando áreas valiosas para la biodiversidad.
Imagen: Rui OrnelasEn Estados Unidos se comenzaba, a finales de los 90, un gran corredor que une el Parque Nacional de Yellowstone con el estado canadiense de Yukón. Asimismo, hay diversos proyectos de corredores en Brasil, en la zona amazónica y en la selva atlántica, en el área andina de Ecuador y Perú, en Centroamérica, y también fuera del continente americano, como en el Mar Negro o el estado asiático de Bután.
En algunos casos, los ejemplos son muy llamativos. En Australia se ha propuesto la creación de un corredor biológico entre los denominados Alpes Australianos de Victoria y Queensland. Lo significativo de este proyecto, además de su tamaño, es su ubicación: cubrirá un área de unos 2.800 kilómetros paralela a la costa este, por lo que se protege así una zona con grandes posibilidades de desarrollo turístico, agrícola y ganadero.
En Israel, un grupo de investigadores de la Universidad Ben Gurión va a crear un corredor «aéreo» que permitirá a las abejas atravesar la autopista que conecta Tel Aviv con Haifa, la segunda más transitada de este país. El corredor consistirá en una especie de puente sobre la carretera que albergará un jardín botánico con las especies que atraen a las abejas. Entre las plantas que se cultivarán se encuentra la Iris atropurpurea, una especie endémica israelí en peligro porque las abejas no pueden llegar a sus flores para polinizarlas.
Los expertos también recuerdan otros sistemas, como los mosaicos de hábitat, los «stepping stones» o refugios de paso, de extensión reducida, que permiten el salto a otro refugio de paso o bien a un lugar o hábitat adecuado; mientras que los corredores de hábitat proporcionan un enlace continuo o casi continuo a través de un ambiente inhóspito.
Para que sean realmente efectivos, los corredores tienen que estar bien diseñados. De lo contrario, pueden suponer más inconvenientes que ventajas: pueden facilitar la extensión de especies no deseadas, exponer a las especies que se quiere proteger a los predadores o a la caza, convertirse en una vía que facilite la dispersión de un fuego, o resultar una opción que, en términos de coste-efectividad, resulte menos adecuada que otras medidas de conservación, que corren así el riesgo de no realizarse ante las limitaciones presupuestarias.
Por ello, los responsables de la puesta en marcha de un corredor biológico deben realizar un estudio previo contrastado y riguroso y una adecuada gestión que permita su correcta implantación.