¡Vaya faena! Se ha estropeado la lavadora y necesitas comprar una nueva. Así que acudes a una tienda (online o física) y, al comprobar los modelos en exposición, ves una A+ y piensas que suena bastante bien, eficiente, porque te preocupa el medio ambiente y -no nos engañemos- también quieres ahorrar con el consumo. Además, si en la etiqueta aparece una escala que va hasta la D, resulta evidente que hay otras mucho peor: la A, la B, la C y la D… Pero no. En la actualidad, en el mercado europeo se ha prohibido la venta de lavadoras, frigoríficos o lavavajillas por debajo de A+, por lo que esa lavadora en la que te fijaste es probablemente lo menos eficiente que puedes adquirir ahora mismo. De todo eso y de las ventajas de una nueva etiqueta energética para diversos aparatos domésticos hablamos con Mónica Vidal, coordinadora del área de Política y Acción Climática de ECODES (Fundación Ecología y Desarrollo).
¿En qué consiste el proyecto Label 2020?
Label 2020 es un proyecto de ámbito europeo conformado por 20 socios. ECODES es el socio español. Su objetivo es facilitar la transición hacia la nueva etiqueta energética de seis grupos de productos (lavadoras, lavadoras secadoras, frigoríficos, lavavajillas, bombillas y televisores) y ayudar a fabricantes y tiendas a no caer en la confusión, pero también contribuir a que los consumidores hagan una selección de producto lo más informada posible.
Los socios que formamos parte de Label 2020 pertenecemos a diferentes ámbitos: agencias de energía, ONG, consultorías… La Comisión Europea ha considerado que este proyecto puede ayudar en la comunicación tan necesaria que hace falta para la transición a la nueva etiqueta energética. Pero eso no significa que en los países donde no haya socios de nuestro proyecto no se vaya a hacer nada al respecto; se harán otras cosas.
Imagen: dusanpetkovic
¿Su implantación será obligatoria?
Sí, lo es en todo el ámbito de la Unión Europea (UE).
¿Por qué se introduce? ¿Cuál es el objetivo?
El etiquetado energético europeo de productos ha sido una pieza clave en el impulso a la innovación y al desarrollo de tecnología de producto para mejorar la eficiencia energética durante más de 20 años. El etiquetado estimula ambas partes: la innovación por parte de los fabricantes y la demanda de productos eficientes energéticamente por parte de los consumidores y los responsables de compras. Pero el actual formato de la etiqueta, donde podemos encontrar clases energéticas que van de la A+++ a la D, se ha convertido en complejo y confuso, sobre todo para el consumidor. Por ello, la UE ha decidido reinventar el sistema original con clases energéticas que van de la A a la G, eliminando los “+++” que aún acompañan a la categoría A.
¿Qué mostrará la etiqueta en cada categoría de producto, y cómo se ha de interpretar esa información?
En la parte superior se mostrarán las ya conocidas barras horizontales de colores en escala del verde al rojo, asociadas a una letra entre la A y la G, siendo la A la más eficiente y la G la menos eficiente. En la parte inferior veremos pictogramas que darán información específica del producto: nivel de ruido, capacidad del frigorífico, consumo de agua… Se incluirá además un código QR, que los consumidores podrán escanear para poder obtener información adicional sobre el producto.
Al tener que interpretar las etiquetas, ¿los consumidores verán diferencias entre los distintos productos (por ejemplo, entre las de las bombillas y las neveras)?
En las nuevas etiquetas existirán diferencias entre los distintos grupos de productos, igual que hay en las actuales. Por ejemplo, en el caso de las lavadoras, la etiqueta nos informará de la eficiencia del centrifugado, y en los televisores, del diámetro de la pantalla, pero en las bombillas solo aparecerá el consumo energético. Por tanto, sí, existen especificidades por grupo de producto.
¿En qué se distingue el nuevo etiquetado del anterior?
La principal diferencia es el reescalado de la etiqueta energética de la A a la G, eliminando las categorías A+, A++ y A+++. Y otro importante cambio será que se pondrá en marcha una base de datos digital para todo el mercado europeo, de modo que cada producto nuevo que se introduzca en el mercado también tendrá que estar registrado aquí, mejorando así la transparencia y facilitando la vigilancia en el mercado por parte de las autoridades nacionales.
¿Cuáles son las fechas previstas para su implantación? ¿Coexistirá con el etiquetado actual?
El 1 de marzo de 2021 la nueva etiqueta energética tiene que ser visible para todos los consumidores europeos, tanto en tiendas físicas como en tiendas online para estos seis grupos de producto. Y sí, habrá un periodo de pocos meses en el que las dos etiquetas, la nueva y la vieja, coexistirán en las tiendas.
¿Cuánto se puede ahorrar, a largo plazo, con un producto eficiente?
Si tenemos en cuenta el consumo de energía y agua en 10 años, para el caso de las lavadoras el ahorro en comparación a una poco eficiente puede ser hasta de 500 euros; en el caso de los frigoríficos, de hasta 600 euros; y en un televisor, unos 300 euros.
¿La implantación de la nueva etiqueta forma parte de un marco más integral de sostenibilidad y consumo responsable y eficiente?
Sí, todo se enmarca dentro de las políticas energéticas de la Comisión Europea, que se desglosa en las Directivas Europeas de Ecodiseño y de Etiquetado Energético. La directiva de Ecodiseño es la que va marcando las mejoras y los límites que los diferentes grupos de productos tienen que cumplir.
¿La nueva etiqueta energética tendrá un impacto medioambiental positivo?
Se estima que los ahorros de energía anuales totales de las nuevas etiquetas para 2030 sean de 38 TW/año, lo que equivale al consumo anual de electricidad de Hungría.