Cada vez más centros educativos implantan programas de ecología y sostenibilidad. En ellos, se contempla la mejora de aspectos como la gestión de materiales, residuos y recursos del propio centro, además de la extensión de hábitos de consumo ecológico (energía, agua, alimentación, etc.) tanto a los alumnos y profesores como a las familias. Es una inversión con la que todos ganan: los colegios se vuelven más sostenibles y reducen su gasto, a la vez que los alumnos adquieren valores de respeto al medio ambiente que les guiarán en su vida presente y futura.
Programas ecológicos para centros educativos
La mayoría de los centros educativos en España siguen normas a favor de la ecología y la sostenibilidad, según Paula Pérez Carrillo, responsable de la red de Escuelas Verdes de Cataluña. «Tienen mejor salud ambiental que la sociedad», asegura. Una de las razones de esta concienciación medioambiental se debe a la puesta en marcha de diversos programas, como los explicados a continuación:
El centro escolar y su entorno mejoran gracias a la integración del medio ambiente y la sostenibilidad en los planes de estudio
Agenda 21 Escolar: impulsada por numerosos ayuntamientos, una de sus actuaciones prioritarias es la reorientación del centro educativo hacia el desarrollo sostenible. Sus responsables ayudan a las escuelas a diseñar planes de trabajo específicos para cada escuela. El centro escolar y su entorno más cercano mejoran gracias a la integración del medio ambiente y la sostenibilidad en los planes de estudio. Diversas comunidades autónomas han puesto en marcha programas de Agenda 21 Escolar.
Bosques en la Escuela: su objetivo es que docentes y alumnos aumenten su concienciación hacia el mundo forestal. Para ello, los participantes se comprometen a acudir a los bosques, relacionar esta experiencia como parte del aprendizaje del centro educativo y desarrollar una conciencia de respeto hacia los mismos. Es un programa internacional que funciona en red a través de Internet, para que sus participantes intercambien ideas y materiales.
Ecoescuelas: iniciada como una campaña europea en 1994, en la actualidad está presente en casi todos los países europeos y en algunos otros del resto del mundo, como Sudáfrica. Su objetivo es estimular la conciencia ambiental en los centros escolares y la puesta en común de las experiencias con los demás participantes internacionales del programa. Su aplicación consiste en siete etapas en las que se desarrollan acciones para el ahorro de energía y agua, la recogida selectiva de residuos o la reutilización de materiales. Una vez puesto en marcha con éxito, el centro recibe el galardón de la «Bandera Verde de Ecoescuelas». En España lo promueve la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC), que ha logrado que cientos de centros educativos de varias comunidades autónomas se unan al proyecto.
Escuelas Verdes: es una iniciativa de la Generalitat de Catalunya que pretende integrar la dimensión ambiental en los centros escolares e identificar a los colegios que muestren un mayor compromiso. Los responsables del centro deben redactar un Plan de cohesión ambiental para llevarlo a cabo durante varios cursos escolares mediante programas de acción. Algunas de estas iniciativas suponen el uso educativo de los patios, la puesta en marcha de huertos y granjas escolares, observatorios de aves, etc. En la actualidad, más de 200 centros escolares de toda Cataluña se han adherido a esta iniciativa.
Hay muchos proyectos locales que también pueden asumir los centros educativos
Euronet 50/50: es un proyecto de la Unión Europea que engloba a nueve Estados miembros. Trece de los cincuenta centros educativos participantes son escuelas primarias de la provincia de Barcelona. La idea es promover el ahorro energético en las escuelas y, con ello, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. Sus responsables calculan la disminución del consumo eléctrico en un año, de manera que devuelven el 50% de su importe a la escuela y el otro 50% al ayuntamiento que paga la factura. Según Nuria Parpal, una de las responsables del proyecto, esta metodología alcanza reducciones anuales de hasta un 15%, si bien se establece un mínimo del 1,5%.
Cómo poner en marcha uno de estos programas
Cada centro educativo es una realidad única que depende de muchos factores. Por ello, se tiene que analizar su situación concreta y saber qué instituciones pueden ayudar. Pérez Carrillo recomienda empezar por actuaciones fáciles para lograr buenos resultados que motiven a seguir adelante en nuevas metas. Numerosos materiales didácticos ayudan a los centros educativos a mejorar los aspectos relacionados con la sostenibilidad.
Además de los programas citados, hay otros muchos proyectos locales que también pueden asumir los centros educativos, como el fomento de los mercados de intercambio y los comedores ecológicos, caminos escolares seguros, granjas escuelas ecológicas, etc. Los Centros de Educación Ambiental de las diferentes comunidades autónomas son otra vía de ayuda.
Según Pérez Carrillo, uno de los puntos débiles de estos programas es la participación. Promover la implicación de todos los integrantes de un centro no siempre es fácil. Por ello, no sólo resulta esencial que los responsables del centro pongan en marcha un programa ecológico, sino que las familias se impliquen. Los padres y los alumnos deben apoyarlos y favorecer el cambio de conducta también en casa. Por otro lado, en ocasiones es difícil desarrollar un proyecto de este tipo en un edificio que reúne las condiciones necesarias.
Tanto las familias como los profesores pueden interiorizar una serie de conductas favorables para la conservación del medio ambiente. Las opciones son muy diversas: aplicar las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) en cualquiera de los bienes del colegio, utilizar productos y materiales ecológicos y de alta eficiencia energética, consumir alimentos locales de temporada, frutas o bocadillos preparados en casa y evitar envases de usar y tirar, elegir un centro educativo lo más cercano a casa para no utilizar el coche, integrar en el edificio elementos ecológicos como paneles solares, bombillas de bajo consumo o papeleras diferenciadas de reciclaje, plantar árboles y explicar conceptos ecológicos mediante la lectura de libros o el visionado de documentales de naturaleza, etc.