En España por cada litro de diésel se cobra un impuesto de 0,368 euros (más IVA). Esta cifra es inferior a la media de la Unión Europea, cuya Comisión (CE) ya ha avisado al Gobierno acerca de la escasez recaudada por sus impuestos relacionados con el medio ambiente. Porque en Europa, de media, se pagan 0,462 euros por litro y el IVA es del 22 %, según la CE. Ante las peticiones de Europa, y como medida ambiental -y también recaudatoria-, en nuestro país se pretende subir el precio del diésel, que coincidirá lo más seguro que con el inicio del nuevo año. ¿Qué consecuencias tendrá sobre los conductores? ¿Y sobre las empresas y consumidores? En las siguientes líneas damos respuesta estas y otras cuestiones de envergadura respecto a la subida del impuesto al diésel que se avecina.
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Subida del precio del diésel, una medida recaudatoria
En enero de 2019, si se aprueba la subida del impuesto, el precio del diésel se incrementará de manera irremediable ¡y llenará las arcas del Estado! La medida, auspiciada por el anterior Gobierno (PP) y continuada por el de Pedro Sánchez (PSOE), tiene más tintes recaudatorios que medioambientales. Se prevé que, traducida a ganancias, esta subida al diésel suponga para el Estado un ingreso de 2.140 millones de euros, según las estimaciones de los expertos.
De un día para otro, el 1 de enero, «cada litro de combustible diésel costará 15 céntimos de euro más, lo que supone una ganancia segura para el Estado», afirma Daniel Rodríguez, economista y autor del blog Tu economista de cabecera. En estos casos, el Estado siempre gana porque estamos ante un producto «cuyo consumo no disminuye conforme aumenta el precio». En los últimos 20 años, los impuestos al diésel han subido un 42 % y tanto el parque de vehículos como el consumo de carburante no han parado de crecer. ¿Por qué? La razón estriba en que son muchas las familias que necesitan el coche para hacer sus tareas diarias y, por eso, «las subidas de impuestos del diésel no afectan a su consumo y son ineficientes como herramienta de lucha contra los grandes retos medioambientales que tenemos», indica el economista.
Más datos. En los últimos siete años, el importe del gasóleo antes de impuestos ha decrecido, sin embargo, «los impuestos asociados a cada litro de este combustible se han incrementado un 11 %», aclara.
¿Cómo afectará a los consumidores? 200 euros más al año por coche
En España hay 17,9 millones de vehículos diésel, más de la mitad de nuestro parque móvil. La subida de 15 céntimos por litro de diésel afectaría a unos 10,5 millones de familias (muchas tienen más de un coche), que abonarán unos 340 euros adicionales al año por este concepto, señala Daniel Rodríguez. Así las cosas, «el incremento de gasto por vehículo diésel estaría en torno a los 200 euros al año, muy lejos de los 3,3 euros mensuales anunciados por la ministra de Hacienda Mª Jesús Montero», indica el experto. Sin embargo, desde el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo se indicaba que, en principio, la subida se haría de manera gradual, por lo que el aumento no será de 15 céntimos desde este enero, sino menor.
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En el caso de las empresas, el alza de precio del diésel las deja en una situación no menos grave. Para muchas de ellas -la gran mayoría- el diésel es un input más (una materia prima). Existen muy pocas compañías que no dependan de este combustible, en mayor o menor medida, para operar, y con la subida de precio les saldrá más caro hacerlo.
La subida del importe del diésel se convertirá en un incremento de los precios de los productos
Esto, además, afecta de lleno al consumidor. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: la subida del importe diésel y, por tanto, el mayor coste al fabricar implica también un incremento en los precios de los productos. Así, al subirlos, habrá una menor renta disponible de las familias, a la par que menores rentabilidades para las empresas, «lo que puede acarrear más cierres, concursos de acreedores, despidos, etc.», argumenta Rodríguez.
La subida de diésel, en opinión del economista Daniel Rodríguez, “no tiene nada que ver con los protocolos anticontaminación”. En Madrid, por ejemplo, hay muchos más problemas de contaminación cuando el frío comienza a dar la cara y hay que encender las calderas, muchas de ellas muy antiguas… “Y de eso nadie habla”, incide.
Pero además de modernizar las calderas, habría otras alternativas mejores que las subidas al diésel para luchar contra la contaminación y el uso desproporcionado de los vehículos. La revolución digital nos ofrece muchas herramientas como fomentar el teletrabajo, abrir la puerta a la economía colaborativa o impulsar la e-administración. “Todo ello haría innecesarios muchos de esos trayectos que quieren gravar. Pero, claro, eso no es una fuente de recaudación”, sentencia el experto.