Efectos secundarios de los antianémicos

La comunidad científica pone en entredicho, de nuevo, el uso indiscriminado de antianémicos por el elevado riesgo de efectos secundarios graves para la salud
Por Montse Arboix 17 de abril de 2008
Img anemia
Imagen: NLM / NIH

Los antianémicos (eritropoyetina, conocida como EPO) están indicados para el tratamiento de la anemia secundaria a la insuficiencia renal crónica relacionada con diálisis. Además, en los pacientes con riesgo elevado de complicaciones transfusionales, reducen la necesidad de transfusiones cuando son intervenidos de cirugía mayor. También incrementan la producción de sangre autóloga (del propio individuo) en pacientes en programas de trasplante y quimioterapia.

Riesgos

Los antianémicos, tratamiento utilizado para luchar contra la anemia sobre todo en pacientes con cáncer, aumentan un 10% el riesgo de muerte y en un 57%, de tromboembolismo venoso (coágulos en el interior de las venas). Así concluye un estudio, publicado recientemente en la revista ‘Journal of the American Medical Association’, liderado por Charles Bennet, de la facultad de medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern.

Los agentes estimulantes de la eritropoyesis aumentan un 10% el riesgo de muerte y un 57% el de tromboembolismo

Los ensayos también apuntan que los llamados agentes estimulantes de la eritropoyesis (AEE) están asociados a un crecimiento apresurado de los tumores y a un mayor riesgo de muerte. Bennet, hematólogo y oncólogo del Hospital Northwestern del Centro Médico de VA Jesse Brown de Chicago (EE.UU), asegura que después de que estos medicamentos lleven en el mercado15 años es inquietante darse cuenta de los problemas que conllevan. Además, anima a los especialistas a informar adecuadamente a los pacientes sobre los supuestos riesgos y beneficios de los antianémicos.

Sin embargo, no todos los expertos comparten la preocupación que ha generado la publicación de este metaanálisis de 51 ensayos clínicos, realizados sobre una población de 13.613 pacientes. Jay Brooks, presidente de hematología y oncología del Ochsner Health System de Baton Rouge, Luisiana (EE.UU.) explica que muchos de los ensayos que cambiaron las directrices de administración de estos productos se elaboraron en Europa y fuera de las directrices de EE.UU. Este experto cree que, si se utilizan de forma eficaz, son útiles.

Antecedentes dudosos

Desde hace tiempo se está cuestionando la eficacia de estos fármacos que, sólo en EE.UU., se prescriben a más de medio millón de personas con cáncer y que generan ganancias millonarias a las empresas fabricantes. A mediados del año pasado, un panel de expertos de la Food and Drug Administration, FDA, ya evaluó tres fármacos que se usaban para revertir la anemia de los pacientes en programas de diálisis o quimioterapia ante la sospecha de conllevar ciertos riesgos, cuestionando su seguridad y buen uso.

Según concluye otro estudio publicado en la revista ‘the Journal of American Medical Association’, en EE.UU., país dónde más antianémicos se prescriben, las grandes cadenas privadas de diálisis suelen administrar dosis mayores de estos fármacos que los centros Medicare, programa federal de asistencia médica. Además, las últimas revisiones apuntan que no existen las suficientes evidencias científicas que avalen su uso en estos enfermos. Datos de anteriores estudios relacionaban los antianémicos con más riesgo de trombosis, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca congestiva, accidente cerebrovascular y mayor mortalidad.

El pasado año, los fabricantes de agentes estimulantes de la eritropoyesis (epoetina alfa y darbepoetina alfa) ya ajustaron las indicaciones de sus productos, después de que aparecieran algunos estudios que los señalaban como peligrosos cuando se administraban a pacientes de forma profilaxica, es decir, con el fin de conseguir o mantener un nivel de hemoglobina superior a 12 gr/dL, siendo los valores normales en hombres de 14 gr/dL y en mujeres de 16 gr/dL. A partir de entonces, por recomendación de la FDA, los fabricantes advierten en sus prospectos que tanto la epoetina como la darbepoetina no deben usarse de pacientes neoplásicos cuya anemia no sea consecuencia de la quimioterapia y que deben administrarse las dosis más bajas posibles; además, aconsejan controles para asegurar que el valor de la hemoglobina no supera los 12 gr/dL, que es cuando existe mayor riesgo.

DOPING CON EPO

ImgImagen: Rombik

La eritropoyetina (EPO) es una hormona glucoproteica cuya principal función es la regulación de la producción de hematíes (glóbulos rojos) de la sangre. A pesar de que la producción y destrucción de glóbulos, que son los encargados de transportar el 99% de oxígeno en la sangre, se realiza a la misma velocidad, si el riñón percibe un descenso de su concentración, libera EPO para estimular a la medula ósea a producirlos. Cuando un deportista recibe inyecciones de EPO sintética, incrementa la concentración de hematíes hasta en un 70%, dependiendo del esfuerzo físico y la pérdida hídrica asociada al mismo ejercicio. Así, los músculos pueden recibir más oxígeno a partir de la misma cantidad de sangre.

Como resultado hay un trabajo muscular más eficaz y mayor rendimiento con retraso de la aparición de cansancio. Por este motivo, los deportes que requieren más resistencia, como ciclismo o maratón son los que más podrían dar pie a la tentación de consumirlos. Su uso en el deporte está prohibido: aunque se produce de forma natural en el organismo, la EPO, igual que las autotransfusiones (utilizadas sobre un individuo sano), puede acarrear peligrosos problemas de salud. Al provocar mayor viscosidad de la sangre, es fácil que aparezcan trombos, que se traducen en fallo cardíaco, infarto de miocardio, trombosis pulmonares o cerebrales, daño renal, sobrecargas circulatorias y shock metabólico

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube