España padece una severa sequía que podría ir a peor en los próximos meses. La falta de agua para la agricultura e incluso para el uso urbano podría estar en peligro. Por ello, resulta esencial tomar medidas que puedan hacer frente a este problema de importantes consecuencias ambientales y económicas, como las 10 que señala este artículo: entre ellas, mejorar la gestión del agua, elaborar un nuevo plan hidrológico y poner precio al agua.
1. Sequía en España: concienciarse del problema
El primer paso para enfrentarse a un problema es concienciarse de que existe y, en este sentido, España se encuentra en una situación de sequía. El nivel de los pantanos, uno de los más claros síntomas de este problema, ha descendido prácticamente en todos, aunque la coyuntura de algunas zonas, como la cuenca del Duero o del Tajo, es acuciante, como puede comprobarse en el ‘Boletín Hidrológico’ del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA).
Además, se está ante una «secuencia de sequía ibérica», «una gran sequía que afecta a la casi totalidad del territorio español, que ocurre con una frecuencia menor, entre 15 y 20 años», explica Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante (UA), especializado en Ordenación del Territorio, Climatología y Riesgos Naturales.
2. Mejorar la gestión del agua
Los planes de gestión ante la sequía son la gran asignatura pendiente de EspañaJosé Miguel Viñas, meteorólogo, divulgador científico y consultor de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), asegura que «cuando nos vemos afectados por una gran sequía, afloran los problemas en buena medida generados por una mala gestión». Por ello, según este experto, es la asignatura pendiente para hacer frente a la sequía. «Hay mucha permisividad, por ejemplo, con la explotación de acuíferos. También la política de trasvases, particularmente el Tajo-Segura, debería revisarse», señala.
Olcina apunta que los planes de gestión de sequías tienen protocolos que tendrán que ponerse en marcha, desde medidas de información y concienciación a la población, hasta restricciones importantes de agua para usos agrarios e incluso urbanos, si la situación se agrava. «Independientemente de ello, se debe enviar el mensaje a la población de la necesidad de una gestión del agua siempre prudente y que no derroche el recurso», sostiene.
3. Elaborar un nuevo Plan Hidrológico Nacional
España carece de un nuevo Plan Hidrológico Nacional que debería haberse elaborado ya. En estos momentos todavía sigue en vigor el aprobado en 2001. Según Olcina, se trata de un plan «que ha resultado fallido y con un Programa AGUA que no estuvo bien calibrado en cuanto a número de desaladoras construidas pero sin rentabilidad económica». Por ello, para este experto «urge una nueva estrategia del agua en España que planifique recursos y usos hasta mediados del presente siglo, al menos».
4. Evitar la sobreexplotación de los sistemas agrícolas
La Fundación Nueva Cultura de Agua (FNCA) recuerda que el campo es el principal consumidor de agua en España (el regadío se lleva hasta el 75% del total). Por ello, según los expertos de esta organización, «habría que reducir los consumos globales y utilizar los programas de modernización de regadíos para aumentar la disponibilidad o los caudales, no para asignar los recursos ahorrados a nuevos usos».
5. Hacer un empleo responsable del agua
Los ciudadanos pueden utilizar el agua de forma responsable con varios consejos, como ducharse en vez de bañarse, instalar sistemas de ahorro de agua en grifos, duchas o cisternas, arreglar fugas o averías, usar sistemas de riego por goteo en los jardines, no vaciar las piscinas de forma injustificada, etc.
6. Crear un Observatorio de Riesgos Naturales
Olcina recomienda crear un Observatorio de Riesgos Naturales como el que hay en países como Francia, «un organismo de funcionamiento permanente para afrontar la planificación y gestión de la peligrosidad natural en nuestro país».
7. Afrontar la cuestión del precio del agua
La FNCA sostiene que el agua en España es muy barata y no refleja la escasez real del recurso ni el coste real de proporcionarla en calidad y cantidad suficientes, lo que induce a su despilfarro.
8. Aplicar medidas preventivas
Los métodos modernos para combatir los efectos de las sequías se basan en medidas preventivas, sin esperar a que se produzcan. Además, como recuerda Viñas, la sequía forma parte del clima de España, de manera que tarde o temprano se manifiesta.
El análisis de las experiencias de pasadas sequías, la modernización de las infraestructuras y las reservas hídricas o la creación de nuevas fuentes de suministro son algunas medidas previsoras que pueden tomarse. Para paliar los impactos en la agricultura, uno de los sectores más castigados, son fundamentales el empleo correcto de la tierra y de las técnicas agrícolas o la selección de plantas resistentes a las sequías.
9. Tener en cuenta a los científicos
Viñas reconoce que la gestión del agua es complicada, «por todos los intereses creados a su alrededor». Por ello, cree que «los gestores políticos deberían asesorarse por los científicos (hidrólogos, climatólogos, etc.) antes de tomar cualquier decisión, ya que son los únicos que pueden ofrecer una radiografía real del reparto y disponibilidad de agua».
10. Aprovechar la tecnología
El desarrollo de tecnologías que ayuden a obtener y utilizar el agua también pueden jugar un papel importante contra la sequía, como las plantas desalinizadoras y desalobradoras o los sistemas que aumenten la eficiencia en el consumo de agua.
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