Congestión nasal, moqueo líquido, estornudos frecuentes, picor nasal y, con frecuencia, picor de garganta, oídos, paladar y ojos. ¿A quién no le suenan estos síntomas? Son los típicos y molestos síntomas del resfriado, pero también lo pueden ser de la rinitis alérgica. ¿Cómo diferenciarlos? Hacerlo no es una cuestión sencilla, aunque existen algunas pistas que pueden ayudar a las personas afectadas a saber cuál de los dos problemas de salud padecen.
Diagnóstico correcto
Distinguir entre rinitis alérgica y el resfriado común es fundamental para evitar la aparición de complicaciones como el asma. ¿Cuáles son las claves para reconocerlos? Existen, aunque siempre se debe acudir a la consulta de un alergólogo para que realice las pruebas de alergia pertinentes y establezca el diagnóstico correcto. La rinitis alérgica es una inflamación de la mucosa nasal debida a una causa alérgica, mientras que el resfriado común es un proceso infeccioso de la mucosa nasal y de la faringe, casi siempre de origen vírico.
Aunque sus síntomas se parecen bastante -son el moqueo, los estornudos, la congestión nasal y otras molestias comunes-, es posible distinguirlos porque el catarro también puede ir acompañado de febrícula o fiebre, dura entre tres y cuatro días, tras los cuales, se soluciona, y sus síntomas son constantes a lo largo del día. En cambio, la rinitis alérgica rara vez se acompaña de febrícula, es más fluctuante que el resfriado a lo largo de un día -va y viene dentro de un mismo día- y no remite en pocos días, explica Mónica Antón Gironés, médica especialista en Alergología del Centro Dermatológico Estético, de Alicante, y del Hospital General de Elda.
Se estima que en 50 años entre el 20% y el 30% de la población será alérgica
Otra diferencia que debe poner sobre la pista al afectado es que el tipo de secreción varía. En el caso del resfriado es más espesa, amarillenta e, incluso, verde, mientras que en el de la rinitis alérgica suele ser líquida y sale, de manera constante, a modo de goteo, como si fuera “una agüilla”, según Antón. A pesar de todas estas señales de alerta, para una persona puede resultar muy difícil diferenciar al 100% si padece una rinitis alérgica o se encuentra ante un resfriado común. En estos casos de duda, hay que acudir a los especialistas de alergología para someterse a las pruebas pertinentes y así salir de dudas, añade la especialista.
En la actualidad y a pesar de que su diagnóstico es sencillo, la rinitis alérgica está infradiagnosticada. Para llegar al diagnóstico, el médico interroga al paciente para recopilar la máxima información posible y elaborar, así, una buena historia clínica. Además, la disponibilidad de pruebas cutáneas permite precisar cuál es el alérgeno causante de la rinitis. En algunas ocasiones, si hay presencia de síntomas asmáticos, como tos, pitos o dificultad para respirar, se precisarán más pruebas En ese caso, se realiza una espirometría, que es una prueba de la función respiratoria, informan desde el Centro Dermatológico Estético de Alicante.
Afectados y sus causas
La rinitis alérgica es la enfermedad alérgica más frecuente. La proporción de población afectada varía entre el 3%, el 10% y el 15%, según distintos estudios. Existen diversas causas de rinitis, tanto en el niño como en el adulto, pero se estima que alrededor del 50% de los casos de rinitis son de origen alérgico. La rinitis alérgica está aumentando tanto en la población en edad pediátrica como en la adulta. Se estima que en 50 años entre el 20% y el 30% de la población será alérgica (padecerá alguna alergia, en general, y dentro de ella, rinitis alérgica), informa Antón Gironés.
Una de las causas más importantes que están detrás del aumento de la alergia y, por consiguiente, de la rinitis alérgica es la contaminación ambiental. Además, entre las causas más frecuentes de la rinitis alérgica figuran los pólenes, el polvo los hongos o los epitelios (como el pelo o la caspa) de los animales, informa el especialista.
Tratamiento de la rinitis y el resfriado
El tratamiento de la rinitis alérgica se basa en tres pilares fundamentales. El primero de ellos es evitar aquello a lo que se tiene alergia; el segundo es el tratamiento de los síntomas, que consiste en aplicar antihistamínicos, sprays o gotas nasales, colirios e inhaladores en caso de que también existiera asma; y el tercero, es la inmunoterapia, el único que consigue curar la enfermedad, que consiste en administrar vacunas terapéuticas que contienen el alérgeno que provoca la rinitis y que, a medida que se aplican, van inmunizando a la persona afectada.
Aunque se trata de un tratamiento a largo plazo, en el primer año, en la mayoría de los casos, el paciente ya nota cierta mejoría y puede empezar a disminuir la medicación para los síntomas. Este tratamiento, además, persiste durante años después de haber finalizado.
En España, el 7% de la población tiene síntomas de asma y el 22%, síntomas de rinitis alérgica
Por el contrario, el resfriado común se trata con antitérmicos y fármacos para evitar las molestias, y en pocos días el malestar desaparece. Sólo si se produce una sobreinfección -infección de las vías respiratorias- se trata con antibióticos, explica Antón Gironés. Se trata, por lo tanto, de un tratamiento radicalmente distinto al de la rinitis alérgica.
Asma, el precio de no cuidar la rinitis
El precio de confundir una rinitis alérgica con un resfriado puede ser alto, ya que se puede complicar y convertir en asma, que resulta más difícil de tratar y es más molesta para los pacientes. De hecho, los primeros síntomas del asma son los de la rinitis alérgica. En realidad, lo que ocurre es que el asma y la rinitis alérgica son un binomio. Así lo ha demostrado el estudio Oneair, realizado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEIAC) en 600 pacientes para evaluar la coexistencia del asma y la rinitis alérgica en la consulta, y que ha comprobado que 9 de cada 10 personas asmáticas también padecen rinitis alérgica.
Además, la población con rinitis alérgica tiene más probabilidades de desarrollar asma. Según este estudio, la rinitis alérgica es más frecuente en las regiones urbanas (73%), y mucho menor en las áreas rurales (26%), así como más común en las zonas húmedas y costeras. Y, según este mismo estudio, en España, el 7% de la población tiene síntomas de asma y el 22%, síntomas de rinitis alérgica.
Debido al infradiagnóstico de la rinitis alérgica y al hecho de que puede complicarse y convertirse en asma, ante la menor duda, la persona afectada debe acudir a la consulta del alergólogo y someterse a las pruebas de alergia para recibir un diagnóstico preciso, destaca Antón Gironés.