El efecto en la tensión arterial que provocan algunos fármacos analgésicos como la aspirina u otros antiinflamatorios de uso común, como ibuprofeno, diclofenaco o paracetamol, es un aspecto que no se debe menospreciar. Sobre todo, deben conocer sus consecuencias quienes padecen dolor crónico y/o necesitan calmantes de forma habitual, pero también las personas sanas, debido al uso común de estos medicamentos en los hogares, y quienes tienen problemas cardiovasculares, puesto que un ligero aumento en las cifras de presión arterial es, en muchos casos, un agravante para complicaciones mayores.
Consumo de analgésicos
Los analgésicos son algunos de los fármacos más consumidos en todo el mundo. Por este motivo, debe darse valor a cualquiera de sus posibles efectos secundarios. Varios estudios apuntan que el uso frecuente de estos medicamentos influiría de forma negativa en la hipertensión arterial (HTA). Por ello, dada su amplia distribución y el hecho de que la HTA es uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, esta correlación es de gran relevancia.
El macroestudio SUN (Seguimiento Universidad de Navarra), realizado para determinar esta relación con la hipertensión arterial (HTA), concluye que la ingesta de aspirina y otros analgésicos durante dos o más días por semana conlleva un mayor riesgo de hipertensión. En él, han participado de forma conjunta la Universidad de Navarra, la Universidad de Harvard y la Universidad de Minnesota (EE.UU.).
En la investigación, publicada en la «Revista Española de Cardiología», han participado 9.986 graduados universitarios de una media de 36 años. El trabajo se realizó mediante correo, con cuestionarios bienales. En las cartas se requería información sobre los hábitos de consumo de aspirina y analgésicos, así como los diagnósticos de HTA (con la fecha del diagnóstico). También se precisaba información sobre los hábitos de vida, nivel de actividad física, consumo de tabaco y alcohol, dieta y otros factores de riesgo cardiovascular.
Los excipientes de los fármacos efervescentes aportan una cantidad importante de sodio
Durante los 51 meses que duró el seguimiento, se confirmaron un total de 543 nuevos casos de hipertensión. Las conclusiones de los expertos apuntan una relación entre la hipertensión y el consumo de aspirina, aunque este medicamento se tome sólo dos veces por semana. Los otros analgésicos dieron resultados muy parecidos, de la misma manera que quienes tomaban aspirina y otros analgésicos de forma simultánea tuvieron una evolución similar. Con independencia de otros factores de riesgo, los expertos defienden la relación entre la HTA y el consumo habitual de aspirina y otros analgésicos. No obstante, advierten de que se necesita más investigación para obtener unos resultados más sólidos y concluyentes.
Conclusiones diversas
Otro estudio realizado durante ocho años con más de 50.000 mujeres sanas, perteneciente al «Nurses Health Study», confirma una correlación entre ambas variables. Y a las mismas conclusiones llega otro trabajo dirigido por el equipo de Daniel H. Solomon del Brigham and Women’s Hospital (Harvard Medical School, Boston, EE.UU.). Antes que estos, varias investigaciones determinaron este extremo, pero también el contrario. Los autores del «Physicians Health Study», que siguieron a cerca de 8.000 varones durante más de cinco años, no pudieron afirmar esta concordancia entre la HTA y los fármacos.
Por último, el equipo de Ramón C. Hermida, del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela (España), halló que, de forma curiosa, los valores de tensión arterial descendían de forma significativa en personas con tensión normal si se les suministraba una dosis baja de ácido acetilsalicílico (aspirina) por la noche. De ahí que se considere que el momento de la ingesta de los fármacos también podría influir.
¿Por qué aumentan la tensión arterial?
El mecanismo fisiológico que explica el aumento de la tensión arterial como consecuencia del consumo de AAS y AINES (analgésicos antiinflamatorios no esteroideos, como ibuprofeno, diclofenaco, paracetamol o indometacina, entre otros) está bien definido. Ambos actúan en la zona renal y disminuyen el flujo plasmático en el riñón, es decir, la cantidad de plasma que atraviesa los riñones y que, en un adulto normal, ronda 600 ml por minuto.
Por este motivo, disminuye el filtrado en el glomérulo (capilares renales donde se filtra la sangre y se elabora la orina) y aumenta la reabsorción de sodio, lo que provoca la retención de sal y el incremento de la tensión arterial. Por otro lado, estos fármacos también tienen un efecto vasoconstrictor ya que promueven la síntes y endotelina 1, dos proteínas con funciones vasoconstrictoras.
Otro aspecto muy importante es el formato del medicamento. Los excipientes de cada fármaco varían según su presentación: en sobres, pastillas, cápsulas o en comprimidos efervescentes. Un dato básico es la cantidad de sales sódicas en estos últimos para facilitar su dilución. En medicamentos comercializados en España, una dosis de un gramo de paracetamol en pastilla efervescente contiene alrededor de 376 y 567 mg de sodio.
Si organismos como la Organización Mundial de la Salud recomiendan que la dosis diaria de sodio no exceda los 5 gramos, es evidente que el consumo de estos fármacos de forma continuada aporta una dosis extra significativa. Es lógico pensar que el efecto en la tensión arterial debería tenerse en cuenta, sobre todo, en las personas que padecen dolor crónico y necesitan analgésicos de forma habitual, pero también deberían conocerse las consecuencias de su consumo habitual en la población sana y estudiar a quienes tienen problemas cardiovasculares.