El hecho de que la mayoría de las empresas de Internet, que en general están en continua competencia, se pongan de acuerdo para formalizar una protesta no es ninguna casualidad, sino una muestra del temor que suscita el proyecto de ley estadounidense sobre la piratería intelectual. Desde Google a Facebook, sin olvidar a Wikipedia, Yahoo!, AOL, Twitter, Amazon o PayPal, todas se han levantado en armas por la posible aprobación de la polémica directiva SOPA (“Stop Online Piracy Act”). Se puede definir SOPA como una ley Sinde -la medida adoptada en España-, pero elevada a su máxima potencia. Aunque en estos momentos se matiza en algunos de sus puntos y su aprobación se ha aplazado, su ámbito de actuación será mucho mayor y más intrusivo, y las medidas punitivas contra quienes el Departamento de Justicia norteamericano considere sospechosos tendrán una extrema contundencia.
Digital Milennium Act, un fracaso
También muy contundente contra la compartición en la Red de material con derechos de autor, pero más respetuosa con la presunción de inocencia, era la ley hasta ahora vigente, conocida como DMA («Digital Millennium Act»). Esta dictaminaba duras penas contra quien se declarara culpable de descargarse o comerciar con material con derechos de autor, pero implicaba una investigación previa para demostrar la culpabilidad del sitio web o del sujeto infractor. Además, no podía intervenir allende las fronteras de Estados Unidos.
Según fuentes de la industria cinematográfica norteamericana, la DMA ha resultado un fiasco y el cine ha registrado pérdidas por valor de 46.000 millones de dólares
Por otro lado, presuponía que la infracción corría por cuenta de los usuarios en un sitio, como Youtube, que se veía obligado a retirar el material ilegal. En este caso, podría ser una escena de vídeo de una película colgada sin ningún tipo de permiso. Lo normal es que Youtube y otros servicios procedieran de tal modo y «limpiaran» sus sitios de contenido ilícito. Sin embargo, los portales de compartición de enlaces, un concepto muy indefinido en la Red, que se basa ya de por sí en la acción que su propio nombre indica, escapaban a los efectos de la ley.
Según fuentes de la industria cinematográfica norteamericana, la DMA ha resultado un fiasco y su cine ha registrado pérdidas por valor de 46.000 millones de dólares, además de estar en peligro 19.000 puestos de trabajo. Por este motivo, desde hace más o menos un año, un lobby de este sector consiguió que el senador republicano Lamar S. Smith presentara el proyecto de lo que hoy es la SOPA. No obstante, la aplicación de Digital Millennium Act habría propiciado el cierre del servicio de compartición directa de archivos Megaupload. Algunas voces especulan con que la espectacular acción sobre el portal de descargas iría en la dirección de convencer al lobby de Hollywood de que con la DMA es suficiente. El propio presidente norteamericano Barak Obama se ha pronunciado en contra de SOPA.
¿Qué implica SOPA?
De aprobarse, la nueva ley aplicará medidas mucho más expeditivas contra todo tipo de sitios web donde se comparta material con derechos de autor sin autorización. Ya no se centra en buscar la culpabilidad del usuario, sino que carga contra la plataforma web que sostiene la actividad on line. En contraposición a DMA, con SOPA, Youtube sería un lugar penalizado si reiteradas veces se colgaran vídeos con derechos de autor y el servicio no actuara con la suficiente rapidez para retirarlos.
En contraposición a DMA, con SOPA, Youtube sería un lugar penalizado si reiteradas veces se colgaran vídeos con derechos de autor
La actuación sobre Youtube consistiría en asfixiarlo por todas las vías posibles. Primero a base de obligar a las agencias de publicidad a retirar la que tuviera en Youtube, para así evitar que obtenga un beneficio por esta vía. En segundo lugar, mediante la presión a las plataformas de pagos on line para que denieguen el servicio al lugar acusado, de modo que no pueda recibir ingresos. También se bloquearían sus cuentas en estos servicios, si dispusieran de capitales. Por otro lado, se actuaría en cuestión de dominio, con la exigencia a la empresa que se lo proporciona de que lo bloquee, lo mismo que se pediría al servidor de almacenamiento de las páginas, que las desconectaría.
De este modo, Youtube se vería aislado, simplemente, por ser sospechoso según la SOPA, sin derecho a demostrar su inocencia. Lo mismo sucedería en Twitter si fuera el caso y donde, en efecto, es casi seguro que a diario alguien, entre sus cientos de millones de usuarios, comparta un enlace a material con derechos de propiedad intelectual. En parecida situación están Google o Facebook, e incluso una tienda como Amazon, donde un libro vendido en ella puede ser objeto luego de comercio ilegal. ¿Es posible un mundo sin estos sitios?
Riesgo para las iniciativas en la Red
Los defensores de la ley arguyen que a pesar de su agresividad desmedida, en principio, SOPA no va contra estas empresas y comprende que su motivación no es la de promocionar el tráfico ilegal de material cultural. Además, son empresas poderosas y no sería fácil aplicarles estas medidas ante sus ejércitos de abogados. Pero hay cientos de miles de empresas emergentes, no tan poderosas, que tendrían difícil defensa y donde la compartición de este material con derechos es posible, aunque no sea la motivación principal.
Incluso desde la revista Fortune se incide en que las empresas de capital riesgo se mostrarán remisas a invertir en Internet si SOPA se aplica
La aplicación de SOPA pretende cortar de raíz cualquier intento de «piratería digital» al por mayor, pero esto implica hacer víctimas inocentes a cientos o miles de empresas que, en sus comienzos, no pueden evitar que sus usuarios, o algunos de ellos, compartan material con derechos. No debe olvidarse que la vigilancia y el estricto control suponen un gasto importante en personal, algo que no todas las «start up» pueden permitirse.
SegúnGary Shapiro, director de la feria tecnológica CES de Las Vegas, que se ha celebrado hace pocas semanas, SOPA implicará un frenazo en la economía digital de consecuencias imprevisibles. Otros expertos, incluso desde la revista Fortune, inciden en que las empresas de capital riesgo, las que financian los proyectos en la Red, se mostrarán remisas a invertir en el sector si SOPA se aplica, ya que generará una gran inseguridad jurídica.
¿Afecta en España?
SOPA afecta a todo el mundo por distintos motivos. ¿Quién no usa alguna vez un servicio con base en Estados Unidos? La gran mayoría de empresas de dominios son norteamericanas, así como las de almacenamiento en servidores y las de servicios en general. En un mundo tan centralizado en Estados Unidos como el de Internet, cualquier actuación sobre un servicio afecta a la comunidad global. Además, toda empresa tiene al menos una pata de su estructura en este país: se aloja en un servicio norteamericano, usa PayPal o VISA para sus pagos, ambas norteamericanas; tiene un dominio refrendado y gestionado por una empresa norteamericana, usa un servicio norteamericano para su publicidad on line, etc.
Las organizaciones de derechos civiles han alertado de que SOPA aplica los mismos métodos que China o Irán y que, en algunos casos, podría utilizarse como instrumento de censura
Si desde el otro lado del Atlántico se detectan irregularidades, o ellos así lo consideran, pueden cortar el servicio por alguna de estas vías e impedir el acceso a sus prestadores. Por otro lado, SOPA permite actuar de una manera más global, en imitación del modelo chino de censura, esto es, al actuar sobre los DNS, que definen territorialmente la situación de cada servidor y cada ordenador en la Red. Un bloqueo de alguno de los niveles de DNS puede dejar aislado tanto a un usuario como a una zona o un servicio determinado.
Por supuesto, las organizaciones de derechos civiles han alertado de que SOPA aplica los mismos métodos que China o Irán y que, en algunos casos, podría utilizarse como instrumento de censura, pero también al gusto e interés de los lobbies culturales, que podrían así perpetuar su, para muchos obsoleto, modelo de negocio.
Entre las empresas que han apoyado en algún momento esta directiva, figuran todas las industrias culturales, encuadradas en sus respectivas patronales en Estados Unidos, así como otras que sufren pérdidas por el mal empleo de sus productos de software, como Microsoft o Adobe. Un caso curioso es el de Apple, que no experimenta de manera directa el tráfico de su material con derechos de propiedad intelectual, pero sí trabaja en sus plataformas con las industrias culturales de la música y el cine.
Otras empresas que también apoyaron en un inicio SOPA fueron Nintendo, Sony y el desarrollador de videojuegos Electronic Arts. A tenor de la presión popular -y del caso del gestor de dominios GoDaddy, que ha perdido más de medio millón de dólares en clientes por apoyar la ley-, casi todas ellas se han retractado, Apple y Microsoft incluidas.