Un estudio de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) publicado en la prestigiosas revista «Science» ha concluido que en circunstancias normales es posible localizar a una persona de cualquier país del mundo con sólo reenviar un correo electrónico en seis ocasiones.
Bajo el título «An Experimental Study of Search in Global Social Networks», los investigadores Peter Sheridan Dodds, Roby Muhamad y Duncan J. Watts han publicado un estudio en el que demuestran que la teoría de los años 60 de que una persona puede comunicarse prácticamente con cualquiera otra del mundo a través de un número reducido de conocidos también puede trasladarse a Internet.
En el experimento participaron más de 60.000 internautas de 166 países, que tenían que intentar hacer llegar un mensaje a uno de los dieciocho objetivos fijados en trece países diferentes -de los que sólo conocían su nombre, profesión y lugar de residencia- a partir del envío de correos electrónicos a conocidos.
«Contabilizando el desgaste de las cadenas de mensajes, estimamos que las búsquedas sociales pueden alcanzar su objetivo en una media de cinco a siete pasos, dependiendo de la distancia entre la fuente y el objetivo», aseguran los investigadores. Sólo 384 de las 24.163cadenas iniciales llegaron a su objetivo.
«Concluimos que, a pesar de que las redes sociales globales pueden ser seguidas, en principio, el éxito actual depende sensiblemente de los incentivos individuales», añaden. Entre los objetivos figuraban un policía de Australia, un asesor tecnológico de la India y un veterinario del ejército noruego.
Además de dar el nombre y la dirección electrónica de su persona de contacto, a cada emisor también se le pidió que describiera cómo había conocido a esa persona, así como el tipo y la intensidad de la relación que mantenían.
Con todos esos datos, el estudio concluye que a la hora de mandar correos electrónicos, los internautas optaron por los amigos frente a familiares y compañeros de trabajo. No obstante, en las cadenas exitosas predominaron las relaciones laborales más que las familiares o amistosas, lo que «demuestra que los vínculos débiles son desproporcionadamente responsables de la conectividad social».
El estudio también reveló que los hombres mandaron el mensaje más frecuentemente a otros hombres (57 por ciento) y las mujeres a otras mujeres (61 por ciento).
«Todos los objetivos son alcanzables en unos pocos pasos a partir de unos emisores escogidos, sorprendemente con pequeñas variaciones en los objetivos de diferentes países y profesiones» señalaron los investigadores.
Por otro lado, los dos motivos por los que se consideró adecuado mandar el e-mail a una determinada persona fueron por su proximidad geográfica respecto a la persona objetiva, así como por desempeñar trabajos similares. Entre ambos respondieron a la mitad de las motivaciones de los internautas.
En el otro extremo, los investigadores concluyeron que las cadenas se rompieron al azar bien por el desinterés o la apatía de los participantes, especialmente cuando éstos se encontraban lejos de alcanzar su objetivo.
«Nuestros resultados sugieren que si los individuos que buscan a objetivos lejanos no tienen los suficientes incentivos para seguir adelante, esta hipótesis del «mundo pequeño» no se sostendrá, aunque el más ligero aumento en los incentivos pueden convertir esta búsqueda social en exitosa», concluyeron los investigadores.