Hoy, 11 de abril, se celebra el Día Mundial del Parkinson, bajo el lema “Rompe los mitos del Parkinson”. Esta dolencia neurodegenerativa afecta a cinco millones de personas en todo el mundo y, según datos del comité médico asesor de la Federación Española de Parkinson, uno de cada cinco enfermos tiene menos de 50 años. Además, se estima que los casos se habrán triplicado en 2050. En este artículo se desmontan algunos de los mitos de la enfermedad de Parkinson y se describen cuáles son sus síntomas característicos y qué tratamientos hay disponibles.
La enfermedad de Parkinson afecta a 150.000 españoles y a cinco millones de personas en todo el mundo, sobre todo a mayores, aunque no es despreciable el porcentaje de adultos de mediana edad e, incluso, de más jóvenes. De hecho, el 80% de los casos corresponden a personas mayores, pero cabe destacar que el 20% se diagnostican antes de los 50 años, hasta entre personas de 40 años o menos, en plena vida laboral y con hijos a cargo, lo que supone un fuerte impacto para el afectado y su entorno.
Este trastorno neurodegenerativo y crónico fue descubierto por el médico británico James Parkinson, a quien debe su nombre, y es el resultado de la destrucción progresiva e irreversible de las neuronas (que no pueden producir dopamina) que se encuentran en una parte del cerebro denominada sustancia negra. Este deterioro cerebral se traduce en diversos síntomas, entre los cuales los más conocidos son los motores o relativos al movimiento.
Enfermedad de Parkinson: romper falsos mitos
La enfermedad de Parkinson es, pues, una patología que se manifiesta por muchos más síntomas que los conocidos temblores y no afecta solo a las personas mayores, aunque buena parte de la población piense lo contrario. Por eso hoy, 11 de abril, se celebra el Día Mundial del Parkinson bajo el lema «Rompe los mitos del Parkinson», el eslogan escogido por la Federación Española de Parkinson, que aglutina a 44 asociaciones de afectados en España y a más de 12.000 afiliados.
Uno de cada cinco afectados por la enfermedad de Parkinson tiene menos de 50 años
Con motivo de este día, la Federación ha ideado una campaña que se llevará a cabo en 40 ciudades españolas y con la que se pretende elevar el conocimiento que la ciudadanía tiene sobre esta enfermedad. Los detalles de esta iniciativa se pueden conocer en el sitio web creado para el Día Mundial del Parkinson de este año. En esencia, consiste en la colocación de una estructura repleta de sobres con mitos escritos acerca de este transtorno, como puede ser «La enfermedad de Parkinson es propia de personas mayores»; los participantes, al rasgar el sobre, rompen de manera simbólica un mito asociado a la dolencia y se encuentran con una tarjeta en la que pueden leer la verdad (en este caso es: «No, porque una de cada cinco personas tiene menos de 50 años»).
Enfermedad de Parkinson: amplio abanico de síntomas
Sin duda, el mito más arraigado en el conjunto de la población es que la enfermedad de Parkinson produce temblores, una verdad solo a medias, puesto que el 70% de los afectados sí tienen este síntoma, pero un 30% no lo sufren.
Otras señales características, además de los movimientos involuntarios (discinesias), son lentitud de los movimientos (bradicinesia), rigidez que impide moverse, discapacidad, dolor, menor capacidad pulmonar, dificultades para toser o deglutir los alimentos, consecuencias psicológicas como la ansiedad y la depresión y, en las etapas más avanzadas, demencia, aunque no todos los enfermos la desarrollan.
Estos síntomas se presentan a medida que avanza la enfermedad, que consta de cinco estadios. En el estadio 1, los signos son tan leves que es muy difícil de diagnosticar como Parkinson. Los pacientes comienzan a experimentar torpeza al abrir una puerta o al pelar una fruta, pero no le dan importancia. En el estadio 2, los enfermos pueden tener una calidad de vida normal si se toman la medicación. En el estadio 3, empiezan a notar discinesias o movimientos involuntarios. Y el 4 y el 5 ya son fases muy avanzadas, de forma que muchos pacientes ni siquiera llegan a experimentarlas, porque fallecen antes por otra causa.
Tratamientos para distintos estadios de la enfermedad de Parkinson
El tratamiento estándar de la enfermedad de Parkinson es la levodopa, un medicamento que compensa la pérdida dopaminérgica. Pero los pacientes también pueden recibir antiolinérgicos, agonistas dopaminérgicos o inhibidores dopaminérgicos.
En las etapas más adelantadas, cuando ya no es posible controlar la dolencia con estos fármacos orales, los enfermos pueden recibir hasta tres tipos diferentes de terapias. La primera opción es la apomorfina, mediante inyección subcutánea. Otra es la levodopa en infusión, que consiste en practicar una pequeña operación para colocar una sonda en el duodeno (donde mejor se absorbe el fármaco), por donde se administra el medicamento de forma continua. Antes de practicar este procedimiento se realiza un estudio del paciente, con el objetivo de ajustar la dosis más adecuada. Por último, está la estimulación cerebral profunda, una intervención quirúrgica que supone hacer unos pequeños orificios en el cerebro para colocar un electrodo y estimular la zona donde debería haber sustancia negra.
En la actualidad, los pacientes de Parkinson y sus familias tienen diversas necesidades. La más acuciante es que se garantice el tratamiento conveniente para cada afectado porque, hoy, un 10% de los enfermos están en fases avanzadas y necesitan recibir alguna de las tres terapias posibles (apomorfina, levodopa en infusión o estimulación cerebral profunda), pero siguen recibiendo tratamiento oral que no es efectivo, informa María Gálvez, directora general de la Federación Española del Parkinson.
Asimismo, además del tratamiento farmacológico, precisan que se les avalen terapias de rehabilitación a largo plazo, que abarcan desde la fisioterapia, a la logopedia, la terapia ocupacional y psicológica, porque “un paciente bien tratado evita consultas, caídas e ingresos hospitalarios”, destaca Gálvez.
Por último, los pacientes requieren que la población conozca mejor su dolencia, ya que “está muy estigmatizada y es muy visible. A los afectados les han llegado a confundir con personas ebrias, debido a los movimientos involuntarios. O, cuando un enfermo tiene rigidez y no puede moverse para cruzar un paso cebra, se le puede ayudar, pero como no se conoce bien, se desconfía”, expone Gálvez. Desde la Federación se pretende mostrar cómo es este trastorno, para que los afectados se sientan más confiados al salir a la calle y menos observados.