En plena época invernal, muchas personas se encuentran en riesgo de sufrir un enfriamiento y que el resfriado o catarro derive en gripe. Este peligro es aún mayor ante la situación de pobreza energética que, en 2010, ya afectaba al 10% de los hogares españoles, según la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA). No poder hacer frente a las bajas temperaturas propias de esta estación puede suponer un riesgo para la salud de quienes tienen el sistema inmunológico frágil. Este artículo describe qué es el resfriado común y cómo evitarlo con una serie de medidas básicas. También se señalan algunas pautas que seguir una vez se ha enfermado.
Enfriamiento, resfriado y catarro: tres sinónimos
«Se suele utilizar la palabra enfriamiento o resfriado de forma indistinta para referirnos a un catarro. Esto se debe a que es común acatarrarse al estar expuestos a cambios de temperatura en invierno y en verano, por el aire acondicionado, aunque la causa real de un resfriado sea un virus«, explica Lara Zilvetti, farmacéutica y manager de comunicación de P&G Braun, H&S and Health Care.
El resfriado y la gripe causan el 50% de todas las infecciones respiratorias agudas durante el invierno
Pero, ¿por qué nos acatarramos después de pasar frío? «Al enfrentarse a un cambio de temperatura, el cuerpo necesita hacer un trabajo extra para poder mantener la temperatura corporal. En ese momento, pueden bajar las defensas del organismo y, si se está en presencia del virus del resfriado, contagiarse y desarrollar sus síntomas típicos: nariz congestionada, malestar general, febrícula y dolor de garganta. Además, en invierno se favorece el contagio, al permanecer más tiempo en lugares cerrados y con más gente», añade Zilvetti.
Aunque, en principio, el resfriado sea una dolencia leve, no hay que olvidar que puede derivar en gripe. El resfriado y la gripe causan el 50% de todas las infecciones respiratorias agudas durante el invierno y sus efectos pueden ser más graves en personas con el sistema respiratorio frágil, como quienes sufren asma, entre otras. Por ello, cada año, se insiste en la necesidad de que las personas con mayor riesgo de sufrir complicaciones debidas al virus de la gripe se pongan la vacuna antigripal. La Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) recuerda que los signos de la gripe son diferentes a los de un resfriado. Fiebre más alta, de 38 a 39 grados, dolor muscular, articular y de cabeza intensos y estornudos y congestión nasal muy leves son los más comunes.
Resguardarse del frío de manera económica
Evitar los enfriamientos requiere del sentido común en el día a día durante la época de más frío. En casa, cuando se quiere ahorrar en calefacción, hay una serie de medidas económicas que se pueden adoptar para mantener una buena temperatura ambiente en la vivienda: comprobar que las ventanas queden bien cerradas y colocar cinta adhesiva aislante para tapar rendijas y que no se cuele el aire por ellas, evitar las corrientes de aire al ventilar o permanecer largo rato durmiendo sin taparse.
La gripe y el resfriado están causados por un virus, por lo que los antibióticos no son los fármacos adecuados
Si se pasa tiempo en el sofá, viendo la televisión o leyendo, conviene cubrirse con una manta. También es importante moverse y no permanecer quietos mucho rato, así como colocar alfombras que hagan de aislante de un suelo frío, sobre todo, cuando es de baldosas.
Hay que tener en cuenta que llevar los pies descalzos, aunque sea por poco tiempo, puede producir enfriamiento, ya que manos y pies, sobre todo estos últimos, son muy sensibles. Para evitarlo, se aconseja llevar buenas zapatillas en casa y zapatos de suela aislante en la calle, calcetines y guantes de lana. Los teletrabajadores pueden usar guantes sin dedos para proteger los nudillos de las manos mientras escriben en el ordenador.
En cuanto a la ropa de abrigo, es indispensable llevar prendas de ropa interior de calidad para combatir el frío, como camisetas térmicas que sean transpirables. La parte de arriba del cuerpo se puede abrigar con tres capas (camiseta interior, blusa o camisa y jersey de lana), mientras que para la inferior bastan dos capas (pantalones con leotardos debajo en el caso de la mujer, o pantalones recuperando los calzoncillos largos, en desuso, en el de los hombres).
Conviene evitar los cambios muy bruscos de temperatura entre el domicilio, u otro lugar cerrado, y el exterior porque, además de favorecer el resfriado, elevan el riesgo de infarto, según la Fundación Española del Corazón. Vestir varias capas es tan importante como cubrirse con un buen abrigo al salir a la calle, más en climas de frío extremo. Ante las bajas temperaturas, el gorro es esencial, pues el calor se pierde por la cabeza y, al llevarlo, el calor corporal se distribuye más por el organismo. Las bufandas también son cruciales para proteger la garganta y las vías respiratorias del frío y de las ráfagas de aire, sobre todo, a la salida de una boca de metro o de un autobús.
Tanto el resfriado como la gripe son infecciones respiratorias muy contagiosas, por lo que, para evitarlas, hay que taparse la boca o la nariz al estornudar y utilizar pañuelos desechables, lavarse las manos con frecuencia y vacunarse de la gripe si se pertenece a un grupo de riesgo, según comenta la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC).
Esta misma sociedad recomienda, una vez se haya enfermado de la gripe o de un resfriado, seguir una dieta líquida o blanda, a base de caldos de verduras, pescado, zumos de frutas o purés de fácil digestión. Se debe beber con frecuencia para evitar la deshidratación del cuerpo, debido a la fiebre y la sudoración, aunque hay que abstenerse de fumar y tomar infusiones o bebidas estimulantes como el té o el café, ni bebidas alcohólicas. También hay que hacer reposo, mantener una atmósfera húmeda y hacer vahos ante la sequedad de la nariz causada por el goteo nasal (rinorrea). Los especialistas recuerdan que ambas dolencias están causadas por un virus, por lo que los antibióticos no son los fármacos adecuados.
El término “resfriado” en castellano proviene de “re” y “esfriar” que, a su vez, procede de ex frigidare, que significa enfriar, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE). La relación entre el enfriamiento y el resfriado es tan estrecha, que el DRAE los considera sinónimos. En países como el Reino Unido, comenzó a utilizarse la palabra cold, que significa frío, por su relación con los síntomas del resfriado, según un artículo publicado en 2005 en The Journal of Infectious Diseases e información aportada por Vicks.