España es uno de los países menos deportistas de Occidente. Sólo uno de cada tres ciudadanos practica algún deporte. Un nuevo estudio así lo certifica y advierte del «efecto contagio» entre la población juvenil; desde 1995 ha caído un 20% el número de jóvenes aficionados a la práctica deportiva.
El informe, titulado «Deporte, salud y calidad de vida», ofrece datos a partir de una encuesta a 2.000 personas. De ellas, sólo el 36% dijo realizar «algo» de ejercicio de vez en cuando. Sólo el 25% afirmó hacer deporte tres o más veces por semana. Este último es uno de los porcentajes más bajos de Europa. Hay países como Finlandia o Suecia que lo multiplican por dos o por tres.
Un 15% de los encuestados admite no tener ningún interés en el ejercicio físico. A seis de cada diez, sin embargo, les gustaría ejercitarse, pero no lo hace, o al menos no tanto como quisiera. En cuestión de género, las españolas son todavía más sedentarias que los varones (cuatro de cada diez practicantes deportivos son mujeres).
Por edades, los jóvenes son el colectivo con mejores niveles de práctica deportiva; entre los 16 y los 34 años hace ejercicio regular el 52% de la población, aunque esta cifra supone un retroceso. Entre 1995 y 2008, el porcentaje de la juventud sedentaria ha aumentado un 20%. Falta de tiempo es lo que alega casi el 60% de los jóvenes.
Entre la tercera edad, sólo dos de cada diez mayores de 65 años practican ejercicio regular algo más exigente que el mero paseo. A caminar se apunta, sin embargo, el 64% de los pensionistas. La salud, la integridad física o la economía son los principales motivos que aducen los mayores para abstenerse de hacer deporte.
Nivel económico
El informe precisa que el nivel económico y la situación laboral inciden a la hora de hacer ejercicio o no, y otro tanto ocurre con el perfil educativo. Practican más deporte quienes tienen cuentas más saneadas, empleos de mejor calidad y mayor nivel de estudios. El perfil del practicante deportivo español es el de un joven, con trabajo, y también aquellos cuyos padres o abuelos hacían o hacen ejercicio porque es una costumbre hereditaria. El 80% de quienes se habituaron desde pequeños a la práctica deportiva, la mantienen de adultos.
En cambio, son menos dados al deporte parados, mileuristas y pensionistas. Asimismo, ser ama de casa, persona separada, divorciada o viuda también son factores «de riesgo» de sedentarismo.
Para cambiar este panorama, los autores del estudio proponen una nueva Ley de Deporte, reforzar la práctica deportiva en todos los ciclos educativos, e instan a las empresas a abrir instalaciones deportivas propias o concertadas para sus empleados, lo que evitaría muchas bajas laborales y «aumentaría el rendimiento y la productividad laboral». Algunos estudios cifran en 600 euros el ahorro que puede dispensar a la empresa un trabajador deportista. También sugieren crear la figura del médico deportivo en la asistencia primaria, como medio para fomentar este hábito entre la población.