La fiebre hemorrágica de Marburg es casi idéntica desde el punto de vista clínico al virus del Ébola, pero más mortal. Se transmite por vía respiratoria y presenta ahora las tasas de mortalidad más altas vistas desde su aparición en 1967. Durante el año 2000 se produjo el último brote de Ébola en Uganda. Provocó 160 muertes. Desde octubre hasta ayer, la fiebre de Marburg se ha cobrado la vida en Angola de 174 personas de los 200 infectados. Un 75% son menores de cinco años.
La enfermedad mortal se restringe a un área del país africano, la de Uíge, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) teme que el brote pueda alcanzar la cercana Luanda, la capital del estado, donde viven tres millones de personas. Aunque también existe el temor de que se extienda a países como Namibia, Congo y Zambia. Ayer, la agencia sanitaria de Naciones Unidas reclamó un fondo extraordinario de casi tres millones de euros para intentar contener el brote en tres meses. Los facultativos que trabajan sobre el terreno consideran viable su control aunque reconocen que hace falta una movilización mayor en cuatro o seis semanas.
Hospitales, foco de infección
Mike Ryan, director de las operaciones de la OMS, afirmó ayer que «esto es una crisis, una crisis de salud nacional». Ryan reveló que los hospitales han podido convertirse en foco de infección para los niños debido a que el personal de salud «no está suficientemente preparado para manejar este tipo de patógenos». A favor de los médicos juega el hecho de que buena parte de los equipos que intentan atajarla participaron en 2000 en el control de la epidemia de Ébola en Uganda. En contra, los tres decenios de guerra civil que ha vivido Angola, que han dejado al país con un sistema sanitario muy debilitado y unas redes de transporte insuficientes, además de una población extremadamente débil.
La epidemia se detectó el 17 de marzo. En ese momento, el Gobierno angoleño notificó la muerte de 39 personas por una fiebre hemorrágica aguda. Pocos días después, los análisis daban con el causante: el virus de Marburg. Pero también con el origen en el tiempo: el mes de octubre. Una recapitulación en las causas de muerte elevó la estadística a 95 personas fallecidas desde octubre hasta mediados de marzo. Y desde el principio y hasta ayer, 174 defunciones.
Los equipos médicos han informado de casos externos al área de Uíge, incluso en Luanda, pero todos correspondientes a personas que habían permanecido días antes en el territorio afectado. A tan alta mortalidad se suma la facilidad de contagio y que ha provocado la muerte de doce médicos, lo que ha provocado que los equipos refuercen las medidas de prevención.
En los primeros estadios de la infección, sus síntomas no son evidentes y pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades más comunes, como la malaria, la fiebre amarilla y la fiebre tifoidea. Sus primeros síntomas son diarrea líquida intensa, dolor abdominal, náuseas y vómitos, y dolor torácico y pulmonar intenso, irritación de la garganta y tos. Una gran proporción de los casos presentan manifestaciones hemorrágicas severas a los 5 ó 7 días, que casi siempre afectan al aparato gastrointestinal y a los pulmones. En ese momento aparece una erupción característica, que en ocasiones cubre el cuerpo entero. La muerte tarda entre tres y siete días en producirse.