En el Día Internacional de la Mujer, millones de personas salen a la calle para celebrar las victorias conseguidas por una larga lista de mujeres activistas, sufragistas y sindicalistas. Pero el 8 de marzo también es una fecha para seguir reivindicando algunos de los logros en materia de igualdad que todavía están pendientes de ser alcanzados. La igualdad entre mujeres y hombres todavía no se ha producido en ámbitos como el laboral, el doméstico o el retributivo. Conviene mirar el impacto de la maternidad y dirigir los esfuerzos hacia la conciliación e igualdad de derechos como claves para continuar mejorando esta situación en el futuro. En este artículo se muestran ocho logros que aún están pendientes de ser adquiridos y así disfrutar de una sociedad más justa e igualitaria en empleo, salarios, cuidados, el hogar y las relaciones.
1. Desaparición de la brecha salarial
En España la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 14,9%
Según la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 23.2) «toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual». No obstante, en el mundo, las mujeres reciben de media un 77% de lo que cobran los hombres. En España la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 14,9%, lo que significa que ellas ganan de media un 14,9% menos por hora que los varones. La media europea asciende a 16,7% y se calcula que se tardará alrededor de 70 años en alcanzar una igualdad efectiva en cuanto a los sueldos.
2. Romper mitos en el terreno profesional
Todavía hay muchas creencias arraigadas que fomentan la discriminación entre hombres y mujeres. Entre otros, se piensa que las mujeres trabajan a tiempo parcial y que, por eso, deben percibir menos que los hombres. También se dice que ellas ganan menos porque eligen empleos con ingresos más bajos. Otro de los mitos es que los varones están más cualificados que las mujeres y, sin embargo, a nivel europeo, el 60% de las personas graduadas en las universidades son féminas. Las consecuencias de esta discriminación pasan por la contratación precaria de las mujeres, la disparidad en las prestaciones por desempleo o la desigualdad para acceder a puestos de responsabilidad. Y esto no hace más que incrementar su riesgo de pobreza, que es de un 21,3%, según datos del Instituto Nacional de Estadística, mientras que esta cifra en hombres se queda en un 20,1% en España.
3. Conciliar la vida personal, familiar y laboral
La conciliación es aún una conquista, a pesar de que en el marco del diálogo social se trata de racionalizar los horarios, establecer mecanismos de flexibilización de la jornadal laboral e implementar fórmulas de teletrabajo. Sin embargo, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), en su informe ‘Perspectiva empresarial sobre la conciliación de la vida laboral y familiar’ publicado en octubre de 2017, se posiciona contraria a que aumenten los permisos de conciliación (como el de paternidad), porque perjudican a las compañías. Un paso sería que cuando se hable de conciliación se deje de pensar fundamentalmente en aplicar medidas para dar facilidades a las madres.
4. ‘Stop’ a la violencia machista
Siete de cada diez mujeres en el planeta sufren golpes, violaciones, abusos o mutilaciones a lo largo de sus vidasSegún Naciones Unidas (ONU), siete de cada diez mujeres en el planeta sufren golpes, violaciones, abusos o mutilaciones a lo largo de sus vidas, por lo que trabajar en la prevención resulta esencial. También es una obligación de todos continuar denunciando la violencia sexual como delito oculto e invisible. Y también lo es seguir gritando «Ni una menos, vivas nos queremos», para que se deje de considerar a la mujer como un objeto de propiedad de los varones de la familia que ha de estar sujeta a ellos, obedecer, mantenerse a la sombra y cubrir sus necesidades.
5. Dar espacio a la maternidad
La tasa de natalidad en España está entre las más bajas del mundo, y la maternidad es uno de los factores que inciden de forma negativa sobre la participación de la mujer en el mercado de trabajo. Muchas mujeres han visto condicionada su carrera profesional al ser madres o, por el hecho de estar en edad fértil, han sufrido discriminación en el mercado laboral: en el acceso, la promoción o la permanencia en la empresa. Por eso es clave seguir apostando por el complemento de maternidad aprobado en 2016, y que beneficia a quienes ven subir su pensión hasta un 15% en reconocimiento de su aportación como madres trabajadoras.
6. Reconocer la economía de los cuidados
Al año se dedican cerca de 24.000 horas al cuidado de niños, mayores o personas enfermas, unos trabajos que son realizados en un 80,9% por mujeres. La llamada economía de los cuidados o economía femenina trata de hacer visibles actividades básicas que el mundo laboral no tiene en cuenta ni valora económica ni socialmente, a pesar de ocupar un amplio porcentaje de la economía. Esta aportación que las mujeres hacen con su trabajo de cuidados es indispensable para que el sistema económico pueda funcionar. Sin embargo, el sistema sigue naturalizando la división sexual y otorgando el empleo doméstico a la mujer que continúa llevando a cabo esta actividad sin remuneración.
7. Acabar con los prejuicios hacia el feminismo
No es posible definir el feminismo como lo contrario al machismoEl feminismo es un movimiento social y político que busca eliminar la opresión que sufren las mujeres. Por eso no es posible definir el feminismo como lo contrario al machismo, aunque hoy en día sigue habiendo confusión en ello. Tal y como lo explica Ángeles Briñón, socióloga y experta en género e igualdad, el feminismo es un movimiento social que trata de conseguir la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, mientras que el machismo es una actitud o comportamiento en el que se considera a las mujeres como seres inferiores y con menos derechos que los hombres.
8. Traspasar el techo de cristal
Las mujeres siguen estando poco representadas en los puestos de dirección, a pesar de estar muy preparadas, acceder al mercado laboral y llegar a mandos intermedios. A veces este es su tope, pues se encuentran con los límites de la maternidad, la responsabilidad que se le otorga del cuidado de la familia y su escasa visibilidad en comparación a los hombres que se focalizan más en el desarrollo del trabajo. En estos casos, es una opción incluir la cuotas para eliminar el techo de cristal que sufren las mujeres por el hecho de serlo e imponer medidas que logren la paridad.