Personas emprendedoras, valientes, con ganas de mejorar o formalizar sus negocios. Éstas son las características de quienes se benefician del programa “Vivero de microempresas”, de Economistas sin Fronteras. En marcha desde 2005, ofrece a personas inmigrantes asesoramiento, formación, acompañamiento y ayuda en la gestión de trámites. Es una solución a los problemas iniciales, pero también a los que pueden surgir en el futuro.
Imagen: Economistas sin Fronteras
Abrir un negocio exige un buen número de trámites. La parte más complicada suele ser la económica. Hay que hacer números, conseguir financiación, llevar la contabilidad… A menudo se necesita ayuda experta. Con la intención de ofrecerla, Economistas sin Fronteras puso en marcha en 2005 el programa «Vivero de microempresas». Su objetivo es prestar apoyo integral a la población inmigrante para la puesta en marcha de pequeños negocios.
Se ofrece asesoramiento, formación, acompañamiento, intermediación, seguimiento y tutorización
Los servicios que ofrece son: asesoramiento y orientación inicial, formación especializada, acompañamiento en la puesta en marcha del negocio, ayuda en la gestión de trámites para la adecuación de los permisos de trabajo, intermediación en la financiación, seguimiento y tutorización.
En reuniones que se mantienen con el potencial emprendedor, se analiza toda la información del futuro negocio y se estudia su viabilidad técnica y económica. Además, como refuerzo formativo, Economistas sin Fronteras organiza e imparte cursos especializados en la creación y gestión de microempresas. A partir de ahí, una vez que la idea se concreta y se dispone de financiación suficiente para ponerla en marcha, el vivero de microempresas acompaña en los trámites administrativos de alta en Hacienda y Seguridad Social, solicitud de permisos al Ayuntamiento, etc. «Todos los trámites asociados a la puesta en marcha del negocio los hacemos con ellos», explica la coordinadora del vivero de microempresas, Bárbara Soriano.
Acuerdos con entidades bancarias
El programa se plantea como una vía para acceder al mercado laboral. En este sentido, la apertura de un negocio exige a veces conseguir financiación. La fórmula a la que se recurre son los microcréditos. Economistas sin Fronteras tiene acuerdos de colaboración con entidades financieras para facilitar la concesión de estos. «Hablamos con el banco, presentamos la documentación y les ayudamos a conseguir financiación», indica Soriano.
Los microcréditos se distinguen por no requerir un aval para su concesión, de manera que es una fórmula muy apropiada para quienes carecen de nómina u otras propiedades. Se confía en la persona emprendedora y en el plan de negocio que presenta. «No obstante, las entidades sociales actuamos como un aval moral -aclara Soriano-. Respaldamos y confiamos en el emprendedor, por lo que la institución financiera se apoya en nosotros para conceder el microcrédito«.
Una vez aprobado el plan de negocio y abierta la empresa, los emprendedores valoran el acompañamiento que ofrece Economistas sin Fronteras durante el primer año, «ya que suele haber muchas dificultades y gastos». Se les facilita el contacto con una gestoría que se encarga de realizar los trámites correspondientes. «Así disponen de toda la información posible para resolver cualquier problema», destaca Bárbara Soriano.
Imagen: Economistas sin Fronteras
Según los datos registrados, las mujeres dominan la puesta en marcha de negocios. No obstante, en los últimos meses se ha notado un incremento del interés masculino debido a la crisis económica. “La población inmigrante ha estado en buena parte contratada en el sector de la construcción y, al ver que sus contratos se rescinden, buscan una alternativa de acceso al mercado laboral a través del autoempleo”, constata la coordinadora del programa.
El autoempleo es, la mayoría de las veces, la única oportunidad que tiene la población inmigrante para poner en práctica su formación y demostrar sus conocimientos. Además, de esta manera se fomenta la integración social puesto que existe un contacto directo con el resto de la población, “que ve su contribución económica a la sociedad”. “Por eso apostamos por ella”, reivindica Bárbara Soriano, que advierte, no obstante, de la necesidad de ser responsables con la puesta en marcha de nuevos negocios: “En época de crisis las microempresas son más débiles”.
Hay que ser responsables con la apertura de nuevos negocios, ya que en época de crisis las microempresas son más débiles
Es importante asegurar las posibilidades de funcionamiento de un negocio antes de apoyar su puesta en marcha. Si no se confirma su sostenibilidad, se pone en riesgo el futuro del empresario y de su familia. De hecho, los esfuerzos se centran actualmente en la consolidación de las microempresas creadas, para conseguir su estabilidad y duración en el tiempo.
Activo desde 2005, el programa ha atendido entre 600 y 700 solicitudes de información. De ellas, aproximadamente el 10% ha tomado forma como empresa, si bien algunos negocios han cerrado o se han traspasado desde entonces. “Hay mucha movilidad”, confirma Soriano, que destaca al sector servicios como el más requerido por los inmigrantes emprendedores. Peluquerías, restaurantes, tiendas de alimentación con productos del país de origen o tiendas de ropa, calzado y complementos agrupan las preferencias.
Hasta el momento, el programa se desarrolla en Madrid y en Bilbao, aunque es posible realizar consultas a través del teléfono 91 360 46 78. “Sobre todo -detalla Soriano-, nos preguntan acerca de la gestión de trámites y temas financieros, ya que en la parte comercial están muy preparados”.
El primer documento emitido en abril del pasado año por el Grupo de Reflexión y Propuestas sobre Empresa e Inmigración, de la Fundación Empresa y Sociedad, aseguraba que “en España hacen falta dos millones de nuevos activos laborales inmigrantes hasta 2020”. Los datos revelan que en los últimos años la población extranjera ha contribuido al crecimiento del 50% del PIB. Son un grupo clave.
El reto es la gestión de la inmigración. Hay que actuar a medio y largo plazo. “Aunque las circunstancias económicas han variado, no se puede perder de vista que el fenómeno inmigratorio es una tendencia estructural”, recalca otro informe. Es previsible que cada vez lleguen a nuestro país menos inmigrantes, pero no se advierte un freno definitivo. Por ello, se debería apostar por la integración, “en el sentido de contemplar a las personas inmigrantes como potenciales ciudadanos a todos los efectos y no como trabajadores visitantes”.