La incidencia de la malaria se ha duplicado en nuestro país desde 1995. Esta enfermedad está rebrotando debido, entre otras cosas, al aumento de los viajes al extranjero, la inmigración, la cooperación humanitaria, los negocios internacionales y las operaciones militares. Entre 1986 y 1995 se registraron una media de 225 casos anuales, mientras que desde 2000 se rondan los 450.
«Lo curioso es que los adultos se preocupan mucho por vacunar a sus hijos, pero ellos viajan sin tomar precauciones», asegura José Ramón de Juanes, responsable de Vacunaciones de la Comunidad de Madrid, que ayer presentó la segunda edición de la guía «Viajes internacionales, recomendaciones generales y vacunas». Este manual, del que es coautora Pilar Arrazola, del Hospital Doce de Octubre de Madrid, es una actualización del que apareció en 2002.
La guía hace especial hincapié en dos aspectos. El primero es la malaria o paludismo, por su riesgo de complicaciones graves y muerte. Esta infección es provocada por el parásito plasmodium, que se transmite mediante la picadura del mosquito anófeles. En el mundo se registran entre 300 y 500 millones de nuevos casos anuales (el 36% de la población vive en zonas de riesgo), con el resultado de 1,5 millones de muertes. Sin embargo, De Juanes y Arrazola destacan que el 60% de los viajeros que van a países de riesgo no suele tomar las precauciones adecuadas.
El segundo son las enfermedades de transmisión sexual, «una de las vías de contagio más extendidas, junto con el agua y el aire», dice De Juanes. Para este especialista, resulta esencial «llevar preservativos tanto en el equipaje como en el botiquín. Son productos que, como otros medicamentos que recomendamos llevar, no se encuentran tan fácilmente como puede pensarse en algunos de los países de destino».