Su manera de consumir le define como persona. Y cuando consume, no solo es importante valorar su capacidad de ahorro. Las decisiones que toma también implican una huella sobre el planeta. Con el fin de ser lo más amables posibles con el entorno natural, la propuesta más ecológica se centra en poner en práctica las cuatro erres del consumo: reducir basura, reutilizar, reciclar y reparar. En este artículo nos fijamos en esta cuarta erre.
El movimiento reparacionista se concentra en la frase «aquí no se tira nada» e incluye iniciativas para dar una segunda vida a zapatos, electrodomésticos y hasta bicicletas
La cuarta erre del movimiento ecologista, reparar, implica romper la inercia de comprar, tirar -cuando algo se estropea o, peor aún, se queda obsoleto-, y adquirir de nuevo. Contra esta regla del usar y tirar, y volver a comprar, existe un proyecto global que coge fuerza: el reparacionismo. Este movimiento recupera las buenas costumbres de nuestros abuelos concentradas en el mantra «aquí no se tira nada» e incluye iniciativas que permiten dar una segunda vida a nuestros zapatos, electrodomésticos o, por ejemplo, bicicletas.
«Es posible que un teléfono móvil o alguna prenda de vestir se haya roto, pero seguro que es posible arreglarlo o darle una segunda vida», dice Teresa Rodríguez, de Amigos de la Tierra. Esta asociación protectora de la naturaleza ha creado la plataforma Alargascencia, que recoge mucha información y más de 1.000 establecimientos de toda España donde poder reparar todo tipo de objetos, desde vestidos o una batidora hasta bicicletas. El objetivo, recuerda Rodríguez, es reducir basura y también evitar la extracción de nuevos recursos naturales, que además son limitados.
¿Sabía que genera 20 kilos de basura electrónica al año?
El reciclaje es crucial, pero reducir, reutilizar y reparar son básicos para disminuir la huella humana en el planeta
Cada español genera 20 kilos de basura electrónica anuales, en forma de batidoras, lavadoras, licuadoras, tabletas, lectores de libros electrónicos y teléfonos móviles, asegura la Universidad de las Naciones Unidas. Pero es que, además, la vida media, por ejemplo, de un smartphone no llega a los dos años (está en torno a los 20 meses); una vez rechazado, estos aparatos acaban en la basura, engrosando la montaña de chatarra electrónica. Y los expertos advierten de que el problema no hace más que crecer: en 2021 se sobrepasarán los 50 millones de toneladas globales de residuos electrónicos.
El movimiento reparacionista quiere frenar la tendencia de usar y tirar. Alargar la vida de los aparatos, dicen, es bueno para el bolsillo y también para el medio ambiente, ya que evita la producción y el consumo innecesarios. Y no es solo que estemos ansiosos por tener el último modelo de móvil, es que, además, las pantallas se rompen con facilidad, los programas son difíciles de actualizar y algunas baterías resultan poco menos que imposibles de cambiar.
Reparar es un reto bueno para el planeta y el bolsillo
No solo están los negocios locales de reparación. Internet también se ha propuesto ponérselo un poco más fácil a los reparacionistas. Junto al sitio web Alargascencia, la plataforma iFixit concentra a una de las comunidades globales más activas y entusiastas, con acceso directo y gratis a más de 43.000 manuales de reparación. Además, recoge más de 130.000 soluciones aportadas por los propios internautas.
Y es que dar una segunda vida a su batidora no solo es bueno para el planeta, también lo es para el bolsillo de los ciudadanos. El mercado de la reparación y venta de aparatos tecnológicos podría crear 7.400 empleos en España, según la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS).
Hoy en día, estamos tirando el dinero literalmente a la basura. Según los expertos, el 25% de los aparatos tecnológicos que se desechan podrían ser reutilizados. En otras palabras, reparar lo que puede tener una segunda vida recupera estos productos y prolonga su vida útil, con los beneficios que esto tiene para el medio ambiente. Pero, además, puede ser una fuente importante de trabajo para el sector del llamado «empleo verde».
Leyes para que reparar sea la norma
El reparacionismo no está solo en la calle. Además, existe un tejido legal que lo apoya. La ley de traslado de residuos, de 2015, recuerda que reutilizar aparatos que pueden tener una segunda vida es prioridad, por encima del reciclaje. Esta norma desarrolla la directiva europea sobre residuos de aparatos electrónicos y electrónicos (RAEE), de 2012, y que impone la recogida del 45 % de los aparatos vendidos (del 65 % para 2019), entre otras obligaciones.Incluso las grandes marcas de dispositivos, como Apple y Samsung, se han apuntado al mercado de compraventa de aparatos reparados.
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