En España se ha construido mucho y mal, e incluso la mayoría de los edificios que aseguran ser sostenibles no lo son. Es la conclusión que puede extraerse al hablar con Joan Sabaté, arquitecto director de SaAS, una sociedad dedicada a la arquitectura sostenible. Según este experto, un auténtico edificio sostenible no solo no es más caro, sino que permite ahorros considerables desde el primer año, y por ello, recomienda a los consumidores que exijan los certificados correspondientes. Además, Sabaté asegura que en los próximos diez años miles de casas en toda España tendrán que rehabilitarse para cumplir la normativa europea.
“El sistema normativo español de la construcción necesitará una profunda revisión para alcanzar los objetivos de la UE”En la información que muestran, o mejor dicho, que no muestran. El carácter sostenible de un edificio no es una cuestión de voluntad o de discurso, sino el resultado de un balance de entradas y salidas que debe ser tan riguroso como la contabilidad de una empresa. Imagine una publicidad de un coche ecológico que solo hablara de conceptos y tendencias, pero que no mencionara ni un solo dato sobre el consumo o las emisiones. Nadie se lo creería y, con toda probabilidad, al final lo denunciaría como publicidad engañosa. Por el contrario, en el mundo de la edificación parece que cualquier afirmación no precisa justificación.
Hay normativas que regulan la construcción, como el Código de la Edificación, que deben ser respetadas y no pongo en duda que lo sean. Pero en España estas normativas tienen exigencias ambientales muy limitadas. Por ello, aunque todas las nuevas edificaciones las cumplan, no se garantiza su sostenibilidad. Todo el sistema normativo español necesitará una profunda revisión para alcanzar los objetivos que fija la UE en materia ambiental para los próximos diez años.
Implica una reducción del consumo de calefacción y agua caliente sanitaria del 40% respecto de un edificio que cumpla los mínimos fijados por la actual reglamentación. Pero si el consumidor desea de verdad apostar por las viviendas sostenibles, debería además exigir un sello ambiental. Certificaciones como la norteamericana LEED, la alemana PassivHaus, la suiza Minergie, o la recién establecida Verde española, garantizan no solo la eficiencia energética, sino las buenas prácticas ambientales en ámbitos como el consumo de materiales o la eficiencia en el uso del agua. Por su parte, las certificaciones ambientales son mecanismos voluntarios similares a las certificaciones de calidad empresarial, como la ISO 9001, que se promueven para diferenciarse de la competencia. Estos nuevos sellos han irrumpido con enorme fuerza en algunos ámbitos de la edificación, empujados en muchos casos por las políticas de responsabilidad social corporativa (RSC) y marketing verde de las grandes compañías multinacionales.
“El coste de la edificación es apenas una tercera parte de la cantidad que se paga por la vivienda”El LEED, con gran penetración en el mercado de oficinas y próximo a los grandes fabricantes, y el centroeuropeo (PassivHaus, Minergie), más vinculado a la vivienda. Me inclino por el segundo, ya que insiste más en la cuantificación y no tanto en el cumplimiento de determinados parámetros.
Saber comprar. Saber que puede exigir balances cero y costes anuales similares a los actuales. Saber que el coste de la edificación es apenas una tercera parte de lo que paga por la vivienda, que el suelo es la parte más importante (aún en este momento) y que un incremento del coste de construcción del 10% representa menos del 3% del coste final, y que el valor mensual del incremento de la hipoteca será menor que el ahorro obtenido. Saber que apostar por la sostenibilidad no solo le hará sentirse mejor y más ético, sino que no le costará más caro, y que puede y debe exigir a promotores y arquitectos que justifiquen estos balances económicos y ambientales. Y si no, no comprar. En estos momentos en que el mercado está saturado de oferta y falto de demanda, si exige, encontrará respuesta.
“En estos momentos, el mercado inmobiliario en España es prácticamente inexistente”En estos momentos, el mercado inmobiliario en España es prácticamente inexistente. La mayor parte de las ventas se nutren del stock de edificios empezados antes del inicio de la crisis y, por tanto, no incorporan mejoras ambientales. En muchos casos, son edificios ya obsoletos antes de ocuparse. Pero todo apunta a que las nuevas promociones serán mucho más sensibles en estos aspectos. Los inversores que compran edificios de oficinas para alquilarlos y cuyo negocio es patrimonial, apuestan ya de manera decidida por edificios con certificación LEED, ya que muchas grandes compañías internacionales exigen esta distinción en sus sedes corporativas.
Responderé con un caso práctico. Hace un par de años, SaAS desarrolló un proyecto de 60 viviendas de protección oficial en Tossa de Mar (Girona) para la Generalitat, con una reducción estimada del 70% en el consumo de calefacción y producción de agua caliente sanitaria (ACS), respecto a un edificio convencional. El proyecto, auditado por la Administración, incrementó el coste de construcción en unos 4.500 euros para una vivienda de 80m2 útiles. La reducción de consumo representa un ahorro anual neto de unos 550 euros, mientras que el coste anual de incrementar nuestra hipoteca en 4.500 euros, a veinte años, puede oscilar entre 320 y 350 euros anuales. No solo no es más caro, sino que representa un ahorro anual neto desde el primer año. El ahorro se incrementará de forma proporcional al incremento de precio de la electricidad y puede significar un salto cualitativo en el momento de nuestra jubilación. Este mismo ejemplo se puede aplicar a otros proyectos similares.
“Se ha construido mucho y mal, y en los próximos años se deberá rehacer parte de este trabajo”El futuro pasa por la rehabilitación. Se ha construido mucho y mal, y en los próximos años se deberá rehacer parte de este trabajo. Hay una directiva de la UE que obliga a los Estados miembros a reducir en un 20% la demanda energética para el año 2020. Este reto solo puede conseguirse con la rehabilitación del patrimonio construido, ya que las nuevas edificaciones no pueden reducir el consumo de lo existente. Reducir el 20% de la demanda implica rehabilitar en los próximos nueve años el 30% del parque edificado, con una reducción del consumo cercana al 70%. Para poner una cifra, en Cataluña implicaría rehabilitar más de 70.000 viviendas anuales, ¡más que lo construido en las épocas de la burbuja inmobiliaria!
No se trata de la edificación, sino de la economía. El sistema económico actual es insostenible porque no cierra sus ciclos de materia o energía. Toda la producción tecnológica se basa en la extracción de los recursos naturales, su transformación en productos con valor comercial y su eliminación, una vez consumidos, en forma de residuo. Un modelo económico que consume de manera sistemática el capital natural y que nunca repone esa destrucción tiene los días contados.
“El sistema económico actual es insostenible porque no cierra sus ciclos de materia o energía”
Hay que incorporar los costes de mantenimiento y explotación, los costes ambientales, los costes de reposición, y cerrar el balance a cero. Es una extraordinaria apuesta que mejora el mundo y da sentido a la propia vida.
Joan Sabaté i Picasó (Manresa, 1960). Arquitecto por la ETSA Barcelona, UPC (1986). Es socio fundador de SaAS, director del área de Construcción de la Escuela de Arquitectura de La Salle, URL, y miembro de la Comisión de Sostenibilidad del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona. Ha sido profesor de diferentes cursos y másteres en la ETSAB, UPC, La Salle (URL) y la UIC. Ha impartido conferencias y seminarios en varias universidades e instituciones de Cataluña, Madrid, Portugal, Francia, Italia, Bruselas, Marruecos, Algeria, Argentina, Uruguay y Chile.