El envejecimiento en España se acelerará durante la siguiente década. Ésta es la conclusión del «Libro Blanco de la Dependencia», documento de más de 1.000 páginas redactado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y que presenta las claves de la atención a las personas que necesitan algún tipo de ayuda en el desarrollo cotidiano de su vida.
«Durante los primeros años del siglo XXI, el envejecimiento de la población está teniendo unas características peculiares, condicionadas por la historia demográfica española», explican los autores del libro. «La razón es la caída de la natalidad que se produjo en España en los años que siguieron a 1936. Los miembros de esas generaciones relativamente poco numerosas han comenzado a incorporarse a la población mayor de 65 años partir del año 2001», añaden.
Como consecuencia de este fenómeno, en estos primeros años de siglo se está produciendo una «apreciable disminución» del ritmo de crecimiento de la población y un leve descenso en el número de personas que cumplen cada año la edad de jubilación.
Esta situación «ha aliviado un poco» la presión que ha venido ejerciendo el crecimiento continuado de la población mayor sobre los sistemas de pensiones y es lo que los expertos califican como una «tregua demográfica». Sin embargo, existe un problema considerable y es que el incremento de personas mayores de 80 años es cada vez mayor y es precisamente este grupo de población el que requiere mayor atención social.
En progresión
El siglo XX ha vivido una revolución de la longevidad que explica este proceso de envejecimiento. Así lo reconocía ya el Plan de Acción para las Personas Mayores 2003-2007, aprobado en Consejo de Ministros en agosto de 2003. Entre los indicadores demográficos básicos ponía de relieve que cuando en 1992 se publicaba el Plan Gerontológico Nacional España contaba con 5.761.767 personas mayores de 65 años. Diez años más tarde, nuestro país contaba con más de siete millones.
La cifra de personas mayores ha aumentado siete veces en el siglo XX. Y mientras que el total de la población nacional se ha doblado, las personas octogenarias para 2001 se habían multiplicado por 13, según la revisión del padrón municipal del INE.
Los cálculos establecen que en esta primera década, el número de mayores con más de 80 años aumentará en 850.000 personas, con lo que su ritmo de crecimiento será muy superior al del grupo a partir de 65 años. En sólo dos décadas, la cantidad de mayores de 80 años se ha duplicado (entre 1970 y 1990) al pasar de medio millón a 1,1 millones de personas. Las previsiones hablan de que en 2016 habrá 2,9 millones, lo que supone el 6,1% del total de la población. «De este modo, la presión sobre los recursos se va a desplazar desde las prestaciones económicas hacia la necesidad de prestaciones de servicios, lo que va a exigir un importante esfuerzo inversor para poner al día nuestra insuficiente red asistencial», reconocen desde el Ministerio de Trabajo.
Generaciones del «baby boom»
No obstante, esta «tregua demográfica» no durará mucho tiempo, ya que a partir de 2011 el crecimiento global de la población volverá a intensificarse, debido a la incorporación de generaciones más numerosas. Ese crecimiento alcanzará una particular intensidad a partir del año 2020, en el que empezará a incorporarse a la población mayor las primeras generaciones del «baby boom», que en España comenzó a producirse a finales de los años 50.
La situación será todavía más preocupante cuando la generación que ahora tiene 30 años alcance los 65, sobre todo si se mantiene la actual tasa de natalidad, que no permitirá regenerar la población con nuevos trabajadores que contribuyan con solvencia al mantenimiento del sistema de pensiones.
Sin embargo, la económica, con ser importante, no es una de las preocupaciones más acuciantes. En el corto plazo, alerta más la dificultad para la prestación de servicios sociales a este segmento de la población. Y de servicios sociales que además sean profesionalizados y que no dependan de la buena voluntad de la familia.