Carmelo Garitaonaindia (Bilbao, 1949) es catedrático de la Universidad del País Vasco y experto en televisión digital, historia de la comunicación y el uso de las nuevas tecnologías por parte de los niños y los jóvenes. En este último campo, acaba de terminar junto con Maialen Garmendia el estudio ‘Cómo usan Internet los jóvenes: hábitos, riesgos y control parental’, que se encuadra dentro del proyecto europeo Eukids On line. Mediante grupos de discusión en que los adolescentes comentaban sus experiencias en la Red, Garitaonaindia ha conseguido datos valiosos que ayudan a comprender mejor su uso de Internet y las relaciones entre ellos y sus padres en un campo en que, generalmente, los progenitores tienen menos destreza que sus hijos.
“Los más jóvenes suelen entrar en el mundo digital a través de los padres o del hermano mayor, y luego la relación se invierte”De una forma positiva, porque el uso fundamental que hacen es el ‘Messenger’ (los programas de mensajería instantánea), que constituye un medio de comunicación entre ellos que prolonga las relaciones que tienen en el colegio, en el instituto o en la calle. Por otro lado, también hemos visto que les resulta positivo respecto a las relaciones con los padres porque los más jóvenes, sobre todo, suelen entrar en el mundo digital a través de los padres o del hermano mayor, y luego se reinvierte el papel; cuando ellos ya están alfabetizados digitalmente, les ayudan a los padres o les descargan cosas.
“En la adolescencia se cambia la simbología de los chavales: durante la infancia y la niñez los padres son sus símbolos, sus ídolos, pero cuando llega la adolescencia este papel corresponde a los iguales”Yo creo que en la adolescencia se cambia la simbología de los chavales. Durante la infancia y la niñez, los padres son sus símbolos, sus ídolos, pero cuando llega la adolescencia este papel corresponde a los iguales, a los amigos. El Messenger es el medio tecnológico que mejor les permite cumplir ese fin, porque están en contacto permanente, mientras hacen una tarea escolar o escuchan música. Es el complemento tecnológico ideal para el sistema de relaciones de la adolescencia. Ellos mismos llegan a decir que el que no tenga el Messenger está ‘out’ (que no está a la última moda).
“El 91% de los jóvenes en España usan las TIC y, en cambio, dentro de los mayores de 65 el porcentaje sólo llega al 5%”Ésa es la tendencia en todo el mundo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), tanto en Internet, como en la telefonía móvil y la televisión digital. La persona quiere elegir. Si yo a las 21:00h estoy frente al televisor y quiero ver un documental de gorilas, quiero tener la posibilidad de elegir eso. Los jóvenes marcan esa tendencia. A ellos les gusta interactuar, elegir contenidos, poder hablar con sus amigos en cualquier momento. Yo creo que se debe considerar el consumo general que se hace o que se intenta hacer de las TIC en los sectores más alfabetizados digitalmente. Por ejemplo, según las encuestas, el 91% de los jóvenes en España usan las TIC y, en cambio, dentro de los mayores de 65 sólo es el 5%.
“Los jóvenes ven vídeos violentos porque hay una cierta banalización de la violencia, más acentuada todavía en la violencia ‘light’, los vídeos de ‘jackass’, de trompazos o de caídas”En primer lugar, yo creo que los vídeos cortos, tipo YouTube, son un formato ideal para ellos, que los consumen después de venir del colegio o del instituto o después de cenar y no tienen la disponibilidad de tiempo que tienen los adultos. Además, los vídeos son compatibles con otras cosas, como estar escuchando música, el contenido que más consumen los adolescentes. Por otra parte, creo que sucede por una cierta banalización de la violencia, más acentuada todavía en la violencia ‘light’, los vídeos de ‘jackass’, de trompazos o de caídas. Además, piensan que no les influye, y esto último es una constante en la relación de los jóvenes y las nuevas tecnologías: piensan que ellos controlan, que si quieren ven y si no, no. Así, es habitual escuchar expresiones como “nadie te obliga, si lo has visto es porque has querido”. Y algunos adolescentes, no todos, ven contenidos de violencia extrema. Todos estos vídeos también los llevan en el móvil y los comparten por la conexión Bluetooth.
Hay unos cuantos factores y ése es uno de los importantes, porque en mayores de 45 años el nivel de alfabetización digital es muy inferior al de los adolescentes. En un caso extremo, un chico decía: “Mi padre no sabe ni encender el ordenador”. ¿Qué capacidad tiene de resolver determinados problemas, de mirar el historial del navegador, de instalar un filtro en el navegador… Está muy limitado, no sabrá ni los contenidos que puede consultar ni las relaciones que puede hacer su hijo.
“En un caso extremo, un chico decía: “Mi padre no sabe ni encender el ordenador”. ¿Qué capacidad tiene de resolver determinados problemas, de mirar el historial del navegador, de instalar un filtro en el navegador?”De todas formas, los padres estamos acostumbrados a someter a nuestros hijos a un “tercer grado” cuando llegan el sábado a la noche a casa, “¿dónde has estado, qué tal, con quién has ido, etc.” y esto también hay que hacerlo en Internet. El mismo cariño que se tiene en el control de los hijos en el mundo real es el que se debe tener en el mundo virtual. Por otro lado, puede darse también un factor de obnubilación de los padres poco alfabetizados que piensen que Internet es la panacea: “mi hijo que aprenda esto porque le abre el futuro”. También tiene sus riesgos y sus peligros.
La preocupación por el tiempo es normal. No se le dice a ningún hijo que salga a jugar si no ha hecho sus tareas escolares, pues en Internet es lo mismo. Luego ya entra el contenido. Se debe tener en cuenta la edad, porque no es lo mismo niños de 6 años que adolescentes de 17 que al día siguiente son adultos y se pueden marchar de casa.
“En el estudio hemos constatado que los adolescentes valoran que sus padres se fíen de ellos y a ellos les parece normal la preocupación, el control y el interés de sus padres”Hay mucha graduación de años y, por tanto, de la relación padre-hijo y del control parental. Yo creo que a pocos padres en España se les ocurriría instalar un filtro a un chaval de 16-17 años, salvo que fuera una circunstancia gravísima, porque le favorecería muy poco las relaciones con su hijo. En un chaval normal, tienen que primar siempre las medidas persuasivas sobre las coercitivas. En el estudio hemos constatado que los adolescentes valoran que sus padres se fíen de ellos y a ellos les parece normal la preocupación, el control y el interés de sus padres, aunque les moleste un poco.
“A la hora de estudiar los jóvenes sólo tienen cuatro referencias: Google, Wikipedia, Encarta y El Rincón del Vago”Esto nos ha sorprendido desagradablemente porque Internet ofrece un mundo de fuentes de información muy rico, variado y completo en un montón de idiomas y, al final, los jóvenes sólo tienen cuatro referencias: Google, Wikipedia, Encarta y El Rincón del Vago. Su sistema se reduce a copiar, pegar y pasar el corrector ortográfico del “Word”.
Efectivamente, se genera una tensión entre los dos espacios y una tensión en las relaciones, sobre todo en familias que tienen problemas. Si hay discusiones con los padres, hemos constatado que los chavales se refugian en su mundo de iguales, se marchan del espacio familiar, se van al cuarto y hablan por el Messenger con sus amigos.
“Lo que sucede normalmente es que los dos padres ponen en la televisión lo que ellos quieren y es el crío el que se tiene que mover al ordenador para ver lo que le apetece”Otras veces, no se producen tensiones graves y simplemente no les gusta la programación que ponen sus padres en el televisor del salón a las diez de la noche, es decir, chicos de 16 años que no tienen los mismos gustos que sus padres. También aparecen chavales que están a gusto en familia, reunidos en el salón, mientras charlan y ven la televisión con sus padres. En mi casa pasa también a veces, que a mi hijo pequeño de 13 años le damos a elegir y suele ocupar la televisión del salón y yo me suelo ir al ordenador a ver una película. Pero lo que sucede normalmente es que los dos padres ponen lo que ellos quieren y es el crío el que se tiene que mover.