La esclavitud doméstica infantil es quizá el tipo de esclavitud más desconocido y el más difícil de detectar. ya que se da en el ámbito privado. La ONG Save the Children ha publicado esta semana, con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se celebró el pasado jueves, un informe sobre cómo los niños y niñas son obligados a trabajar en el servicio doméstico y el impacto que ello tiene en sus vidas.
«A pesar de que el trabajo infantil doméstico ha existido durante muchos años, no suele tenerse en cuenta en el control y el discurso públicos referidos a la violencia contra la infancia», señala la organización humanitaria.
El citado estudio, que lleva por título «Esclavos puertas adentro», calcula que alrededor de 40 millones de niños y niñas son sirvientes domésticos en todo el mundo, de los cuales cerca de 10 millones trabajan «ocultos» en las viviendas de sus empleadores sin que sus actividades puedan, en la mayor parte de los casos, ser controladas. «Muchos de ellos son auténticos esclavos sin ningún tipo de derechos», denuncia Save the Children.
La mayoría de estos menores son niñas entre seis y 17 años; provienen de hogares pobres, y trabajan para familias que viven en las ciudades. «Empiezan a trabajar a una edad muy temprana, asumiendo excesivas responsabilidades como el cuidado de bebés y otros niños, manejo de estufas y carburantes o de utensilios peligrosos; con interminables jornadas de trabajo, de hasta 18 horas, sin periodos de descanso, y con escasa o nula remuneración, trabajando gracias a la ‘compasión’ de sus empleadores y sufriendo con frecuencia abuso de género y sexual», explica el informe.
Causas
Entre las principales causas que empujan a los menores al trabajo doméstico, Save the Children cita la pobreza y su feminización, la exclusión social, la falta de educación, la discriminación de género y étnica, la violencia doméstica, los desplazamientos, el éxodo rural, y la pérdida de los padres por conflictos y enfermedades.
En Europa, el trabajo doméstico infantil está presente no sólo en el este del continente, sino también en países de Europa occidental como Francia o Reino Unido, «donde especialmente niñas africanas son obligadas a trabajar como esclavas domésticas», advierte el informe.
En el caso de España, aunque no hay constancia en la actualidad de fenómenos de esclavitud doméstica infantil, Save the Children sí alerta de la posibilidad de que la práctica de las «petites bonnes» -niñas que trabajan como criadas en Marruecos- sea importada de este país por parte de familias de inmigrantes marroquíes.