La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y la Sociedad Española de Contracepción iniciaron en verano una campaña de sensibilización global sobre la problemática en la accesibilidad a la anticoncepción de urgencia. La conocida como ‘píldora del día después’, un comprimido de levonorgestrel, está indicada dentro de las 72 horas inmediatas a la práctica de coito sin protección y sin intención de embarazo. Actualmente, su acceso en España es desigual en las distintas comunidades autónomas: mientras que algunas se hacen cargo del coste del medicamento y lo recetan en todos los servicios sanitarios, en otras no ocurre lo mismo.
Una medida de urgencia
La campaña promovida por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y la Sociedad Española de Contracepción (SEC) propone medidas tales como la posibilidad de prescribir por avanzado una anticoncepción de urgencia o que se pueda adquirir la píldora sin receta. Los especialistas consideran que, seis años después de la comercialización en España de los primeros preparados, siguen siendo demasiados los obstáculos que muchas usuarias potenciales se encuentran para conseguir el fármaco.
Para acceder a la anticoncepción de urgencia, la mujer debe acudir a un centro médico en el que, teóricamente, se le va a expedir una receta para adquirirla en una farmacia. «Sin embargo, no son raros los casos en los que los mismos servicios de urgencia de los hospitales deniegan la prescripción del medicamento, bien por no considerarlo una situación de emergencia (en cuyo caso derivan a la usuaria a un centro de planificación familiar), o por recurrir algunos facultativos a la objeción de conciencia y negarse a facilitar el acceso a un medicamento considerado erróneamente abortivo. Y la historia se repite en las farmacias», explica Ezequiel Pérez Campos, presidente de la SEC.
Pérez también critica que las reticencias para la dispensación de la anticoncepción de urgencia «recuerdan los posicionamientos, más ideológicos que científicos, que se vivieron en España hace ya muchos años con motivo de la aparición de las primeras píldoras anticonceptivas». Pérez Campos subraya que esta posición es, a día de hoy, anacrónica.
Los resultados de una encuesta sobre más de cuatro mil solicitantes de ‘píldora del día después’ revelan que sólo el 1,9% tenía menos de 16 años
Diversos estudios, sin embargo, han demostrado que los médicos son también reticentes a administrar universalmente la receta de la ‘píldora del día después’, por considerar que se trata de un remedio propio de adolescentes o mujeres sin una formación sexual satisfactoria. Sin embargo, datos recabados por las sociedades científicas dejan claro que esto no es cierto: una encuesta llevada a cabo en más de cuatro mil solicitantes españolas de anticoncepción de urgencia ha desvelado que sólo el 1,9% tenía menos de 16 años.
Inmigrantes denigradas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) propugna que el uso generalizado de la anticoncepción de urgencia permitiría evitar hasta un 70% de los abortos, y este dato es especialmente significativo para el colectivo de mujeres inmigrantes, que practica el 50% de las interrupciones voluntarias del embarazo que se realizan en España. La Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI) revela asimismo que el 80% de mujeres inmigrantes residentes en España no ha oído hablar jamás de la anticoncepción de urgencia.
Urge mejorar, en opinión de la ACAI, la información disponible sobre la ‘píldora del día después’ para conseguir su acceso adecuado. Otra encuesta a 809 ginecólogos participantes en el último congreso anual de la SEGO aclara que hasta un 62% de los especialistas no informan adecuadamente a sus pacientes sobre posibles errores en el tratamiento con anticonceptivos de uso regular, y aproximadamente una cuarta parte sólo lo hace cuando instaura un nuevo tratamiento o cuando aconseja un cambio de anticonceptivo.
Poco más de la mitad de los ginecólogos consultados reconoce abiertamente informar específicamente acerca de la anticoncepción de urgencia siempre que se aborda el tema de los fármacos anticonceptivos. Sin embargo, sólo el 10% informa en charlas más amplias sobre planificación familiar, y un 22% sólo informa cuando es la paciente quien saca el tema. «Los ginecólogos españoles conforman un colectivo amplio en el que concurren, como es lógico, diferentes sensibilidades y formas de pensar», excusa José Manuel Bajo Arenas, presidente de la SEGO. «La SEGO, no obstante, rehuye como sociedad científica el riesgo de embarazos no deseados y apoya por tanto esta anticoncepción de pronta respuesta siempre que contribuya a evitarlos, como de hecho hace».
Más información, menos recetas
Además de la información, la gran medida que aumentaría el acceso a la anticoncepción de urgencia sería, según los expertos, una administración libre de receta «o que, al menos y mientras esta demanda no sea satisfecha en todas partes por igual, se pudieran prescribir las recetas por adelantado». De esta manera, Bajo Arenas subraya que la paciente no tendría que salvar tantos obstáculos para buscar en primer lugar un servicio médico (en muchas ocasiones de guardia) y, a continuación, una farmacia, «sino que acudiría directamente a esta última».
En definitiva, hallar una farmacia abierta en fin de semana es siempre más fácil que dar con un médico, teniendo en cuenta que estos tratamientos concentran su indicación y su eficacia en periodos muy cortos. «La píldora del día después se puede tomar hasta un máximo de 72 horas después de la relación sexual, pero es más efectiva cuando se consume dentro de las primeras 24 horas, que es cuando los distintos mecanismos por los que actúa la medicación tienen más posibilidades de activarse», apunta Bajo Arenas.
La Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla-La Mancha, la Rioja o el País Vasco no contemplan planes de mejora o implantación eficaz de la anticoncepción de urgencia
Según los datos clínicos, la eficacia de la píldora del día después para evitar el embarazo llega de promedio a un 85%, aunque consumida dentro de las 24 horas siguientes al coito sin protección alcanza hasta un 95%. «Desde la SEC no consideramos imprescindible una receta médica para la dispensación de una anticoncepción de urgencia», añade Pérez Campos. «Se trata de un medicamento tenido por esencial e inocuo, según la OMS, y fácil de administrar. Parece incongruente que en muchos países de Europa y en EEUU las administraciones confíen en la capacidad de discernimiento de las mujeres que demandan este tratamiento y en España no lo hagamos».
Acceso desigual
Cada comunidad autónoma del Estado español parece seguir consignas distintas a este respecto. Por ejemplo: Andalucía y Cataluña disponen de una amplia red de centros de salud o atención a la mujer que proporcionan asesoría y que, además, dispensan gratuitamente la anticoncepción de urgencia. En general, estas dos comunidades junto con Galicia, Navarra, Extremadura, Aragón y recientemente Castilla y León, ya han puesto en marcha planes de mejora de accesibilidad a la píldora del día después; mientras que en Madrid, Baleares y Cantabria la disponibilidad de estos tratamientos pasa por contratiempos.
Por último, ni la Comunidad Valenciana, ni Murcia, Castilla-La Mancha, la Rioja o el País Vasco contemplan planes de mejora o implantación eficaz de la anticoncepción de urgencia. Si las diferencias son claras en España, también lo son entre nuestro país y otros del entorno. Así, las ciudadanas de Francia, Reino Unido, Portugal, Suecia y Bélgica pueden adquirir la píldora del día después libremente en farmacias, sin receta, y disfrutar además de beneficios añadidos como la dispensación gratuita del fármaco en las escuelas (una medida que se adoptó en Francia para reducir el alto índice de abortos adolescentes).