Los desplazamientos involuntarios aumentaron en 2009. Al menos 43,3 millones de personas huyeron de sus lugares de origen debido a conflictos u otros motivos de persecución. Esta cifra es la más alta de los últimos 15 años, pero llama más la atención porque, entre quienes se van, sólo un pequeño porcentaje regresa. Y cada vez son menos.
Imagen: SMC
Salir de casa sin saber cuándo se volverá o hacerlo consciente de que el regreso no llegará nunca. Ésta es la situación a la que se enfrentan millones de personas en todo el mundo cada año. Son los desplazados, obligados a abandonar sus viviendas. Al menos 43,3 millones de personas pasaron en 2009 por ese trance, frente a los 251.000 refugiados que retornaron a sus hogares -la cifra más baja desde 1990-, según el último informe anual sobre Tendencias Globales del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Los datos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) están en sintonía con los anteriores. El pasado año asistió a alrededor de 4,6 millones de desplazados internos en 33 países, un 20% más que en 2008.
Las mujeres y las niñas representan el 47% de las personas refugiadas y solicitantes de asilo, que en un 41% de los casos ni siquiera han cumplido 18 años. Éste es el principal desafío del ACNUR, según reconoce el propio estudio: conseguir la reintegración de los menores. El 54% de los pequeños que salieron de sus casas regresaron a ellas el pasado año, pero no es fácil continuar la vida ya que, en muchos casos, más bien es necesario empezarla debido a la destrucción de numerosas escuelas, viviendas y otros edificios.
Asilo prolongado
El mismo informe detalla que el número de refugiados que han retornado de manera voluntaria a sus países de origen se ha reducido a su nivel más bajo en los últimos veinte años. Hay 15,2 millones de refugiados, de los cuales, dos tercios están bajo el mandato del ACNUR y el resto, es responsabilidad de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos.
Tras salir de casa, es frecuente que no se vuelva a ella, como mínimo, por un periodo de cinco años o más
El hecho de permanecer en este estado supone que millones de personas se mantengan en una situación de asilo prolongado. El motivo principal son los conflictos que obligaron a huir y que se mantienen, la falta de acuerdos de paz o el estancamiento de los mismos. Con todo, el pasado año fue «el peor» en dos décadas, respecto a las repatriaciones voluntarias, según el ACNUR.
En la actualidad, 5,5 millones de los refugiados amparados por este organismo viven en situación prolongada de asilo. Tras salir de casa, es frecuente que no se vuelva a ella, como mínimo, por un periodo de cinco años o más. Al mismo tiempo, crece el número de nuevas solicitudes de asilo y de apátridas. Hasta 6,6 millones se identificaron como tales, personas sin nacionalidad porque ningún estado les reconoce como ciudadanos. «Fuentes no oficiales estiman que la cifra podría llegar a los 12 millones», matiza el ACNUR.
Dónde viven
¿Dónde se vive cuando se pierde el techo? Algunos campos de refugiados son enormes centros de atención y acogida, pero en ocasiones el espacio resulta insuficiente. Otras veces, cuando se cierran las fronteras y es imposible el retorno al hogar, se forman bolsas de desplazados internos. Estos residen en su país porque no pueden salir de él, pero nadie les presta ayuda porque vagan por la región en busca de un lugar seguro.
Cada vez emergen con más fuerza, además, las ciudades. Los refugiados urbanos buscan en las urbes nuevas oportunidades, pero no se trasladan hasta las naciones industrializadas, sino que prefieren los países en vías de desarrollo. No es fácil, ni barato, viajar a miles de kilómetros. Sudáfrica fue el destino más solicitado en 2009, con más de 222.000 nuevas peticiones.
Cada 20 de junio se conmemora el Día Mundial del Refugiado. Este año se ha elegido como lema “Me quitaron mi casa, pero no me pueden quitar mi futuro”. La falta de hogar es una de las principales ausencias en la vida de millones de personas, junto con las separaciones familiares, en numerosos casos. Uno de los objetivos del ACNUR es ayudarles a encontrar una nueva casa donde puedan empezar de nuevo a construir su futuro, pero el camino no es fácil.
Las posibilidades son el reasentamiento a terceros países, la repatriación voluntaria al país de origen -siempre que se pueda llevar a cabo en condiciones de seguridad y dignidad- y la integración local en la comunidad de acogida. “Retornar al hogar, la mayoría de las veces, es la solución preferida por las personas que fueron obligadas a dejarlo todo, sin embargo, eso no siempre es posible”, reconoce la Agencia de la ONU.