Casi 1,4 millones de personas mayores de 65 años viven solas. Según el censo, la cuarta parte de este grupo. De ellas, el 77% son mujeres y son quienes más sufren la soledad. Pero ésta no se debe siempre a la falta de relaciones, sino que es una soledad subjetiva. Quienes no se adaptan a los cambios pueden sentirse solos, bien porque no entienden que dejen de proteger a su familia para ser ésta quien les proteja o porque no acceden a las nuevas tecnologías y se aíslan.
Soledad social
Las personas mayores que viven solas, a menudo, tienen unas relaciones sociales deficientes. No siempre mantienen un contacto frecuente con la familia o con los amigos y las condiciones de su vivienda o edificio, en ocasiones sin ascensor u otras medidas de accesibilidad, les limitan en su vida diaria. Este déficit en las relaciones se denomina soledad social.
Las principales afectadas por la soledad son las mujeres entre 70 y 75 años que residen en zonas rurales
Sus posibles consecuencias son el aislamiento y, en algunos casos, la marginalidad. Las principales afectadas son las mujeres entre 70 y 75 años que residen en zonas rurales y tienen lejos a sus familiares. Así lo destaca un estudio experimental llevado a cabo por el Gabinete de Calidad de Vida y Envejecimiento de la Universidad de Granada (UGR), a través de encuestas telefónicas a 780 mayores.
La soledad es frecuente entre éstas por diversos motivos, por lo que se combate desde diferentes ámbitos y sorprende, después de conocer los resultados de esta investigación, que una de las herramientas empleadas para ello, el servicio de teleasistencia, logre el resultado contrario. De acuerdo al citado estudio, las personas que disponen de él «aseguran sentirse más solas que quienes carecen de él». Según datos del Imserso, el Servicio Público de Teleasistencia atiende en la actualidad a unos 275.000 usuarios. De ellos, al menos 100.571 tienen más de 80 años, viven solos y «muchos se sientes solos y aislados». Una hipótesis es que utilizarían este servicio para combatir el sentimiento de soledad y tener cierto contacto social.
Escala de soledad
El estudio ha estado en manos de Ramona Rubio Herrera, catedrática en Psicogerontología Social, y Mercedes Pinel y Laura Rubio, investigadoras. Ellas han creado la primera escala de medición de la soledad social -Escala de Soledad Social Este II-, que se divide en 15 temas, con tres alternativas de respuesta: siempre, a veces y nunca.
Se preguntó a las personas mayores encuestadas sobre cuestiones relacionadas con su percepción de apoyo social (¿Se siente usted solo?), el uso de las nuevas tecnologías (¿Utiliza usted el móvil, el ordenador o Internet?) y el índice de participación social (¿Le resulta fácil hacer amigos?). En los resultados, las mujeres obtuvieron una puntuación más alta en soledad social que los hombres, si bien el informe argumenta que puede deberse «al rol que las mujeres de esta generación desempeñan a lo largo de su vida». «Dejan de sentirse elemento protector de sus familias para pasar a ser las protegidas de las mismas», agrega. Es entonces cuando, si no se adaptan a este cambio, pueden sentirse solas.
Uno de los principales enemigos de la soledad es el envejecimiento activo, pero además, otras iniciativas palían este estado. El Imserso cuenta con diversos planes, como el programa “Cerca de ti” y el proyecto piloto del mismo nombre. El objetivo es “facilitar las mejores respuestas posibles al problema de la soledad de las personas mayores mediante diversas actuaciones”.
El estudio de la Universidad de Granada, realizado en colaboración con el Imserso, revela que el mayor nivel de soledad social afecta a las personas mayores de 80 años solteras, viudas y separadas y el menor nivel, a quienes tienen entre 65 y 69 años. Fomentar el conocimiento de estas situaciones ayuda a mejorar la intervención y a que ésta sea más efectiva.
Respecto al proyecto piloto “Cerca de ti”, pretende conocer las posibilidades del acompañamiento a personas mayores. Apuesta por redes de voluntariado para acabar con el aislamiento. Ésta es la filosofía de trabajo de entidades como Cruz Roja, Amigos de los Mayores, Amics de la Gent Gran o el Teléfono de la Esperanza, que a través del programa “Entre Amigos” forma grupos de contacto entre personas que se sienten “solas o incomunicadas” y desean relacionarse con otros. Por su parte, los voluntarios sociales jubilados de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España en Gijón y en Lugo visitan en pareja dos veces por semana a personas mayores en sus propios domicilios para ofrecerles compañía y apoyo.