El formato de compresión de audio MP3 se dio a conocer ligado a programas piratas (tipo Napster) que permitían intercambiar canciones entre PCs. Pero pronto su gran utilidad -no sólo facilita que la música viaje por Internet sin problemas, sino que sirve para guardar gran cantidad de canciones en el ordenador, en un CD o en un reproductor- lo ha convertido en el formato de música digital más empleado, hasta convertirse en un estándar de facto.
Existen numerosos formados de audio digital además del MP3, como Ogg Vorbis , AAC de Apple o WMA de Microsoft, pero también multitud de herramientas que permiten convertir unos formatos en otros.
¿Qué es MP3?
El origen del MP3 se remonta a 1987, cuando el Instituto Fraunhoffer comenzó a investigar la manera de optimizar la transmisión de audio en formato digital y desarrolló un codec (programa para comprimir/descomprimir audio) capaz de comprimir el sonido sin una pérdida de calidad apreciable. Más adelante, en 1992, la tecnología fue aprobada por el Motion Picture Experts Group (MPEG) y nació el ‘MPEG Audio Layer 3’ ó MP3.
MP3 consigue reducir el tamaño de los archivos de audio y música a la décima parte (incluso más). Para que la pérdida de datos no sea fácilmente apreciable, el algoritmo de compresión del MP3 elimina sólo las frecuencias situadas fuera del rango perceptible por el oído mano, que se sitúa entre 20Hz y 20Khz (con mayor sensibilidad entre 2 y 4Khz). Por supuesto, un oído fino aplicado a un equipo de alta fidelidad será capaz de apreciar mejor la diferencia entre el formato comprimido y el original, sobre todo cuanto mayor es la compresión.
Las compresiones más utilizadas en MP3 van desde 96 kbps (kilobites por segundo) hasta 320 kbps. Una canción comprimida con una calidad cercana al CD (128 kbps) ocupa alrededor de un megabyte por minuto, unas 12 veces menos que su equivalente en formato WAV. Así, en un CD que caben 15 canciones legibles por cualquier reproductor convencional, se podrían meter cerca de 200 canciones en MP3. Por tanto, a medida que se reduce la compresión aumenta la calidad la música, pero también el tamaño del archivo.
La música en MP3
Las canciones grabadas en MP3 se pueden reproducir en el ordenador con cualquier programa (player) de los muchos que existen en el mercado (Windows Media Player, WinAmp, iTunes, RealPlayer y Musicmatch Jukebox son los más populares). También existen reproductores de CD que leen los MP3 (muchos portátiles o de coche y casi todos los reproductores de DVD) y toda una nueva generación de reproductores de bolsillo (con memoria flash o disco duro) que sirven tanto para almacenar archivos como para escuchar música.
¿Y cómo se consigue la música en MP3? Sin contar con los programas de intercambio de archivos (P2P), en plena batalla por su legalidad, existen numerosos sitios de Internet donde conseguir música digital, desde tiendas online para descargar canciones sueltas hasta páginas de artistas que cuelgan música de muestra o directamente regalan muchos temas. Cualquier buscador tipo Google servirá para encontrar música en MP3, aunque existen numerosos buscadores especializados.
Pero además de utilizar la Red, es sencillo pasar las canciones de los CDs a MP3 a través de un programa extractor (ripper), que copia los CDs al disco duro, y compresores (encoders), que transforman los archivos en MP3. Actualmente casi todos los programas hacen ambas cosas (Rippers & Encoders), e incluso muchos de los reproductores de MP3, como Windows Media Player, sirven también para copiar CDs al ordenador y convertir las canciones a cualquier formato. A la inversa, se pueden utilizar estos programas para descomprimir las canciones MP3 y, mediante una grabadora de CDs, crear discos al gusto del usuario para reproducir en un lector convencional.
Colocar ‘MP3’ en el cajetín de un buscador cualquiera comporta el riesgo de acabar en el sitio inadecuado. Esto ocurre por dos motivos. En primer lugar, al ser MP3 uno de los términos más buscados en Internet, muchas páginas intentan subir en los resultados de los buscadores más populares poniendo MP3 entre las palabras que rastrean los robots de búsqueda. Y en segundo, la relación entre MP3 y la música gratis a menudo le lleva a encontrarse en páginas donde se mezclan las descargas gratuitas con pornografía y cracks para romper la protección de los programas comerciales. Acabar en una de estas páginas no comportaría mayor problema (para un adulto), si no fuera porque en ocasiones son fuente de adware y spyware, programas que se instalan el ordenador para bombardear al usuario con publicidad o reportar sobre sus hábitos al navegar.