408 motoristas, 351 peatones y 78 ciclistas, amén de las víctimas de accidentes de coche, camiones y autobuses, suman 1.830 personas fallecidas en las carreteras españolas en 2017. Niños, ancianos, jóvenes, adultos… No importa edad ni condición; la carretera se lleva cada año a miles de personas en un goteo dramático y, parece, imparable. Porque la siniestralidad vial, estancada durante unos años, ha sufrido un repunte y en 2017 asistimos a la cuarta subida consecutiva. Y las previsiones para 2018 no son mejores. ¿Qué medidas podemos tomar? Según las asociaciones de expertos y víctimas de accidentes, y como recogemos en este reportaje, son precisas buenas carreteras, pero también concienciación, coches cada vez más seguros y una formación de calidad adaptada a la movilidad que está por venir.
¿Son seguras las carreteras españolas?
España ocupa el noveno puesto de las carreteras más seguras del mundo, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, su mantenimiento (muy relacionado con la seguridad) no parece obtener tan buena nota. El informe ‘Necesidades de inversión en conservación viaria 2017-2018’, elaborado por la Asociación Española de la Carretera (AEC), señala que uno de cada 13 kilómetros de la red de carreteras españolas presenta deterioros relevantes en más del 50 % de la superficie del pavimento. «Acumula baches, roderas y grietas longitudinales y transversales»…. ¡y la necesidad urgente de remodelar algunas vías!
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Las mejoras de las carreteras «son imprescindibles», en opinión de Francisco Canes Doménech, presidente de Asociación DIA de Víctimas de Accidentes (teléfono gratuito 900 90 77 11) y Fundtrafic. Sus propuestas de mejora concretas, «cuyo coste creemos que puede permitirse un país desarrollado como España», son las siguientes:
1. Actualizar el listado de Tramos de Concentración de Accidentes (TCA). ¿Por qué es importante? Señalizarlos garantiza la información sobre el peligro. «Es una medida que ha funcionado y los accidentes son menores cuando se alerta sobre el riesgo en determinados tramos», explica Canes. La Administración debe revisar el estado de cada uno, si existen nuevos puntos negros o si otros se han subsanado.
2. Bandas rugosas, un eficaz salvavidas. Casi cuatro de cada diez víctimas mortales por accidente de tráfico lo fueron por salidas de vía, por lo que si se generalizan las bandas rugosas, se evitaría gran parte de ellos, ya que muchas veces son salidas por despistes. Al pisarlas, «la reacción es de alerta, nos hace reaccionar y reconducir la trayectoria del vehículo», indica. Esto funciona en el caso de distracciones o de somnolencia y puede evitar muchos accidentes por salida de vía y choques frontales y frontolaterales. Resultan muy útiles en vías convencionales donde el arcén es escaso, hay curvas, cambios de rasante… pero también en autovías o autopistas
3. Más salvacunetas. Estas construcciones sencillas, destinadas a la eliminación de riesgos aledaños en las cunetas de las carreteras, son muy eficaces para evitar y minimizar las consecuencias (graves lesiones y fallecimiento) de chocar contra elementos colocados en las cunetas, como las arquetas de hormigón.
4. Crear zonas de refugio. Son espacios anexos a las carreteras, especialmente en autopistas y autovías, donde quienes han sufrido un accidente pueden refugiarse hasta que lleguen los servicios de emergencias o la grúa. No es raro encontrar vías en las que no hay posibilidad de salir y alejarse de la calzada, pues encontramos guardarraíles durante kilómetros que, si se tiene un accidente, obligan a quedarse en el arcén. En estos casos, «quienes viajan con niños o las personas con movilidad reducida se exponen al riesgo de ser arrollados por otro vehículo», señala el presidente de las citadas asociaciones. Además, las zonas de refugio pueden servir para hacer paradas de emergencia puntuales.
Concienciar y formar a conductores y peatones
Aproximadamente uno de cada tres accidentes es consecuencia de distracciones, a pesar de las campañas que bombardean sobre las consecuencias fatales de distraerse al volante. ¿Por qué no parecen tan efectivas las medidas de concienciación sobre el tema? El presidente de Asociación DIA y Fundtrafic estima que sí lo son y que hay dos pilares: «Formación y concienciación, que pueden contribuir a reducir de manera notable las cifras de accidentes».
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La concienciación pasa por «saber que conducimos una máquina letal, que nos hace la vida más sencilla, pero que genera unos riesgos» que no podemos eliminar por completo. Además, ante el aumento de vehículos circulando en nuestras carreteras debemos extremar las precauciones y tener claro que «los peligros nos afectan a todos, independientemente de que conduzcamos o no». La concienciación funciona, pero sobre todo tras vivir esta situación o al estar en contacto con víctimas, como confiesa Canes Doménech: «Estar permanentemente conociendo casos de accidentes y cómo cambia la vida de las personas después es algo que se te queda grabado. No vuelves a coger el coche con la misma actitud, miras a ambos lados al cruzar la carretera, etc.». Por ello, el modo de concienciar al conjunto de la población desde estas asociaciones es «incluyendo a las propias víctimas» en las formaciones que realizan.
En la formación que brindan también se facilitan herramientas muy útiles, como técnicas de conducción para hacer frenadas de emergencia o cómo enfrentar una tormenta en carretera, esencial para salvar situaciones difíciles en la carretera.