La actividad física es fuente de buena salud y bienestar. Está demostrado que llevar una vida activa contribuye a mantener a raya multitud de enfermedades crónicas no transmisibles. Por ello, en el marco del Día Mundial de la Actividad Física se pretende concienciar a la sociedad de los beneficios de incorporar la actividad física en el día a día. Este artículo resume las recomendaciones en este aspecto según la edad y cómo su falta pone en riesgo a la salud. Además, se apunta qué persigue la Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud, de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La OMS atribuye a la inactividad física el 6% de todas las muertes en el mundo
Desde 2002, el Día Mundial de la Actividad Física se celebra cada año el 6 de abril con el objetivo de invitar a la población de todo el planeta a la práctica de actividad física para conseguir un nivel óptimo de salud y bienestar. Por actividad física se entiende cualquier movimiento corporal y puede formar parte del día a día, ya sea en las actividades laborales, los desplazamientos, durante las tareas domésticas o de las actividades de ocio o recreativas, como los juegos y los deportes, y que conlleve un gasto energético. El nivel de actividad física se puede incrementar con facilidad con solo utilizar más escaleras en vez del ascensor, usar el coche lo menos posible y optar por desplazarse andando o en bici o, si se emplea el transporte público, bajar unas cuantas paradas antes y terminar el recorrido a pie.
En el marco de este Día mundial, en las ciudades de distintos países se organizan eventos deportivos para concienciar a la sociedad de los beneficios que obtiene, si incorpora la actividad física a la vida diaria, y para animarla a seguir alguna de las disciplinas.
Actividad física para todos: recomendaciones
Dentro del documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ‘Recomendaciones mundiales sobre la actividad física para la salud’, se especifica cuál es el nivel de actividad física adecuado, la intensidad y la duración para cada grupo de población. A modo de recopilatorio, los especialistas sugieren que:
- Los niños de cinco años hasta los jóvenes de 17 años inviertan como mínimo una hora al día en realizar actividades físicas de intensidad moderada a intensa (aunque a más minutos, mayores beneficios), sobre todo de tipo aeróbico. También es conveniente como mínimo tres veces por semana llevar a cabo actividades vigorosas para reforzar el sistema musculoesquelético.
- Las personas entre 18 años y 64 años es aconsejable que dediquen como mínimo, cada semana, 150 minutos a la práctica de actividad física aeróbica (que equivale a 20 minutos de caminata al día), de intensidad moderada en sesiones de 10 minutos de duración, de intensidad vigorosa en sesiones de 75 minutos o una combinación de ambas. Para mayor beneficio, proponen multiplicar por dos estos tiempos. Y para reforzar el sistema musculoesquelético, se recomienda practicar ejercicios de fortalecimiento de los grandes grupos musculares, dos o más veces por semana.
- Los mayores de 65 años deberían realizar alguna actividad física al menos tres días a la semana, como mínimo 150 minutos semanales de actividades físicas moderadas aeróbicas (que equivale a 20 minutos al día), 75 minutos de actividad física vigorosa o una combinación equivalente. Su práctica a estas edades aporta grandes beneficios: disminuye el riesgo de sufrir deterioro cognitivo, brinda bienestar mental y mejora el apetito; además, una persona mayor activa tiene más fuerza, más flexibilidad, mejor coordinación y equilibrio, factores que ayudan a reducir el riesgo de caídas.
La falta de actividad física: un peligro para la salud
La OMS atribuye a la inactividad física el cuarto factor de riesgo en la tasa de mortalidad mundial, que corresponde al 6% de todas las muertes, y estima que es la causa principal de entre el 21% y el 25% de los cánceres de mama y de colon, del 27% de las diabetes mellitus y del 30% de la carga de cardiopatía isquémica en todo el mundo.
En fechas recientes, un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition concretaba que llevar una vida sedentaria provoca el doble de fallecimientos prematuros (antes de los 70 años) que la obesidad. Sin embargo, también se apuntaba cómo cambiar esta situación: invertir 20 minutos al día en caminar a paso ligero reduciría el riesgo de muerte prematura entre un 16% y un 30%. Esta variación en la rutina diaria favorece más a quienes, siendo inactivos, mantienen un peso normal, aunque también es provechoso para quienes sufren sobrepeso.
Para la OMS, la dieta saludable y la actividad física suficiente y regular son los principales ingredientes para promover y proteger la enfermedades crónicas, como la diabetes, el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.
Para reducir la carga de morbilidad y mortalidad asociada, en mayo de 2004, esta organización adoptó la Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud, que persigue cuatro objetivos:
- 1. Reducir los factores de riesgo de enfermedades crónicas asociados a la dieta y a la inactividad con medidas de salud pública.
- 2. Aumentar la concienciación y los conocimientos sobre la influencia de la dieta y de la actividad física en la salud y de la efectividad de las medidas preventivas.
- 3. Instaurar y reforzar políticas y planes de acción mundiales, regionales y nacionales para mejorar las dietas y aumentar la actividad física, de manera sostenible, con la participación de todos los sectores.
- 4. Revisar los datos científicos y fomentar la investigación sobre la dieta y la actividad física.