Los datos del Sistema de la Reserva Federal (FED), el organismo regulador de las actividades financieras nacionales en Estados Unidos (EE.UU.), revelan que las tarjetas son las reinas en cuanto a productos de financiación al consumo en ese país. En concreto, la deuda total de sus habitantes en tarjetas de crédito es la segunda más abultada después de la de créditos hipotecarios, y casi alcanza el billón de euros, es decir, casi el total del producto interior bruto (PIB) de España. ¿Qué ventajas encuentran los estadounidenses a las tarjetas que nosotros no aprovechamos al acudir a un préstamo? En este artículo las comentamos.
La situación en España para endeudarse también es llamativa
En España, destacamos a nivel mundial por el elevado volumen de dinero que solicitamos a través de créditos al consumo. Tanto es así que los préstamos han superado el montante de saldos vivos de las hipotecas en nuestro país, algo «histórico».
La cultura del préstamo personal en España es semejante a la tradición americana de tirar de tarjeta de crédito. De hecho, es muy habitual recurrir a un crédito al consumo o incluso a un préstamo entre particulares que nos hará un amigo o un familiar. A pesar de unos años de caída en el volumen de financiación concedida por motivo de la crisis de 2008, los préstamos personales han vuelto a su cauce y son los más solicitados.
Tarjetas: un precio más alto, pero con muchas ventajas accesorias
En EE.UU. hay una cultura financiera mucho más desarrollada, nada extraño, dado que son la cuna del capitalismo moderno. En este caso, los americanos deben estar pensando que más es más.
A pesar de que el coste de financiar una compra o un determinado proyecto puede resultar más caro que hacerlo con un crédito al consumo, en ese país la diferencia de intereses entre ambos métodos de financiación es menor que en España (unos seis puntos porcentuales de diferencia en EE.UU. frente a un 13,5 en nuestro país). No obstante, son las ventajas adicionales que ofrecen las tarjetas las que pueden hacer que la balanza se incline hacia ellas.
Mientras que al recurrir a un préstamo nuestro único beneficio será el dinero que nos dejarán, las tarjetas de crédito cuentan con gran un número de privilegios vinculados a su uso. Programas de puntos, descuentos por fidelización y seguros gratuitos son solo algunas de las promociones que podremos conseguir con estas herramientas financieras. También muchas de las tarjetas de crédito facilitadas por establecimientos comerciales nos permiten seleccionar opciones de pago muy variadas con periodos de carencia distintos en los que no tendremos que abonar.
Además, las tarjetas de crédito son grandes aliadas de los viajeros. La posibilidad de conseguir unos billetes de avión y aplazar el pago para aprovechar una buena oferta puntual es una gran ventaja, en especial si la unimos a la multitud de seguros que incluyen estas tarjetas. La protección de nuestro equipaje ya no será una preocupación, como tampoco su pérdida, pues muchas tarjetas incorporan una póliza que se activa al comprar un billete con ellas. Del mismo modo, hay tarjetas que cubren retrasos, cancelaciones y asistencia médica en caso de sufrir un accidente o caer enfermo en el extranjero.
La posibilidad de financiar sin costes también es un factor
Otra ventaja que brindan las tarjetas de crédito es la opción de lograr financiación para nuestras compras y demás abonos, sin tener que afrontar ningún tipo de interés por ello. Para elo, tendremos que seleccionar el método de pago total diferido. Esto supone que, una vez alcancemos la fecha de corte mensual, el dinero que hayamos gastado a crédito de la línea de nuestra tarjeta se cobrará el mes siguiente de manera íntegra y en una sola cuota. Esto nos permite ahorrarnos intereses, pero hay que tener en cuenta que tendremos que pagar todo lo que gastemos de golpe, por lo que hay que ser cuidadosos.
Asimismo, muchas tarjetas permiten ya seleccionar una sola compra que aplazar hasta el mes siguiente sin intereses, mientras realizamos más pagos con otro método de aplazamiento en varios meses. De este modo, sumaremos intereses a la adquisición de un televisor o de un ordenador, mientras seguimos utilizando nuestra tarjeta de crédito con normalidad, con el método de pago total diferido.