Playas de aguas cristalinas, rutas de senderismo y ciclismo espectaculares, paisajes impresionantes, especies únicas, selvas que trasladan al pasado… Los 15 Parques Nacionales de España albergan joyas naturales irrepetibles y suponen buenos planes para el verano, siempre con el debido cuidado para protegerlos. Este artículo propone un recorrido que comienza en la costa oriental gallega, atraviesa la península y acaba en las islas de Baleares y Canarias.
1. Ir a la playa de Rodas en las Illas Atlánticas
El Parque Nacional de las Illas Atlánticas, en la costa sur oriental gallega, se compone de cuatro archipiélagos (Cortegada, Sálvora, Ons y Cíes) a los que solo se puede acceder mediante transporte marítimo de pasajeros o, con autorización previa, mediante embarcación privada. La playa de Rodas, en las Cíes, considerada por el diario británico The Guardian como la mejor del mundo, destaca por sus aguas cristalinas y tranquilas y su arena fina y dorada.
2. Hacer la ruta del Cares en Picos de Europa
El Parque Nacional del Teide es el más visitado de España, con dos millones y medio de personas al añoEl Parque Nacional de Picos de Europa, entre Asturias, León y Cantabria, presenta la mayor formación caliza de la Europa Atlántica, verdes paisajes y lagos. La ruta del Cares, 12 kilómetros entre Caín (León) y Poncebos (Asturias), es una de sus travesías más populares. En el siguiente vídeo de Tomás Millar grabado con un dron se contemplan algunas de sus principales áreas.
3. Visitar Torla en Ordesa y Monte Perdido
Aragón ofrece paisajes de grandes contrastes, como los del Parque Nacional Ordesa y Monte Perdido, en pleno Pirineos, con sus zonas altas de extrema aridez y sus verdes valles. Una visita recomendada es el pueblo de Torla, uno de los puntos principales del Parque, por su paisaje de estampa: la iglesia de San Salvador y, al fondo, los casi 3.000 metros de altura del monte Mondarruego.
4. Llegar hasta el lago de Sant Maurici
El Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, en Lleida (Cataluña), posee unos bellos paisajes agrestes y más de 200 lagos (estanys). Destaca el de Sant Maurici, a 1.910 metros de altura, en el fondo de un circo glaciar. Ubicado en el municipio de Espot, sus vistas con los riscos de «Els Encantats» al fondo son impresionantes.
5. Alcanzar Peñalara en la Sierra de Guadarrama
La Sierra de Guadarrama, en la Comunidad de Madrid, es el Parque Nacional más reciente de España (2013). Entre sus diversas rutas de senderismo sobresale la de su monte más alto: Peñalara. Con 2.428 metros de altura, alberga una gran biodiversidad de anfibios, mariposas y aves como águilas y buitres.
6 y 7. Observar aves en Monfragüe y Cabañeros
El Parque Nacional Monfragüe, en Cáceres (Extremadura), y el de Cabañeros entre Ciudad Real y Toledo (Castilla-La Mancha) resultan todo un paraíso para los amantes del «birdwatching«. Es posible admirar especies únicas y en peligro como el buitre negro, el águila imperial ibérica o la cigüeña negra, además de sus alcornoques y encinas.
8. Contemplar los humedales de Tablas de Daimiel
El Parque Nacional de Tablas de Daimiel, en Ciudad Real, tiene el último representante de un ecosistema denominado tablas fluviales, que se formaron por los desbordamientos de los ríos Guadiana y Gigüela en su confluencia y la escasez de pendiente. En estos humedales convive una gran diversidad de especies de flora y fauna.
9. Ver linces ibéricos en Doñana
El Parque Nacional de Doñana, en las provincias de Huelva y Sevilla, se considera el espacio natural con mayor biodiversidad de especies de Europa, entre las que se encuentra el emblemático lince ibérico, en peligro de extinción. Verles en el Centro de Cría en Cautividad de El Acebuche es una buena oportunidad, si no se ha podido en estado salvaje.
10. Andar en bicicleta por Sierra Nevada
El Parque Nacional de Sierra Nevada, en las provincias de Granada y Almería, cambia los esquís del invierno por la bicicleta en verano. Son cada vez más los ciclistas que recorren alguna de sus rutas, desde las más sencillas hasta las más exigentes, y disfrutan a la vez del entorno natural.
11. Navegar por el Archipiélago de Cabrera
El Parque Nacional Archipiélago de Cabrera, al sur de Mallorca, en Baleares, constituye el mejor exponente de ecosistemas insulares no alterados del Mediterráneo español. Recorrerlo en barco permite observar considerables colonias de aves marinas, especies endémicas y uno de los fondos marinos mejor conservados.
12. Adentrarse en la selva de laurisilva de Garajonay
El Parque Nacional Garajonay, en la isla canaria de La Gomera, alberga la selva de laurisilva más importante y mejor conservada de la Macaronesia. Adentrarse por este ecosistema único, conocido también como Monteverde, es como viajar en el tiempo. Hace 20 millones de años, así era el bosque subtropical que tapizaba toda la cuenca mediterránea y el norte de África.
13, 14 y 15. Admirar los paisajes volcánicos del Teide, Caldera de Taburiente y Timanfaya
Además de Garajonay, las islas Canarias poseen otros tres Parques Nacionales que destacan por su belleza volcánica: el del Teide, en Tenerife, es el más visitado de España (recibe más de 2,5 millones de personas al año), gracias entre otros encantos a su volcán, el pico más alto de España (3.718 metros); el de Timanfaya, en Lanzarote, ofrece un paisaje volcánico de contrastes único (es el tercer Parque Nacional más visitado de España después de Picos de Europa); y el de la Caldera de Taburiente, en La Palma, se caracteriza por su enorme circo volcánico de ocho kilómetros de diámetro con aspecto de caldera.
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