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Cuando tu perro o gato no quiere comer y devuelve, cruzas los dedos para que el mal resulte pasajero. Muchas veces, así es. Pero también podría deberse a una enfermedad llamada pancreatitis. Y, en este caso, tu amigo peludo necesita ir al veterinario y un tratamiento. Estas son las preguntas más habituales en torno a la inflamación del páncreas.
¿Qué es la pancreatitis de la mascota?
La dolencia sucede cuando el páncreas del animal se hincha y sufre una inflamación. Pero no es una cuestión menor: este órgano cercano al estómago ayuda a digerir el alimento y, además, controla los niveles de azúcares en la sangre. Y es que el páncreas constituye una parte esencial del sistema digestivo. No solo produce hormonas como la insulina fundamentales para procesar y metabolizar los azúcares y las proteínas. También fabrica enzimas necesarias para la digestión: rompen el alimento en trozos más pequeños y ayudan a procesar los nutrientes para que el cuerpo pueda aprovecharlos.
El problema es que la inflamación del páncreas estrecha los conductos e impide que estas enzimas salgan. Pero ellas actúan independientemente del lugar donde se alojan. Esto se traduce en que hacen su trabajo en sitios que no deben: tanto en el páncreas como en otros órganos cercanos, como el estómago, el hígado y los riñones. En resumen: las enzimas digestivas de tu perro empiezan a romper y metabolizar sus propios tejidos, algo tan peligroso que incluso puede causar su fallecimiento.
¿Cómo la distingo de otro malestar del perro?
La pancreatitis puede aparecer de golpe, de forma aguda, e irse tan rápido como vino. O puede prolongarse durante más tiempo, lo que la convierte en crónica. En este último caso, sus síntomas surgen de forma gradual.
Los signos más frecuentes de esta dolencia son:
- Tu mascota pierde el apetito. Como consecuencia, muchos gatos sufren anorexia asociada con esta dolencia.
- Vomita. De hecho, «los vómitos constituyen el síntoma más frecuente en perros», explica Manuel Gascón, catedrático de patología animal en la Universidad de Zaragoza.
- Padece dolor de estómago. Resulta la señal más llamativa, ya que el can expresará su molestia colocando su cabeza cerca del suelo y elevando las patas traseras, como alejando su estómago del suelo. Esta posición encorvada se conoce como «la postura del rezo».
Otros síntomas frecuentes: «la fiebre, náuseas y diarreas, problemas que también surgen en el caso de las personas con pancreatitis», dice el veterinario. Además, la mascota puede sufrir falta de energía, jadeos y un ritmo cardiaco irregular.
¿Cuándo debería ir al veterinario?
Si tu mascota muestra alguna de estas señales durante más de un día o si estos síntomas son recurrentes en el tiempo, llévala al veterinario: podría ser pancreatitis.
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¿Por qué unos la sufren y otros no? Resumiendo mucho, la obesidad del animal -un problema de salud que padece la mitad de los perros y gatos urbanos- aparece como un factor de riesgo recurrente. Y añadimos otros factores, como una dieta con exceso de grasas.
Pero hay más. Los animales que ya padecen dolencias como la diabetes, el hipertiroidismo, la enfermedad de Cushing o la epilepsia parecen aumentar el riesgo de desarrollarla. Y, según los expertos, la pancreatitis incluso puede aparecer como consecuencia de una lesión o golpe fuerte en el abdomen.
¿Qué pruebas le hará el veterinario?
La dificultad para diagnosticar la pancreatitis en la mascota se explica porque sus síntomas no aparecen solo en esta enfermedad, ya que también constituyen señales de otro tipo de problemas digestivos o incluso de infección que nada tienen que ver con ella. Por eso, los veterinarios advierten: si el can o felino comienza a mostrar algunas de las molestias descritas, hay que llevarle a la clínica de inmediato.
Igual que los síntomas resultan complicados de determinar, tampoco hay un único análisis o prueba que sirva como veredicto definitivo para diagnosticar la pancreatitis. Por eso, el veterinario utilizará varias pruebas: desde palpar el abdomen, análisis de sangre, pruebas con ultrasonidos e incluso una radiografía de rayos X. En otras ocasiones, recurrirá a la biopsia, extracción y examen de una muestra de tejido del páncreas.
¿Cuál es el tratamiento más eficaz?
Nos lo temíamos. Puesto que la pancreatitis de perros y gatos no tiene una única causa, también carece de una cura única o definitiva. Y los expertos reconocen que siempre puede volver.
Por suerte, sí existe tratamiento para curar los síntomas de la pancreatitis. Incluyen la hospitalización en la clínica durante uno o varios días. En este tiempo el veterinario le aportará alimentación intravenosa que le nutrirá, mientras que la hinchazón del páncreas remite y los enzimas digestivos recuperan poco a poco su fluido natural.
¿Es recomendable cambiar la dieta? Cuando un perro o gato ha padecido pancreatitis y ha recibido tratamiento, lo normal es que su veterinario le proponga ciertos cambios en la dieta para ayudarle a controlar la enfermedad. En general, su alimentación tendrá que tener un menor contenido en grasa, mientras que precisará aumentar la cantidad de nutrientes como los carbohidratos y la fibra.
En primer lugar, el veterinario puede recomendar una dieta húmeda ligera; está dentro de las opciones de las dietas de alta gama para mascotas. Y no hay que olvidarse de repartir la ración diaria del animal en al menos cuatro dosis, pues, de este modo, su estómago trabajará con mayor suavidad.
En cualquier caso, antes de llevar a cambio cualquier modificación en su dieta, se debe consultar con el doctor o nutricionista veterinario. Tu amigo más peludo, y su estómago, te lo agradecerán.