Estafilococos: más generalizados y resistentes

Pese al arsenal antibiótico diseñado contra estos microorganismos, son responsables de las enfermedades infecciosas más prevalentes
Por Jordi Montaner 23 de agosto de 2009

En España, hasta un 40% de las infecciones bacterianas causadas por “Staphylococcus aureus” se deben a gérmenes resistentes a la meticilina. ¿El resultado? Afectaciones de la piel y las mucosas, infecciones en el revestimiento interno del corazón (endocarditis), presencia de bacterias en sangre (bacteriemia) o neumonías de abordaje clínico muy difícil.

Microbiólogos de todo el país se congregaron en junio en Sevilla, con motivo de la XIII Reunión de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). En el evento, alertaron sobre el vigor que han adquirido en todo el territorio los «Staphylococcus aureus» resistentes a la meticilina (SARM) y, ahora, con el fin de revisar los principales problemas patogénicos, epidemiológicos, clínicos, terapéuticos y de prevención de las infecciones provocadas por SARM, los expertos han editado un libro de consulta y un documento de consenso sobre el tratamiento de bacteriemias y endocarditis originadas por esta causa.

Una bacteria insidiosa

El Estudio de Prevalencia de Infecciones Nosocomiales en Hospitales Españoles, EPINE, afirma que la bacteria «S. aureus» ocupa el tercer lugar en orden de frecuencia entre los microorganismos aislados en episodios de bacteriemia (presencia de bacterias viables en sangre).

Los pacientes con síntomas deben cubrirse la boca al toser o estornudar, lavarse las manos y usar mascarilla

Es una de las principales responsables de las enfermedades infecciosas más prevalentes en el ser humano. En las últimas décadas, además, el índice de morbimortalidad por esta causa ha batido récords, a pesar del arsenal antibiótico con indicación específica diseñado para frenarla. Es un microorganismo que ocasiona enfermedad a través de diferentes mecanismos patogénicos. Es protagonista tanto de infecciones adquiridas en la comunidad, como en los centros hospitalarios.

La infecciones producidas por SARM se han incrementado de forma notable. Una publicación reciente del Center for Diseases Control (CDC) de Atlanta ha calculado que en 2005, en EE.UU., un total de 94.360 infecciones se debieron a SARM. En España, los datos apuntan que cerca de un 40% de todas las enfermedades por «Staphylococcus aureus» están producidas por el mismo motivo. Las más graves suelen originarse en los mismos hospitales y plantean un tratamiento difícil. Sin embargo, en los últimos años se han observado cada vez más casos provocados por estas bacterias resistentes en población sana y sin contacto previo con el entorno sanitario.

La razón de un libro

Puesto que la infección ocasionada por estafilococos es uno de los grandes problemas sanitarios, con un buen número de aspectos que sólo están resueltos en parte, Albert Pahissa, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona ha coordinado la edición de un libro en el que se efectúa una revisión profunda de los principales problemas patogénicos, epidemiológicos, clínicos, terapéuticos y de prevención de las infecciones provocadas por «Staphylococcus aureus».

«Hemos considerado interesante incluir un capítulo que haga referencia a los diferentes modelos animales para poder estudiar ‘in vivo’ los principales síndromes clínicos provocados por esta bacteria», apunta el experto. La obra se centra en el problema actual que representa esta infección y aporta a los profesionales sanitarios una herramienta útil para desempeñar su trabajo diario.

Catéteres en el punto de mira

Los expertos denuncian que el incremento en la incidencia de bacteriemia y endocarditis por SARM obedece al uso creciente de catéteres (pequeño tubo que se introduce en un conducto o vaso sanguíneo) y a la mayor realización de manipulaciones vasculares. Los antibióticos glucopéptidos han sido los fármacos de referencia para el tratamiento de estas infecciones, pero su actividad no es del todo satisfactoria, sobre todo, frente a cepas con sensibilidad reducida a la vancomicina. La aparición de otras sustancias, como linezolid y daptomicina, y la comercialización de nuevos compuestos como dalvabancina, ceftobiprole o telavancina, pueden cambiar las expectativas en este campo.

Un documento de consenso adoptado por la SEIMC pretende combatir el problema «con una serie de recomendaciones para mejorar el tratamiento de la bacteriemia y la endocarditis por SARM, a partir de las últimas evidencias científicas publicadas», comenta Francisco Gudiol, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Bellvitge (Barcelona). El documento analiza de manera específica la actuación frente a tres situaciones clínicas tan comunes como la bacteriemia de catéter, la bacteriemia persistente y la endocarditis infecciosa por SARM.

El texto se ha completado de acuerdo a las normativas de elaboración de los documentos de consenso SEIMC. Los expertos son socios de la Sociedad y sus recomendaciones se graduaron según los niveles de evidencia obtenidos. «Además, los autores y los coordinadores han consensuado el contenido y las conclusiones», señala Gudiol.

ESTRATEGIAS

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Para abordar la prevención de las infecciones por “Staphylococcus aureus”, especifica la SEIMC, es necesario aplicar una serie de medidas y recomendaciones de prevención como la higiene de manos después de contactar con fluidos corporales (sangre, secreciones, excreciones y elementos contaminados), antes y después de atender a cada paciente y siempre que se usen guantes.

Estos son imprescindibles cuando se toquen mucosas y piel alterada. Además, la bata y la mascarilla son muy útiles ante el riesgo de salpicaduras, difusión de sangre, fluidos o secreciones, y convienelimpiar y desinfectar de forma rutinaria las superficies, en especial, las que se encuentran en áreas de atención al paciente y que son tocadas con frecuencia.

Las agujas usadas son un elemento de riesgo. No conviene poner de nuevo el capuchón, ni romperlas o manejarlas con las manos. Hay que emplear dispositivos de bioseguridad, cuando estén disponibles, y utilizar contenedores específicos. Otra recomendación relacionada con los pacientes es su ingreso en una habitación individual si tienen riesgo elevado de transmisión, facilidad para contaminar el ambiente, dificultad para mantener una higiene apropiada o riesgo incrementado de adquirir infecciones. Por último, hay que recomendar a los pacientes sintomáticos que se cubran la boca cada vez que tosan o estornuden, laven sus manos tras el contacto con las secreciones respiratorias, usen mascarilla quirúrgica y mantengan una separación mínima de un metro con otra persona.

EPINE

El EPINE (Estudio de Prevalencia de Infecciones Nosocomiales en Hospitales Españoles) ratifica que la bacteria “S. aureus” ocupa el tercer lugar en orden de frecuencia entre los microorganismos aislados en episodios de bacteriemia y se ha confirmado un aumento progresivo de las cepas resistentes a la meticilina (SARM) en estos pacientes. “Es posible que el problema se incremente, como sucede en EE.UU., donde nuevas cepas de SARM comunitarias han infectado a pacientes hospitalizados, con un cambio de dirección en el flujo tradicional, desde la comunidad al hospital y no a la inversa, como ocurre con otros microorganismos”, explica Gudiol.

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