A partir del 1 de enero de 2018, las bolsas de plástico ya no se podrán dar de forma gratuita en los comercios, sino que cada una tendrá un coste de entre 5 y 30 céntimos, dependiendo de sus características. Así lo señala una norma del Gobierno español que sigue las directrices de la Unión Europea (UE) para reducir el impacto ambiental, económico y para la salud del insostenible consumo de estas bolsas. Este artículo señala que las bolsas de plástico se cobrarán por ley y por qué hay que evitar las de usar y tirar, además de proponer las bolsas reutilizables como la alternativa más sostenible.
Las bolsas de plástico se cobrarán por ley
La UE pretende que en 2019 el consumo anual de bolsas de plástico no pase de 90 por personaEl Gobierno de España prepara un real decreto que, entre otras medidas, incluye la obligación a los comercios para que cobren un importe mínimo por las bolsas de plástico a partir del 1 de enero de 2018.
Los precios de cada bolsa se fijarán entre 5 y 30 céntimos de euro según los siguientes criterios:
- 5 céntimos: bolsas de plástico compostable de hasta 29 micras de espesor.
- 10 céntimos: bolsas de 30 micras o más y las de 29 micras o más pero no compostables.
- 15 céntimos: bolsas de 30 micras o más no compostables.
- 30 céntimos: bolsas oxodegradables de 50 micras o más.
Las bolsas de menos de 15 micras utilizadas como envase primario para alimentos a granel o que tengan que entregarse por motivos de higiene quedan exentas de esta normativa, aunque prohíbe la comercialización de bolsas de plástico ligeras oxodegradables.
Cada europeo consume, de media anual, algo menos de 200 bolsas de plástico y la mayoría son de usar y tirar, mientras que en España se gastan algo más de 100, según datos de la UE. Desde la Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP) se asegura que en nuestro país se consumían más de 300 bolsas de usar y tirar por habitante y año en 2008, una cifra que se ha reducido en más del 60%, -algunos comercios dan valores de reducción entre el 85% y el 90% en sus establecimientos-. «Esta disminución se ha conseguido gracias a la utilización mayoritaria de bolsas de plástico reutilizables, al cobro de las bolsas a los consumidores en muchos establecimientos comerciales y a la puesta en marcha de distintas campañas de sensibilización sobre consumo responsable», explica Mayca Bernardo, responsable de comunicación de Cicloplast, entidad sin ánimo de lucro para impulsar la prevención y el reciclaje de los plásticos.
El Gobierno incorporaría así a la legislación española la normativa comunitaria en esta materia, que pretende lograr que el 31 de diciembre de 2019 el consumo anual no pase de las 90 bolsas por persona, ni de las 40 el 31 de diciembre de 2025. Para ello, la UE ofrece a los Estados miembros dos caminos: la adopción de medidas fiscales, como impuestos, o garantizar que después de 2018 las bolsas no se entregan de forma gratuita a los compradores. La primera opción, descartada en el proyecto del real decreto, es la que convence a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el máximo organismo regulador, como así lo reconocía en un informe, si bien no es vinculante.
Por qué hay que evitar las bolsas de usar y tirar
El consumo excesivo de bolsas de plástico acarrea diversos impactos. Además de las grandes cantidades de energía necesarias para su fabricación, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo que pueden tardar en degradarse más de medio siglo. Gran parte de ellas se desechan sin control, contaminando ciudades y ecosistemas naturales. En los océanos su efecto es «devastador» en la fauna y la flora marina, según la ONG Surfrider Europa, que realiza campañas de recogida de dichos residuos. Para animales como tortugas, ballenas o delfines pueden ser letales tras ingerirlas. Asimismo, las bolsas serigrafiadas pueden contener residuos metálicos tóxicos.
Un ejemplo destacado por las consecuencias que producen son las bolsas de plástico ligeras oxodegradables, debido al «perjuicio para los suelos, el agua y los organismos», según el proyecto de real decreto que las prohíbe. Uno de sus principales peligros es que no se descomponen, sino que se fragmentan en trozos cada vez más pequeños. Son los denominados microplásticos, un problema ambiental y para la salud que está empezando a causar una mayor preocupación entre los científicos, en especial por sus efectos sobre la fauna y flora marina. El 80% de toda la basura que llega al mar son plásticos, según Oihane Cabezas, investigadora de AZTI, centro tecnológico especializado en innovación marina y alimentaria.
Las ventajas económicas de restringir su utilización tampoco pasan desapercibidas para los expertos comunitarios. Según los cálculos de la Comisión Europea, la UE podría ahorrar hasta 740 millones de euros anuales.
Bolsas reutilizables, la alternativa más sostenible
La opción más sostenible frente a las bolsas de plástico de usar y tirar es emplear bolsas y envases reutilizables y reciclables, ya que alarga la vida útil de los productos y proporciona una reducción de residuos y un ahorro económico. En función de su uso, las posibilidades son muy diversas: de aluminio, acero, vidrio, tela, lona o plástico sin bisfenol A (BPA), al que se atribuyen diversos efectos negativos en la salud.
Los consumidores pueden reciclar las bolsas de plástico en el contenedor amarillo. La portavoz de Cicloplast asegura que «España es líder en el reciclado de bolsas de plástico: en la actualidad se reciclan un 60% más que en 2008».
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