La accesibilidad para personas con alguna discapacidad física sigue siendo una asignatura pendiente en todas las ciudades españolas. No obstante, en la mayoría de ellas se están instalando cada vez más semáforos sonoros para que las personas invidentes, que representan el 22% de las personas con alguna discapacidad, sepan cuándo pueden cruzar la calle con seguridad.
De hecho, mientras que en Latinoamérica todavía se está introduciendo este sistema, Europa, y especialmente nuestro país, es líder en la implantación de semáforos sonoros. Oviedo, Valencia o Bilbao cuentan con un gran número de estos aparatos, que también se han instalado en ciudades de menos de treinta mil habitantes. El Ayuntamiento de Murcia, por su parte, trabaja para que en este año 2006 todos los semáforos de la ciudad sean sonoros.
Estos proyectos, promovidos por la Fundación ONCE y el Imserso, son de gran ayuda no sólo para las personas con deficiencias visuales, sino también para otros colectivos como los enfermos de Alzheimer o los niños.
Los semáforos, conectados a un ordenador, emiten dos sonidos diferentes para indicar cuándo el semáforo está en verde y cuándo está en intermitente. Para saber que un semáforo es sonoro, quien tenga una discapacidad visual debe palpar el poste en busca del altavoz. Además, algunos semáforos sonoros incorporan una flecha en relieve que vibra e indica la dirección correcta del cruce peatonal. No obstante, este método entraña una serie de desventajas que poco a poco se van intentando paliar.
El principal problema es que, para que las personas invidentes oigan bien la señal de que se puede cruzar, los semáforos emiten un sonido muy estridente que molesta a todo el vecindario, sobre todo por la noche. Ante esto, muchos ayuntamientos optaron por detener el sonido por la noche, algo que ha disgustado al colectivo de invidentes porque reivindica su derecho a caminar por la ciudad con seguridad también por la noche.
Para solucionar estas desavenencias, se ha optado por proporcionar a las personas invidentes un mando a distancia para que el sonido sólo se active cuando alguien así lo requiera. El control remoto, homologado por la ONCE, es válido para los semáforos de todas las ciudades que utilicen este sistema. El mando, similar a los que se utilizan para abrir garajes, se activa al pulsar cualquiera de sus dos botones, y emite una señal para confirmar que funciona y que sus pilas no están gastadas. Un nuevo paso es integrar el mando en los bastones, una medida innovadora que todavía se está estudiando.
Otra mejora de cara a no ocasionar molestias al vecindario, es que los nuevos semáforos sonoros tienen la capacidad de regular el volumen en función del ruido ambiental. De esta manera, en horas de poco tráfico, el sonido será mucho más suave, disminuyendo así el nivel de contaminación acústica.
Pese a agradecer estas avances, el colectivo de invidentes suele denunciar que de nada sirven estos sonidos si quien puede ver no respeta los semáforos. Por ello, la gran mayoría sigue requiriendo ayuda de otros peatones para cruzar el paso de cebra con tranquilidad.