Cáncer. Seis letras que pesan como una losa y que afectan a todas las esferas de la vida de quien lo padece, incluido el trabajo. ¿Cómo comunicarlo en la empresa? ¿Hay que dejar de trabajar o no durante el tratamiento? Y tras la recuperación, ¿cuándo y cómo reincorporarse? Si al enfermo le afecta de pleno, muchas veces la empresa y compañeros tampoco saben bien cómo actuar. En el siguiente artículo damos algunas pautas que ambas partes pueden seguir para normalizar la enfermedad durante y después del tratamiento.
Diagnóstico cáncer: ¿qué pueden hacer empresa y trabajador?
Hace unas semanas se conoció la noticia de que una compañía despidió a una empleada cuando ella les comunicó que tenía cáncer. No es la práctica común. Lo más frecuente es que las empresas «entiendan o asuman esta realidad y actúen en consecuencia, apoyando al empleado en su proceso», señala Olga Albaladejo Juárez, psicooncóloga y especialista en terapias naturales de Salmah Centro oncológico.
Por supuesto, no todos los empleadores tienen la misma sensibilidad a la enfermedad de sus trabajadores y, a veces, su actitud depende también de la relación que tuvieran previa al diagnóstico. Tampoco a todos los empresarios les afecta por igual la baja de un empleado, pues ni todos los puestos son iguales, ni todas las personas, ni es lo mismo una microempresa que una multinacional.
Imagen: Cristian Eslava
Por eso, según los expertos, lo que se debería hacer es «reclamar leyes que se adapten a las necesidades reales de todos los involucrados». Sobre todo porque el cáncer es una realidad cotidiana, y más de lo que a veces suponemos, pues cada año se diagnostican en España cerca de 228.500 nuevos casos, según datos de la aseguradora Cigna. Y es que su incidencia es, en la actualidad, «de una de cada tres mujeres, uno de cada dos hombres… y creciendo», comenta Albaladejo.
¿Qué medidas debe tomar la compañía cuando un empleado le comunica que tiene cáncer? Lo primero que hay que tener en cuenta es que la palabra cáncer resume cientos de distintas enfermedades, cada una con diferentes diagnósticos y pronósticos que, además, «cada persona vive de forma única», aclara la psicooncóloga.
En el momento del diagnóstico, el enfermo no sabe cuál será en realidad el tratamiento ni las implicaciones que tendrá. Hay quienes pueden seguir trabajando y otras personas cuya baja llega a durar más de dos años o que no se reincorporan. «Es algo que desgraciadamente ni médicos, ni pacientes, ni mucho menos empleadores, pueden conocer con antelación», sostiene Albaladejo. Por ello, una vez que la enfermedad es una realidad, la respuesta de la empresa debería ser apoyar al enfermo e «ir adaptándose a las necesidades del empleado», señala.
La vuelta tras la enfermedad: cómo debe actuar la empresa
La reincorporación tras un cáncer debe ser siempre paulatina. Lo más conveniente es «incorporarse durante un tiempo en jornada reducida o en teletrabajo». Una buena idea es «fijar un calendario de reuniones para tratar su evolución en el puesto de trabajo, así como poner a su disposición herramientas de apoyo específicas, tales como apoyo psicológico gratuito o servicio de telemedicina en la empresa», destaca Ana Romeo, directora de Recursos Humanos de Cigna España. Además, hay que tener en cuenta que la persona necesitará, por parte de la empresa, ciertas concesiones en lo que respecta a conciliación tratamiento-familia-trabajo: descansos periódicos, llamadas personales, ausencias por el tratamiento o por cita médica, etc.
Hay que adaptar el trabajo en contenido, forma y medios a la realidad de la persona
Por supuesto hay que tener en cuenta las limitaciones físicas, si las hubiera, derivadas de la enfermedad y su tratamiento. Así, sería importante «adaptar el trabajo en contenido, forma y medios a la realidad de la persona. Una realidad que puede ser temporal o duradera», puntualiza la psicooncóloga.
Me reincorporo tras un cáncer, ¿qué hago?
Uno de los grandes deseos de las personas en tratamiento oncológico es recuperar su vida «normal», y eso implica como una prioridad su trabajo. ¿Cómo afrontar y enfocar la vuelta? «Con sinceridad y comunicación honesta», indica la experta. Las ganas de volver a la rutina, junto a la aparente fortaleza que proporciona el tiempo pasado en casa tras el tratamiento, hacen que las personas «sobrevaloren su nivel de energía y su capacidad», añade. Pero la vuelta supone afrontar largas horas de trabajo, presión por los resultados y, a veces, realizar tareas que implican esfuerzos físicos (y mentales) que aún no pueden llevar a cabo.
Por ello, en lugar de esforzarse por hacer lo que no puede hacer, debe comunicar abiertamente y expresar también lo que necesita. De hecho, «debemos insistir en la autorresponsabilidad para hacer que la reincorporación al trabajo sea un éxito», afirma Olga Albaladejo, quien explica que el paciente debe aprender «a escucharse, a entender sus límites y a comunicarse sin miedo».
Imagen: qimono
Es importante asumir que hay circunstancias físicas, como el linfedema, que son muy invalidantes, pero hay otras no tan visibles que lo son mucho más: el síndrome del chemobrain (o confusión mental), la fatiga o los pensamientos obsesivos respecto a la enfermedad o la muerte. Hay que tener en cuenta que la persona que vuelve de un tratamiento oncológico se enfrenta a viejas realidades después de haber pasado por una experiencia vital que lo ha cambiado todo. «La persona que se fue no es la que vuelve; ni tampoco vuelve exactamente al lugar que dejó», opina la experta.
Tanto empleador como empleado deben tomar conciencia de que inician una etapa nueva. Y es responsabilidad de ambos «dedicarle el tiempo y la atención necesarios para que el resultado sea satisfactorio para todos», comenta.
¿Hay veces en que puede convenir más seguir trabajando que darse de baja en un proceso de este tipo? Como en todas las circunstancias de la vida, depende de la persona y de su realidad familiar, económica o laboral. “Seguir trabajando o darse de baja es una de las muchas decisiones que la persona con cáncer habrá de tomar”, reconoce Albaladejo. ¿Cuál es la opción que contribuirá a una mejor calidad de vida y a una mas pronta recuperación?
Tanto la legislación como las prácticas empresariales y sanitarias deberían acompañar a la persona a que tome la decisión más adecuada. Para toda persona que conviva con un proceso oncológico “será su médico quien valore las dificultades que se presentan para realizar las tareas habituales -entre ellas, las relacionadas con el contexto laboral-, tanto a nivel físico como psicológico”, señala Romeo.