Los núcleos urbanos constituyen un hábitat artificial, un espacio empobrecido de flora y fauna que, en ocasiones, también resulta hostil para las personas. Son los principales focos de consumo de recursos y producción de residuos. En sus barrios se concentra el 50% de la población de la Tierra y, precisamente, por su responsabilidad en la generación de los problemas han de contribuir a su solución. Así, en la Cumbre de Río de 1992 surge la Agenda 21, un plan de trabajo compartido por ciudades de todo el mundo para impulsar un modelo de desarrollo que no hipoteque el bienestar de las generaciones venideras. Un total de 1.500 municipios españoles han adquirido formalmente este compromiso para frenar la degradación social y medioambiental. El primer paso es la realización de una auditoría medioambiental.
La Tierra pide socorro
El voraz desarrollo de la sociedad actual implica numerosos problemas ecológicos, sociales y económicos al planeta y a sus habitantes. Ante esta situación, la Cumbre de la Tierra celebrada en 1992 en Río de Janeiro elaboró la Agenda 21, Plan de Acción de Naciones Unidas, e hizo un llamamiento a todos los municipios para atajar la situación con acciones y planes concretos.
Miles de municipios están respondiendo a este SOS y muchos de ellos ya han decidido elaborar una Agenda 21 Local. Para ello, mediante un método novedoso de participación e implicación de todos los ciudadanos, realizan una auditoría medioambiental de la ciudad. Esta auditoria se elabora de la siguiente manera:
- En primer lugar es necesario contar con un diagnóstico fiable de la situación de la ciudad que tenga en cuenta factores ambientales como paisaje, vegetación, fauna, planificación territorial, medio urbano, residuos, agua, ruido, energía etc. El análisis contemplará también baremos socioeconómicos como los índices de ocupación, las actividades económicas (agricultura, industria, comercio, turismo…) y tendrá en cuenta, además, otros factores organizativos del municipio, como los planes de emergencia y riesgos ambientales.
- Vistas las necesidades, se especificará el plan de acción que apunta soluciones concretas -propuestas por todas las asociaciones y sectores que participan en el proceso- encaminadas a conseguir un desarrollo sostenible.
- Por último, se desarrolla un sistema de seguimiento mediante indicadores que se dividen en cuatro tipos:
- Indicadores económicos (Ej. la tasa de paro)
- Indicadores sociales (Ej. el nº de centros sanitarios)
- Indicadores ambientales (Ej. el nivel de contaminación atmosférica)
- Indicadores específicos (Ej. la calidad de las playas)
La responsabilidad es de todos
Lo más novedoso de la Agenda 21 es que debe incluir un plan de participación social para canalizar la participación de toda la comunidad en la toma de decisiones. Es el Plan de Acción de Lisboa de 1996 el que recomienda que se establezca un grupo de personas y/o instituciones responsables (denominado Forum Local Agenda 21) para alcanzar un consenso entre todos los sectores.
La participación de la sociedad a través de asociaciones, colegios profesionales, empresas, ONGs, etc. “garantiza que los proyectos que surjan de la Agenda 21 vayan a perdurar en el tiempo, con independencia de la opción política”, afirma Miguel Ángel Cámara como miembro de la Comisión de Medio Ambiente de la Federación Española de Municipios y Provincias y alcalde de Murcia. Ciudad que en 1998 se sumó a la Campaña de Ciudades Europeas Sostenibles y a la Carta de Aalborg.
Cámara asegura que no es lo mismo un hecho, un problema, una situación que su percepción social. Los indicadores son “cuestiones objetivas” pero los ciudadanos son los primeros conocedores de lo que está ocurriendo, por ello se pretende establecer un vínculo de comunicación fluida entre ellos y la Administración local.
De esta manera y según afirma Miguel Ángel Cámara, la metodología es clave en este punto. Los técnicos de las administraciones locales y los profesionales de las consultoras contratadas al efecto establecen varios métodos, entre ellos las encuestas y otros no cuantitativos, como grupos de discusión, dinámicas grupales o sesiones de debate familiares. También han de conseguir la participación más representativa de cada colectivo (empresarios, jóvenes, mayores, discapacitados…) antes de sistematizar la información. Se trata de involucrar a un colectivo y conseguir de él un compromiso de sostenibilidad. En el caso de la empresa, un ejemplo sería conseguir la certificación del ISO 14001.
Sirva como ejemplo el caso del municipio riojano de Ezcaray, que celebró el año pasado la primera sesión de participación ciudadana de la Agenda 21 Local. En ella se expusieron aspectos relacionados con la calidad ambiental y de vida de los habitantes de la localidad. Estos aspectos fueron clasificados por los propios vecinos como positivos y negativos, según la incidencia en su vida cotidiana. El equipo “consultor” está trabajando ahora en la elaboración de un primer diagnóstico ambiental – social y económico- y prepara una propuesta. Las cuestiones planteadas se han dividido en el típico esquema DAFO: Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades. Entre las primeras se encuentra “la falta de un autobús con destino a Haro, por la mañana, para poder ir al médico”; le sigue la preocupación porque “Ezcaray se ha convertido en una zona muy cara”.
“Puesto que se trata de legitimar un plan de acción no se pueden romper las reglas”, así lo explica Mª Luz Castilla, desde el Área de Sostenibilidad de PricewaterhouseCoopers, consultora que ha participado en la confección de la Agenda 21 de Barcelona y en varias localidades del País Vasco, La Rioja y Valencia. Lo importante para Castilla es la transparencia y la coherencia del proceso.
Evaluación continua
Se trata de realizar una “evaluación continua” de un inventario de los recursos medioambientales reales, entendiendo por ellos no sólo los propios de la naturaleza sino todos los del entorno urbano. Como ejemplo se muestran los indicadores que se tienen en cuenta a la hora de calificar el estado del medio ambiente en Vitoria, una de las ciudades pioneras junto con Calviá (Mallorca), en cuanto a la implementación de su Agenda Local 21.
Contaminación Urbana
- Número de días al año en que se registran calidades del aire “regular” y/o “mala”.
- Número de veces al año que se informa a la población sobre la calidad del aire.
- Población expuesta durante las horas diurnas y nocturnas con niveles de ruido superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
Tráfico y Transporte
- Número de viajeros que utilizan el autobús urbano.
- Número de vehículos que circulan diariamente por las principales calles de acceso al centro de la ciudad.
Agua
- Consumo doméstico de agua por habitante y día.
- Porcentaje de agua que se recicla.
- Proporción de carga orgánica aportada al río Zadorra por la ciudad.
Energía
- Consumo doméstico de gas y electricidad por habitante y año. Número de conexiones a la red de gas natural.
Industria
- Número de empresas de la ciudad que han conseguido el certificado de gestión ambiental.
Residuos
- Peso de residuos domésticos producidos por habitante y día.
- Porcentaje de residuos reciclados frente a los producidos.
Urbanismo
- Número de licencias concedidas para la rehabilitación de viviendas.
- Porcentaje de la población que tiene acceso a pie (distancias menores de 1 Km.) a los servicios básicos.
- Número de edificios que han conseguido el certificado de eficiencia energética.
Naturaleza y Biodiversidad
- Número de especies de aves acuáticas reproductoras existentes en el Municipio de Vitoria-Gasteiz.
- Superficie (m2) de áreas degradadas recuperadas.
- Superficie de terrenos agrícolas que se acogen a algún programa de prácticas agrícolas ambientales.
Salud y Riesgos Ambientales
- Porcentaje de fumadores.
Información, Educación y Participación Ciudadana
- Número de consultas de información ambiental registradas en los Servicios de Información Municipales.
- Porcentaje de la población escolar que accede a programas de educación ambiental organizados por el Ayuntamiento.
Alcance de las Agendas Locales 21
En 1994 se celebró en Aalborg, Dinamarca, la Conferencia Europea sobre Ciudades Sostenibles. De allí surgieron iniciativas locales del Programa 21. Cerca de 1.500 municipios españoles, algunas comunidades autónomas y muchas diputaciones han firmado su adhesión a la Carta de Aalborg, documento que recoge un plan de acción global sin precedentes a favor del desarrollo sostenible denominado Agenda 21. Se apunta un objetivo: obtener el máximo beneficio, no sólo económico, sino también ambiental y social, mediante la paulatina transformación de ciertos modos de vida y consumo, producción y distribución del espacio, para no hipotecar el potencial desarrollo de otras áreas geográficas o de futuras generaciones.
Estos datos, aportados por el presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Miguel Ángel Cámara, significan a su modo de ver que “España es el país de Europa en el que sus territorios han adquirido mayor compromiso con la puesta en práctica de los principios de sostenibilidad para satisfacer las necesidades del presente y garantizar esa misma satisfacción a las generaciones venideras”.
Sobre el papel la progresión es muy rápida, principalmente durante los últimos dos años, ya que en junio de 2000 eran 230 los municipios que habían suscrito la Carta. Sin embargo, es un proyecto muy criticado. Para Néstor García, sociólogo del Observatorio Internacional de Ciudadanía y Medio Ambiente Sostenible (CIMAS) de la Universidad Complutense de Madrid, esta firma no implica nada. “El gobierno municipal se limita a manifestar su deseo de promover medidas encaminadas a hacer compatible el medioambiente con el desarrollo social y económico del propio municipio”, puntualiza.
En este sentido, Luis Arnanz, sociólogo también del CIMAS, explica que la Agenda 21 no obliga legalmente a los ayuntamientos a desarrollar las medidas tomadas. De hecho, cuando los intereses medioambientales chocan con los dependientes del desarrollo económico local, cita en concreto los planes urbanísticos, es más difícil que los consistorios actúen a favor de lo acordado. “De todas maneras existen ayuntamientos que como muestra de su compromiso con la Agenda 21 debaten y aprueban el plan de acción tomado en un pleno municipal”, añade.
García considera que si el proceso de implantación de una Agenda 21 local se lleva a cabo en toda su extensión, es difícil que el documento se quede en un cajón, puesto que previamente se habrá movilizado a los ciudadanos, y no cumplir con los compromisos adquiridos sería contraproducente.
El Director Ejecutivo de Greenpeace España, Juan López de Uralde, incide en el problema de que las directrices expuestas en los planes de acción locales se lleven a la práctica. Según comenta, aunque hay excepciones, los ayuntamientos emplean la Agenda 21 como “un ejercicio de relaciones públicas” que no implica “cambios profundos en sus actuaciones”. En la mayoría de localidades no se aplica con una “intencionalidad transversal”, ya que sólo se derivan actuaciones en el ámbito del medio ambiente cuando tendrían que darse también en otras esferas relacionadas.
No obstante, el alcance de una Agenda Local 21 depende además del compromiso político, de la disponibilidad económica. Y para potenciar este compromiso municipal con la sostenibilidad, en la Conferencia de Hannover 2000 se apuntó la conveniencia de priorizar los Fondos de Cohesión y FEDER para los municipios que posean Agenda Local 21.
Meses antes de la Cumbre de Johannesburgo de 2002, Naciones Unidas evaluó el grado de implementación de la Agenda 21 y publicó algunas conclusiones, entre ellas:
- De las experiencias locales de Agenda 21, un 73% cuentan con la implicación de grupos de interés.
- La gestión de los recursos hídricos y la calidad del aire son, por este orden, los aspectos ambientales de interés prioritario en las Agendas 21.
- Los mayores obstáculos reconocidos por las autoridades locales en el desarrollo de sus Agendas 21 son la falta de apoyo económico y la poca voluntad política mostrada por los gobiernos de cada estado.
- En lo que respecta al continente europeo, los aspectos considerados de mayor importancia son, por orden, la gestión energética, el transporte, la planificación del territorio, el cambio climático (Europa es el único continente donde este factor aparece como prioritario) y la biodiversidad.
Además, la Agenda 21 se pone en práctica no sólo en pueblos y ciudades. Por ejemplo, la asociación Ecologistas en Acción de Ciudad Real desarrolla un proyecto de Agenda 21 en las Tablas de Daimiel, y los colegios de Cataluña se han comprometido conjuntamente a aplicar un desarrollo sostenible.