2001:0db8:85a3:08d3:1319:8a2e:0370:7334 no es un jeroglífico, es una dirección IP, la matrícula de los aparatos con los que accedemos a la Red. Cuando esta nació, casi nadie esperaba que alcanzase la repercusión global que tiene hoy en día. Por entonces, un puñado de ordenadores se comunicaban a duras penas entre sí y era impensable que, treinta años después, incluso las neveras pudieran tener su propia matrícula de conexión. Ahora el protocolo que determina estas direcciones IP, IPv4, se agota, un fin acelerado por el “boom” de los smartphones y las tabletas. La solución es el nuevo protocolo IPv6, pero ¿por qué nunca termina de llegar? Las inversiones que deben hacer los proveedores de acceso en el tramo doméstico de la conexión para activarlo son muy elevadas e intentan dilatarlas.
Con cuatro no basta
Como los seres humanos, los ordenadores, y todo aparato conectado a Internet, tienen su forma de comunicarse, un protocolo. Al igual que los humanos usamos códigos para identificarnos (documentos de identidad, números de teléfono, etcétera), cada punto de acceso (desde una cámara de seguridad hasta un coche con GPS conectado a la Dirección General de Tráfico) tiene su propio número, llamado IP.
Al igual que los humanos usamos códigos para identificarnos, cada punto de acceso a la Red tiene su propio número llamado IP
Hasta ahora hemos utilizado el protocolo IPv4, que nació para dar cobertura a todos los aparatos vigentes y, en teoría, futuros. IPv4 asignaba 4.294.967.296 (2 elevado a la potencia 32) direcciones de Red diferentes y se calcula que las direcciones pertenecientes al protocolo IPv4 disponibles en la reserva global de IANA, organismo encargado de asignarlas, se agotaron el jueves 3 de Febrero de 2011 oficialmente. Los Registros Regionales de Internet deben, desde ahora, manejarse con sus propias reservas, que se estima que alcanzarán hasta septiembre de 2011. Es aquí donde se ve clara la utilidad de un protocolo más avanzado y recomendado por la mayoría de los expertos en telecomunicaciones: IPv6.
La novedad fundamental de este sistema, creado en 1994, con respecto a su versión anterior es el aumento masivo de direcciones IP que, lógicamente, son más largas. Si las direcciones IP actuales constan de cuatro tercetos de cifras, las direcciones IPv6 son de 128 bits, esto es: están formadas por 32 dígitos hexadecimales. De esta forma, IPv6 puede generar unos 340 sextillones de direcciones, una cifra que, si no vuelven a fallar los cálculos, cubrirá con suficiencia las necesidades futuras de la Red.
Si es tan urgente, ¿por qué no se hace?
IPv6 encuentra su principal freno en la “traducción de direcciones de Red” (NAT), que no es otra cosa que la práctica habitual de las empresas de hacer pasar todos sus ordenadores por una especie de núcleo, que es el dispositivo que en realidad se conecta a la Red.
Pasar de IPv4 a IPv6 no es tan sencillo y sí muy costoso en términos de obras de infraestructura
Esto ha servido para disimular el problema de la falta de direcciones y el elevado precio que supone para una empresa comprar numerosas IP estáticas (en contraposición a las dinámicas que tienen los usuarios), que son además un elemento de seguridad, pero conforman una estructura que ahora es difícil de readaptar al nuevo protocolo.
Se suma a ello la reticencia de muchos proveedores de Internet a adaptar sus estructuras. Pasar de IPv4 a IPv6 no es no tan sencillo y sí muy costoso en términos de obras de infraestructura. Incluso los routers deben ser específicos en el caso de que se use la IPv6, no valen los antiguos. Además, la pérdida de protagonismo de los ISP (proveedores de acceso a Internet) en el desarrollo futuro de la Red será muy grande con IPv6; se resisten a perder su negocio.
¿Cómo afecta IPv6 al usuario medio?
Desaparecerán muchos problemas de configuración de ciertas aplicaciones, como los juegos en red, que obligan a los usuarios más temerarios a “hurgar” en el router para que funcionen
Por fortuna, IPv6 no es un nuevo aparato que se deba aprender a manejar, ni una nueva tecnología con un manual de instrucciones. IPv6 debería implantarse poco a poco sin que afecte al usuario. Sin embargo, cada vez habrá mas servicios que quizá solo funcionen en IPv6, dado que es mucho mas fácil y asequible hacer aplicaciones que funcionen con el nuevo protocolo. El hecho de tener un numero casi ilimitado de direcciones implica que, lógicamente, veremos florecer la utilización de IPv6 también en muchos dispositivos de consumo, y no solo en aplicaciones informáticas o en ordenadores. Esto traducido al mundo práctico de los usuarios quiere decir que con Ipv6 se podrán controlar todos los electrodomésticos de la casa desde el móvil, sin necesidad de una instalación compleja, solo mediante una red wifi.
Se podrán controlar todos los electrodomésticos de la casa desde el móvil sin tener que realizar una instalación compleja
Ipv6 hará con probabilidad la vida más sencilla al usuario, porque una de sus principales aplicaciones será la relativa a las tecnologías que más se usan en el sector doméstico: videoconferencias, domótica, etcétera. Desde la nevera hasta el lavavajillas o el grabador de televisión, siempre que tengan acceso a la Red, tendrán una dirección IP única e intransferible que les permitirá comunicarse y recibir órdenes nuestras desde cualquier terminal, en modo M2M.
Pero más allá de las direcciones IP, IPv6 es mucho más que un simple incremento cuantitativo del número de direcciones. Permite que cualquier dispositivo, con solo conectarlo a Internet, comience a funcionar (“Plug and play”) sin necesidad de que alguien lo administre. También simplificará el trabajo de los operadores y permitirá utilizar Internet Protocol security(Ipsec), un sistema más seguro para las comunicaciones.
IPv6 permite que cualquier dispositivo, con solo conectarlo a Internet, comience a funcionar sin necesidad de que alguien lo administre
La gran ventaja, según Jordi Palet, CEO de Consultintel y uno de los promotores del Día Mudial de IPv6, es la extensibilidad: “IPv6 ha sido diseñado para crecer en los extremos sin necesidad de que los ISP se vean obligados a frecuentes actualizaciones. Esto dará mucho juego y hará imparable el desarrollo de la Red, que hasta ahora estaba limitada solo a lo que IPv4 proporcionaba”. Nadie puede decir a los proveedores de acceso: “Vamos a ponernos de acuerdo y parar todo esta noche a las 12 (hora de Madrid, Londres, Tokyo) y actualizar todos nuestros equipos…”. En IPv6 basta con que los usuarios, en sus sistemas operativos, hagan una actualización para que esa mejora funcione.