En el mundo de la tecnología toda demanda crece de forma exponencial. Lo hizo en su día la de potencia en los procesadores del ordenador, que se reflejó en la llamada ley de Moore, y lo hace hoy la demanda de puntos de conexión, al añadirse a la Internet fija el acceso a la red de datos desde el móvil. La siguiente, según muchos expertos en telecomunicaciones, será la de ancho de banda, es decir, capacidad de una conexión de conducir un cada vez mayor número de datos. Juegan en su favor la progresiva consolidación del vídeo on line y el auge de la sincronización de datos en la “nube”. Para evitar que las actuales redes de Internet se colapsen en el futuro por exceso de demanda, se desarrollan las fibras ópticas multimodo, capaces de conducir en un mismo hilo varios haces de luz a la vez.
Nexflix, Filmin y otros tantos servicios de emisión de películas, documentales y series por Internet se consolidan poco a poco entre los consumidores como una alternativa de ocio a la televisión tradicional. Para ello se sirven de sistemas como Apple TV, las Smart TV y similares. En España este movimiento es incipiente, pero en Estados Unidos el éxito de Netflix le ha llevado a enfrentarse con las empresas de telecomunicaciones, debido a que sus clientes ocupan el 80% del ancho de banda general.
Al fenómeno del vídeo en la Red se espera que se sume el auge de las plataformas de videojuegos por Internet
Al fenómeno del vídeo en la Red se espera que se sume el auge de las plataformas de videojuegos por Internet, que aúnan la consola con el televisor y sustituyen al DVD con el juego por una conexión de banda ancha. Y además, está la imparable tendencia que tenemos a sincronizar todos los datos entre nuestros dispositivos (ordenador, portátil, tableta o smartphone) y que hace que, sin darnos cuenta, nos pasemos el rato mandando información de un lugar a otro.
MODE-GAP, un proyecto europeo
Científicos de la Unión Europea han sumado las previsiones de crecimiento de estas tendencias y las han multiplicado por las expectativas de aumento de personas conectadas en el mundo en las próximas décadas. Además, han añadido las comunicaciones M2M (entre máquinas para automatizar procesos), que ya suponen el 60% de las existentes.
No se puede descartar un colapso de Internet tal y como la conocemos ahora a medio plazo, si no se cambia el tipo de fibra
El resultado es que no se puede descartar un colapso de Internet tal y como la conocemos ahora a medio plazo, incluso aunque todos usemos conexiones de fibra óptica de 100 megabits por segundo (mbps). Las previsiones apuntan a que es muy posible que demandemos mucho más ancho de banda, porque nuestras casas estarán en breve automatizadas y haremos la mayoría de las comunicaciones en vídeo. Pero también señalan que habrá problemas para que la potencia de los actuales servidores pueda atender el aumento exponencial de demandantes.
En consecuencia, se ha puesto en marcha el proyecto de investigación MODE-GAP (Multi-mode capacity enhancement with PBG fibre) para desarrollar una alternativa a la fibra convencional o monomodo. La solución parece pasar por la fibra multimodo, que permite, a diferencia de la monomodo, conducir más de un haz de luz por el mismo hilo, con lo que se multiplicaría la cantidad de información que puede llegarnos en una misma conexión. En concreto, los científicos especulan con llegar a sextuplicar la capacidad real de la fibra monomodo actual, es decir que se podría llegar a unos 600 mbps. El máximo teórico de este tipo de fibra está en los 10 gigabits por segundo, pero esto se da solo en condiciones de muy cortas distancias.
Una vieja conocida
La fibra óptica multimodo no es un descubrimiento reciente, sino que desde hace bastantes años ha sido utilizada de forma profusa en telecomunicaciones, en especial en Internet. Es, en este sentido, una vieja conocida de los ingenieros. Por sus características, se ha usado para conectar servidores entre sí, siempre que estén a corta distancia, y, después, para unir estos con supercomputadores.
Pese a su enorme capacidad, es un tipo de fibra muy poco resistente a las curvaturas y con una gran pérdida en distancias largas
La razón es que, pese a su enorme capacidad, es un tipo de fibra muy poco resistente a las curvaturas y con una gran pérdida en distancias largas, al contrario que la fibra monomodo, que puede tenderse hasta 400 kilómetros. Por lo tanto, hasta la fecha, ha estado limitada a granjas de servidores y a la supercomputación.
Pero ahora, el proyecto MODE-GAP trabaja en una fibra multimodo capaz de transmitir los haces de luz a largas distancias y con una flexibilidad suficiente. Por el momento, los resultados son positivos y ya se han destinado más de ocho millones de euros al desarrollo de esta infraestructura en colaboración con distintas empresas.