Si los habitantes del campo se están yendo a las ciudades, la agricultura también debería volverse urbana. Y para ello, nada mejor que cultivar a lo alto y no a lo largo. Así piensan los defensores de las granjas verticales, que proponen diversos diseños de rascacielos en los que se cultiven todo tipo de productos frescos de forma ecológica. Gracias a ellos, aseguran, se podrá alimentar a una población cada vez más numerosa y urbana.
Dickson Despommier, profesor de ciencias medioambientales y microbiología de la Universidad de Columbia (UC) en Nueva York, está convencido de las ventajas de los huertos urbanos, pero a lo grande. Se trata de uno de los pioneros de las granjas verticales, que considera esenciales para los próximos años. Por un lado, basándose en la tendencia del crecimiento urbano, estima que en 2050 el 80% de la población mundial vivirá en ciudades. Por otro lado, calcula que para dicha fecha los habitantes del planeta necesitarán para alimentarse un área agrícola del tamaño de Brasil, lo que podría no ser viable.
Estas granjas evitarían el uso del transporte y acercarían a los consumidores los productos frescos, garantizando el suministroEn este sentido, razona este experto, si cada vez más personas se trasladan de las zonas rurales a las urbanas, lo lógico es que la producción agrícola también lo haga. Para ello, la mejor opción sería construir a lo alto, ya que se aprovecharía mejor un espacio cada vez más escaso. La ubicación de estas granjas en los centros urbanos evitaría también el uso del transporte y acercaría a los consumidores este tipo de productos frescos, garantizando el suministro. Por otra parte, ya no sería necesario contar con explotaciones rurales intensivas, causantes de impacto ambiental. En su lugar, se podrían plantar bosques de árboles que contribuirían a mitigar el cambio climático, gracias a su capacidad de secuestrar el dióxido de carbono (CO2).
Imagen: Chris JacobsLos nuevos sistemas de construcción y las nuevas tecnologías contribuirían a una producción mucho más eficiente y durante todo el año, sin depender de las temporadas o las condiciones meteorológicas, y evitarían el uso de pesticidas o fertilizantes químicos. Asimismo, una granja vertical tipo podría contar con diversos sistemas para autoabastecerse de energía renovable, como paneles solares, turbinas eólicas o biogás; con elementos de aprovechamiento del agua de lluvia o de las aguas grises; o con un diseño que aprovecharía al máximo la luz y el calor. Despommier calcula que una granja vertical podría ser entre cuatro y seis veces más productiva que una convencional.
Este experto trabaja para hacer reales a estas granjas verticales, a las que denomina la «tercera revolución verde», y ha puesto en marcha una web, Verticalfarm, en la que ofrece más detalles. Por ejemplo, ha colaborado con el gigante de la construcción Arup para incluir una granja vertical en la «eco-ciudad» de Dongtan, cerca de Shangai. De esta manera, este profesor de la UC considera que dentro de dos años se podrá ver una de estas granjas en acción.
Proyectos de granjas verticales
Una granja vertical podría ser entre cuatro y seis veces más productiva que una convencionalDespommier no es el único defensor de esta idea. Por ejemplo, el diseñador Chris Jacobs ha desarrollado también varios diseños de posibles granjas verticales. Por su parte, el grupo de arquitectos italianos Studiomobile presentaba recientemente Seawater, un proyecto de granja vertical para su construcción en Dubai. El lugar no es casual, ya que este emirato árabe pretende convertirse en un referente mundial de la arquitectura ecológica. El diseño de Studiomobile recuerda al tallo de una planta con varias hojas en las que se ubicarían los cultivos. Cada hoja sería un gran invernadero que transformaría el agua del mar en humedad para irrigar las cosechas.
En Estados Unidos también se han dado a conocer varios proyectos. Los responsables del estudio de arquitectura neoyorquino Work AC han diseñado para su ciudad un rascacielos escalonado, de manera que cada peldaño podría dedicarse a la plantación de vegetales o paredes vivas. Asimismo, el arquitecto Eric Vergne sugiere una Nueva York del futuro más «gran manzana» que nunca, ya que su proyecto «Dystopian Farm» propone rascacielos con estructuras biomórficas en espiral que permitirían el autoabastecimiento de fruta y verdura para todos sus ciudadanos.
Imagen: Gordon GraffPor su parte, el estudio Mithun Architects ha propuesto para la ciudad de Seattle un edificio que incluye terreno para diversos cultivos e incluso una granja aviar. Sus responsables aseguran que podría ser autosuficiente tanto en el consumo de agua, gracias al reciclado del agua de lluvia, como de energía, al contar con placas solares.
Canadá es otra candidata para crear este club de las granjas verticales. El diseñador Gordon Graff ha propuesto para la ciudad de Toronto un rascacielos granja de 58 plantas con una superficie aprovechable de 93.000 metros cuadrados y unos sistemas de luz artificial para producir cultivos durante todo el año.
En Francia, el estudio Atelier SOA, del arquitecto Pierre Sartoux, ha ideado «The Living Tower», un edificio con una estructura artística y funcional al mismo tiempo que entre otras cuestiones aprovecha por completo el aire y el calor generado en su interior. Por su parte, la arquitecta Charlotte Avignon ofrece para la ciudad de París su particular diseño de rascacielos con granja integrada en su interior.
Imagen: Charlotte AvignonAlgunos expertos ponen en duda la viabilidad de las granjas verticales. Por el momento, se trata de diseños sobre plano sin que se haya consumado ningún proyecto. Por lo tanto, razonan los críticos, habría que estudiar al detalle su viabilidad tanto económica como medioambiental antes de emprender su construcción.
Por otra parte, también se ha criticado que estos edificios granja puedan levantarse para sustituir al sistema de producción agrícola convencional. Despommier propone pagar a los agricultores que se quedaran en el campo para plantar y mantener árboles, lo que permitiría combatir el cambio climático. Pero algunos críticos consideran que la Tierra no debe ser un entorno únicamente urbano, ya que el medio rural también es importante para la conservación de la naturaleza. Además, creen que podría dejar abierta la posibilidad para otro tipo de aprovechamiento del terreno no tan ecológico, como los agrocombustibles de primera generación.