La preferencia de los adolescentes por las redes sociales es incuestionable, por lo que antes o después nos llegará la temida petición de nuestros hijos: ¡Mamá, papá, quiero mi propio Instagram! Los datos nos dicen que el 53 % de los menores de 13 a 14 años tiene perfil propio en redes sociales, cifra que se incrementa a partir de los 15 años, llegando al 83 %. Por eso, aunque como padres tratemos de retrasarlo, al final siempre llega el momento en el que nuestros hijos nos solicitan disponer de este espacio social, así que lo mejor es estar preparados. Desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad, a través de IS4K, aportamos en este artículo una serie de recomendaciones para afrontar de manera positiva el uso que nuestros hijos hacen de Instagram y del resto de redes sociales.
Funcionalidades de Instagram que enganchan
El uso de redes sociales se ha popularizado entre jóvenes y adolescentes, favorecido también por el diseño sencillo de sus aplicaciones con opciones atractivas para ellos. Además, continuamente surgen nuevas, por lo que es habitual que vayan probando según modas puntuales.
Instagram incorpora la exitosa función stories (historias), que permite compartir una serie de momentos en forma de fotos y vídeos cortos, cuya principal característica consiste en que dejan de ser visibles para el resto pasadas las 24 horas. Esta función podría llevar a los menores a mostrar más detalles de su vida íntima, tanto relativos a momentos y lugares cotidianos, como a escenas que puedan ser perjudiciales para su reputación. La autodestrucción de las imágenes y vídeos de su historia podrían generar una falsa sensación de seguridad, ya que cualquiera que tenga acceso a la historia podrá quedarse una copia.
A nivel de configuración hay funciones que dejan regular esta exposición, como disponer de una cuenta del tipo «privada», en la que solo nuestros contactos podrán ver nuestra historia. También permite la posibilidad de ocultar la historia a personas concretas.
Los riesgos de la sobreexposición en Instagram
Es habitual que los padres desconfíen e incluso se opongan a su uso, pues muchos adultos desconocen en qué consisten las redes en las que quieren participar sus hijos y su única referencia son noticias sobre los riesgos y fallos de seguridad que presentan o las consecuencias por un mal empleo de estas comunidades online.
Uno de los principales aspectos que preocupan a los padres es la sobreexposición que sus hijos puedan llegar a hacer de sí mismos en medios sociales. Tal y como observamos en IS4K, a través de la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE, muchos adolescentes revelan información privada a través de este medio movidos por el deseo de conseguir likes, que ellos traducen en reconocimiento social y, por tanto, en éxito. Y es que en Instagram las fotografías y los vídeos publicados están por lo general muy cuidados, incluso retocados con efectos que la propia aplicación proporciona. Muchas veces, estas publicaciones muestran una realidad falsa de lo que el menor está viviendo, buscando esa reacción positiva en quien lo está viendo, lo que los adolescentes llaman «postureo» (aparentar). Como padres, debemos concienciarles de la importancia de cuidar su privacidad, pues este recopilatorio de publicaciones construye una huella digital de nuestro hijo que permanece y de la que puede arrepentirse pasados unos años.
¿Cómo nos involucramos en la protección de los menores en Instagram?
Cuando nuestros hijos manifiestan que quieren abrirse un perfil en Instagram o cualquier otra red social, debemos valorar una serie de aspectos, como la personalidad y la madurez que tienen para comprender y adquirir el conocimiento y responsabilidad que requiere el uso de estos servicios. Todas las redes sociales, sin excepción, permitirán el contacto del menor con personas desconocidas y viceversa, por lo que lo adecuado es que la decisión sea valorada sin dejarse llevar por la presión social o las modas.
Si como padre has decidido dar el paso, apóyate en nuestras recomendaciones:
Crear una contraseña segura. Es importante contar con contraseñas robustas, pero igual de importante es no compartirlas con amigos, no utilizar la misma para todos los servicios y no apuntarla, ya que puede caer en manos de terceros.
Abrir juntos el perfil de la red social y establecer unas normas. Desde el inicio es adecuado que te impliques en la configuración de su perfil y juntos prestéis atención a las opciones de privacidad que se activarán, así como que consensuéis los contenidos y el tipo de imágenes que tu hijo podrá publicar, horarios y tiempos máximos de conexión.
En el momento de configurar las opciones de privacidad y seguridad:
1. Perfil público o privado. Instagram permite la creación de perfiles públicos que podrán ser vistos por cualquier usuario de Internet (no necesariamente de Instagram), pero también incluye la opción de crear perfiles privados. En este otro caso, las publicaciones solo podrán ser vistas por las personas que el usuario apruebe. Para un uso particular y estándar como el que puede tener cualquier adolescente se recomienda la restricción.
2. Sincronización con otras redes sociales. Otro aspecto que hay que tener en cuenta es la sincronización con otras redes sociales, ya que Instagram deja compartir nuestras publicaciones en esta red social con otras, como Facebook. Si queremos controlar quiénes pueden ver estas imágenes, deberemos configurar de modo correcto los permisos en las demás redes sociales con las que conectemos Instagram.
3. Etiquetado. En Instagram podemos etiquetar a otras personas, pero también nos pueden etiquetar. Es recomendable activar la opción de solicitar la notificación de estas etiquetas, aunque el problema real no esté en ellas, sino en que se publiquen sin nuestro permiso imágenes en las que aparecemos. De este modo, al menos podremos ser conscientes al ser etiquetados.
4. Geolocalización. Al publicar una foto o storie podemos indicar la ubicación. Esta opción es bastante usada por los menores, pero hay que ser consciente del riesgo que puede suponer publicar dónde estamos en determinados momentos. La opción aparece desactivada por defecto para todos (tanto adultos, como menores), siendo voluntario activarla. Lo aconsejable es no compartirla o no hacerlo con precisión, ya que permite introducir el emplazamiento que queramos, que no tiene por qué ser el real.
Limitar el número de contactos que se tienen. Es importante hacerle entender la importancia de agregar en redes sociales solo a los amigos de verdad, frente a la idea de tener un gran número de contactos (asociado a popularidad). Pues de poco vale disponer de una cuenta configurada de manera privada, si en ella hay 500 contactos que pueden ver las publicaciones.
Establecer una rutina de supervisión enfocada desde un clima de confianza. Interesarse por lo que realiza en redes sociales y normalizar aspectos como navegar en zonas comunes de la casa o en presencia de los adultos, sin invadir suintimidad, nos ayudarán a crear un clima de confianza y hacer una adecuadamediación parental.
Si tu hijo también utiliza Instagram o cualquier otra red social y quieres compartir experiencias relativas a su privacidad, no dejes de enviarnos tus comentarios en el espacio que encontrarás a continuación de este artículo.
Y si surgen dudas, siempre puedes contactar gratuita y confidencialmente con la Línea de Ayuda en ciberseguridad de INCIBE, a través de IS4K, en el 900 116 117.